Benedicto XVI: Le Fosse Ardeatine, "una gravísima ofensa contra Dios"
En esa época eran dos muchachos. Uno alemán, Joseph Ratzinger, el otro italiano, Andrea Cordero Lanza de Montezemolo. Corría el año de 1944 y en Italia apenas había comenzado la primavera. Seguramente era un día pleno de sol como lo es aún estos días. Era un 24 de marzo y Roma estaba entonces ocupada por el ejército nazi, apoyado por los fascistas de Mussolini. Lo ocurrido aquel día fue llevado al cine con el título La represalia, interpretada magistralmente por la dupla Mastroianni-Burton, en los roles de un sacerdote italiano y un oficial alemán. Será el militar, con órdenes precisas desde Berlín, quien pondrá en acción la terrible máquina de la muerte contra 335 civiles y militares italianos católicos y judíos. Era la dura respuesta al atentado contra el "Polizeiregiment Bozen" en Via Rasella - en pleno centro de Roma- donde murieron 33 soldados de la SS...
| Marcel Gonzalo Unzueta (Italia) Marcel Gonzalo Unzueta (Italia)
En esa época eran dos muchachos. Uno alemán, Joseph Ratzinger, el otro italiano, Andrea Cordero Lanza de Montezemolo. Corría el año de 1944 y en Italia apenas había comenzado la primavera.
Seguramente era un día pleno de sol como lo es aún estos días. Era un 24 de marzo y Roma estaba entonces ocupada por el ejército nazi, apoyado por los fascistas de Mussolini.
Lo ocurrido aquel día fue llevado al cine con el título La represalia, interpretada magistralmente por la dupla Mastroianni-Burton, en los roles de un sacerdote italiano y un oficial alemán. Será el militar, con órdenes precisas desde Berlín, quien pondrá en acción la terrible máquina de la muerte contra 335 civiles y militares italianos católicos y judíos. Era la dura respuesta al atentado contra el "Polizeiregiment Bozen" en Via Rasella - en pleno centro de Roma- donde murieron 33 soldados de la SS.
Entre las víctimas -todos hombres- se contaban prisioneros políticos de la cárcel de Regina Coeli, otros fueron apresados en las calles sin justificación alguna. Setenta y cinco judíos fueron detenidos para ser enviados a un campo de concentración y dos chicos de 15 años. Cada uno de ellos recibió un disparo en la nuca. Sus restos se encuentran en la cueva conocida como Le Fosse Ardeatine, un lugar doloroso y sensible para los romanos.
A 67 años de aquella horrenda masacre, el 27 de marzo, el destino ha hecho que el joven alemán y el italiano de los que hablábamos al principio visitaran juntos Le Fosse Ardeatine. El primero, como Papa Benedicto XVI, el segundo, como cardenal y arzobispo emérito de la Basílica de San Pablo e hijo de un coronel, Giuseppe, una de las víctimas del nazi-facismo. Las dos ideologías, junto al comunismo, marcaron con sangre la historia mundial.
"Lo ocurrido aquí - ha dicho el Papa- es una ofensa gravísima a Dios, porque es la violencia deliberada del hombre sobre el hombre. Es el efecto más execrable de la guerra, de cada guerra, mientras Dios es vida, paz, comunión".
Asimismo, citando un grafito de la celda de tortura de la cárcel de Via Tasso, en Roma, ha dicho: " Creo en Dios y en Italia, creo en la resurrección de los mártires y de los héroes; creo en el renacimiento de la patria y en la libertad del pueblo... Dios mío, gran Padre, nosotros rezamos para que tú puedas proteger a los hebreos de la barbarie de las persecuciones...".
Comentando estas palabras, Benedicto XVI ha dicho que son el testamento de una persona desconocida que demuestra que "el espíritu humano permanece libre aun en las condiciones más duras".
En aquel nombre, Padre, ha dicho el Papa, está la garantía segura de la esperanza, la posibilidad de un futuro diverso, libre del odio y la venganza, un futuro de libertad y hermandad, para Roma, Italia, Europa y el mundo. Pero este ser hijo y hermano no se da por descontado. Lamentablemente lo demuestra Le Fosse Ardeatine. Es necesario quererlo, es necesario decir sí al bien y no al mal".
Por su parte, el cardenal Cordero Lanza de Montezemolo ha declarado que sus sentimientos "no han cambiado mucho", pues entonces tenía 18 años. "Perder al padre no es una simple herida, es una amputación. Recuerdo su sacrificio, su sentimiento de fe en la patria, en los valores que con aquel gesto nos ha dejado".
El prelado, que entonces participó en la dolorosa búsqueda de los cuerpos, explicó a Benedicto XVI la modalidad de la misma.
Al final de su visita, el Papa escribiól sobre el libro de visitantes ilustres una frase del salmo que habia leído en italiano rezando delante a las tumbas de las víctimas: " Non timebo quia Tu mecum es" (" No tendré miedo porque Tú estás conmigo".