CAMBIO CIEN MIL AVE MARÍA POR MIL ACCIONES DE AUTOEDUCACIÓN
Una excelente meditación que nos invita a reflexionar sobre cómo ejercemos el Capital de Gracias, y sobre cómo vivimos el legado que nos dejó nuestro Padre Fundador .¿Y qué nos dice en el Acta de Fundación? "Amo a los que me aman. Pruébenme con hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito" "El Capital de Gracias es el esfuerzo cotidiano, constante que le entrego al Señor por intermedio de María"
| Rafael Mascayano Medo Rafael Mascayano Medo
Sí, el título es provocador y desea llamar la atención sobre una práctica que según mi experiencia se ha ido extendiendo, y que me parece no concuerda con lo que el Padre Kentenich deseaba. Pensar que el Capital de Gracias se reduce a cantidad de Ave María rezadas, y es así que en algunas oportunidades percibo que se produce una verdadera competencia por quiénes rezan más Ave María, por cual o tal situación, y se asume esto como Capital de Gracias.
El P.K ya en el Acta de Prefundación le decía a los seminaristas que "Bajo la protección de María, queremos aprender a educarnos nosotros mismos, para llegar a ser personalidades recias, libres y sacerdotales (posteriormente, sobrenaturales). Posteriormente entra a explicar cada uno de estos aspectos, los cuales son la línea central de lo que será llamada después "el hombre nuevo en la nueva comunidad". Acentúa fuertemente el carácter de lo práctico: "...debemos aprender a educarnos nosotros mismos por la práctica constante de la autoeducación. Y en verdad, ocasiones no nos faltan".
¿Y qué nos dice en el Acta de Fundación? "Amo a los que me aman. Pruébenme con hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito". ¿Y cuál era ese propósito? "Mi exigencia se refiere a algo incomparablemente superior: cada uno de nosotros ha de alcanzar el mayor grado posible de perfección y santidad, según su estado. No simplemente lo grande, ni algo más grande, sino precisamente lo más excelso ha de ser el objeto de nuestros esfuerzos intensificados. Ustedes comprenderán que me atrevo a formular una exigencia tan extraordinaria sólo en forma de un modesto deseo".
En nuestra consagración de Alianza, le decimos a la Mater el "Nada sin Ti y nada sin mí", en una clara conciencia de que ambos estamos unidos en construir Schoenstatt a través nuestro, a través de nuestra constante claridad y certeza de instrumentos. Hoy con el Papa Francisco vemos con mucha claridad la necesidad de testimonios vivos, que con su vida dan muestra clara de la presencia de Cristo en la historia cotidiana.
La Mater en el Santuario nos acoge, "transforma" y envía. No vamos allí a tranquilizar nuestras conciencias, sino para convertirnos en testigos de Cristo en la historia, partiendo por nosotros mismos, siguiendo por nuestra familia, nuestro trabajo y más allá. Hoy necesitamos familias que recen juntas, pero unido a eso es crucial mostrar nuevas costumbres, nuevas formas atractivas de ser familia. Repitiendo lo escuchado por algunos sacerdotes, "las declaraciones son importantes, sin embargo debemos mostrar ejemplos claros de cómo vivir la nueva cultura mariana". Y ello implica esfuerzo, construcción de actitudes que hay que educar para crecer cada día en este hombre nuevo en la nueva comunidad.
El Capital de Gracias es el esfuerzo cotidiano, constante que le entrego al Señor por intermedio de María, para la construcción de personalidades y comunidades que le "hablen" a esta sociedad de que el amor de Dios se hace presente en la familia, el trabajo, la política, la economía, la salud, la educación. Y en un imperativo aún mayor, el P.K nos dice el 31 de mayo del '49: "La Santísima Virgen está desvalida, Ella sola nada puede. Es un honor para nosotros poder ayudarla".
El P.K nos insiste una y otra vez que la Virgen viene hacia nosotros como la "gran educadora", que a través nuestro desea coronarse en esta misión de Schoenstatt, que necesita de "testigos" para la construcción de esta nueva Iglesia y de esta nueva sociedad.
Santiago nos dice en su Epístola:
"Lo mismo ocurre con la fe: sino produce obras, muere solita. Y sería fácil decirle a uno: "Tú tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de mis obras". (Santiago, 2, 17 a 19)
En este momento de la historia universal, en este momento de la historia de nuestro país, en este momento del movimiento de Schoenstatt en tu lugar específico, ¿cuál será tu Capital de Gracias?