Carta del Secretario General Adjunto - CELAM Padre Sidney Fones, S. Sch.
Queridos hermanos y amigos: Al ver cuando escribí las últimas "notas" me doy cuenta que la anterior fue en diciembre 2011 como un pequeño saludo de Navidad. Me percato que el motivo de tanto silencio es que este comienzo de año 2011 ha sido vertiginoso y muy viajado de modo que uno no tiene la tranquilidad para escribir a pesar de siempre desear poder enviar una carta-"sonda". Se nota que me toca vivir los últimos meses por estas tierras colombianas sin saber exactamente el cuándo de partida. Pero en estas vísperas de Semana Santa no quisiera dejar de compartir algo de lo vivido. La cuaresma que termina ha sido un tiempo marcado por la cercanía de muchos conocidos y cercanos que han vivido un tiempo de grandes inseguridades de salud y otros que sin duda para uno son voces de Dios muy elocuentes que nos invitan a disponernos a acompañarlos pero que también motivan a revisar la propia vida y resguardarnos más vigorosamente en la presencia cercana y misericordiosa del Señor y de la Virgen. No dudo en decir que esta cuaresma para mí y mi curso sacerdotal comenzó en el tiempo de Navidad con el fallecimiento del P. Horacio Rivas, muy querido hermano de mi comunidad... (Leer más)
| P. Sidney Fones P. Sidney FonesSemana Santa 2011
Queridos hermanos y amigos:
Al ver cuando escribí las últimas "notas" me doy cuenta que la anterior fue en diciembre 2011 como un pequeño saludo de Navidad. Me percato que el motivo de tanto silencio es que este comienzo de año 2011 ha sido vertiginoso y muy viajado de modo que uno no tiene la tranquilidad para escribir a pesar de siempre desear poder enviar una carta-"sonda". Se nota que me toca vivir los últimos meses por estas tierras colombianas sin saber exactamente el cuándo de partida. Pero en estas vísperas de Semana Santa no quisiera dejar de compartir algo de lo vivido.
La cuaresma que termina ha sido un tiempo marcado por la cercanía de muchos conocidos y cercanos que han vivido un tiempo de grandes inseguridades de salud y otros que sin duda para uno son voces de Dios muy elocuentes que nos invitan a disponernos a acompañarlos pero que también motivan a revisar la propia vida y resguardarnos más vigorosamente en la presencia cercana y misericordiosa del Señor y de la Virgen. No dudo en decir que esta cuaresma para mí y mi curso sacerdotal comenzó en el tiempo de Navidad con el fallecimiento del P. Horacio Rivas, muy querido hermano de mi comunidad...
Pero también este tiempo ha estado marcado cuaresmalmente por dolores y tristezas que nos vienen de la propia comunidad eclesial como dijo Benedicto XVI, de nuestras propias debilidades y pecados. De la acción del mal entre nosotros mismos. Tal vez, lo más cercano y punzante ha sido la situación de nuestra Iglesia chilena. El descubrir, reconocer y que se conozca públicamente que el mal perverso no nos es ajeno y que quienes miran a la Iglesia sin benevolencia pero con deseos de apagar su presencia a veces molesta, no temen en enrostrarlo a todos los vientos y pasar la cuenta. Sin duda, lo que a uno lo ha tocado muy de cerca y pesado es que en la búsqueda de alguien en quien acumular esta antipatía, lo han encontrado en nuestro hermano el Cardenal Fco. Javier, alguien "a quien maltratar y que no abrirá la boca" como dice Isaías, y que lo escucharemos de nuevo este Viernes Santo. He recibido muchas cartas de acompañamiento y comentarios profundos de estos hechos que se viven fuertemente.
Esta Semana Santa volveremos a celebrar la Pascua de Jesucristo y procuraremos dejarnos renovar por él. Su amor imponderable, auténtico y profundo por el Padre y por nosotros "se lleva hasta el final" (Jn 13,1), permite que la cruz "hasta la muerte" (Fil 2,8) -así como ella fue- se transforme en vida plena y para siempre en su Padre y vida para siempre para todos los demás sin excepción a quienes Él ha abrazado desde la Cruz (Jn 10,10). La Iglesia es la comunidad portadora de esta esperanza para todos (1 P 3,15). Tantísimas cruces, así como ellas sean, al acercarlas al Resucitado se pueden convertir en fuentes de agua viva. La comunidad eclesial, porque vive esto como primer sujeto, siente su tarea en regalar esta experiencia al mundo actual que lo necesita con tanta urgencia: Desde Trípoli, pasando por incontables rostros, hasta nuestro propio Chile. Toda cruz es para la esperanza y la vida. La esperanza no es fruto de dientes apretados, de estoicismo y empeños voluntaristas; es fruto de la apertura y entrega al Espíritu que nos regala el Resucitado.
En este ambiente cuaresmal desde que se inicio este año de trabajo, también me ha tocado una serie de encuentros especiales que muestran como esa esperanza convive con mucha fuerza junto a la aflicción que vivimos y compartimos en la vida de la Iglesia. No podemos ignorar en este sentido la beatificación de ese hombre que todos vimos como vigoroso faro para el mundo y luego como anciano consumido en su enfermedad, Juan Pablo II.
A poco llegar a Bogotá, a inicios de febrero debí partir hacia Costa Rica para participar en un Congreso de pastoral vocacional latinoamericano. El principal charlista, el Prof. Cencini, puso el acento en que toda vocación (no sólo la de vida ministerial o consagrada) es en primer lugar un don y llamado de Dios y no una ocurrencia de uno mismo. Después de cumplir 45 años de sacerdocio sin duda que puedo afirmar esto con mucha fuerza. Toda nuestra vida es vivir ese don con fidelidad y alegría. En San José, Costa Rica, también pude compartir algunas noches con el vigoroso y creativo desarrollo de los matrimonios de Schoenstatt allí. Una alegría es ver cómo se vive este hecho como un llamado para amar en Alianza a la Iglesia y no simplemente como una buena agudeza nuestra bien lograda.
Casi inmediatamente después participé en una reunión de las directivas de los Obispos de EEUU, Canadá y CELAM-Latinoamérica. El tema no andaba muy lejos de lo vive la Iglesia hoy: como hacer de la comunicación (pública e interna) algo que sirva para la comunión eclesial, y que la comunión sea la animadora de toda comunicación. Baltimore (cerca de Washington DC) y lugar de la primera Catedral católica de EEUU fue el lugar de encuentro. Un anécdota del viaje: en el maletero sobre mi asiento del avión Houston-Baltimore, habían dos mochilas muy parecidas una mía (llena de mi ropa) y otra llena de aparatos electrónicos de alta seguridad. Su portador tomó la mía y yo, por descarte la de él. No detallo la urgencia de este pobre chinito por hacer el intercambio cuando lo detectó y yo me libre de una persecución policial...
Unos días después estábamos en Bogotá poniendo a punto la próxima Asamblea Ordinaria del CELAM en Montevideo (mayo 16-21) donde debemos dar cuenta de los últimos cuatro años trabajados para la Iglesia de Latinoamérica y el Caribe y sugerir pasos hacia el futuro para continuar con lo que el Santo Padre explicó en su entrevista "Luz del Mundo": "en lo que surgió allá (Aparecida, Brasil)... iniciamos una Misión Continental que ahora determina realmente los programas de las diócesis.... Por doquier se sentía (allí) la consciencia de que la Iglesia Católica vive y se encuentra vigorosa." Ahora todo el equipo actual (desde la Presidencia a los Ejecutivos) terminamos nuestro servicio y pasamos la estafeta. Habrá allí elecciones para ocupar los cargos vacantes de unos 45 Obispos y 18 designaciones de Ejecutivos.
Para sorpresa mía recibí una invitación del dicasterio correspondiente de la Santa Sede para hacer parte de la delegación católica en un encuentro judío-católico de alto nivel a realizarse los primeros días de abril en Paris, en College des Bernardins (s.XIII) que el Cardenal Lustiger (judío converso) restauro para la visita del papa Benedicto XVI. No podía saber quién y por qué habrían agregado mi nombre en esta delegación tan especial. Allí lo descubrí: fue por sugerencia de un miembro de la delegación judía!!!... para tener un partner de L-A. La erudición de los ponentes era tan alta que me sentí de regreso la universidad. Por supuesto, un par de visitas bellísimas, entre otros a la Catedral de Notre Dame (s.XII) y un recorrido en barquito por el Sena me quitaron toda animadversión a pasar el examen en ese ilustradísimo medio. Muy impactante también resultó una visita a un lugar de viviendas sociales donde los nazi acumulaban en una estación de Paris a los judíos franceses para enviarlos al campo de exterminio de Auschwitz, y escuchar sobre esto de dos sobrevivientes. Pesado el largo y rápido viaje, pero valioso.
Entremedio de este ir y venir de tantos lugares tan serios, con el Secretario General, Mons. Leopoldo González, aceptamos dos invitaciones que nos habían hecho durante el año pasado Obispos de Colombia para visitar sus diócesis en el norte caribeño. ¡Realmente otro país! Una de ellas fue a la hermosa ciudad de Cartagena con buenas visitas y caminatas a los lugares turísticos, una profunda visita a la casa de los jesuitas donde murió san Pedro Claver sj acogedor de esclavos, y también a las poblaciones pobres del lugar. Se incluyó un bello viaje en magnífica lancha hasta las islas de Rosario mar afuera de Cartagena pero a cuyo retorno nos remeció un viento que nos hizo pasar un momento nada de corto en silencio bastante espiritual... La otra invitación nos llevó a casa del Obispo del puerto más importante de Colombia, Barranquilla, aún más al norte. Allí se nota el salto creativo e industrial que hace Colombia en este momento y, sin programarlo, hasta nos tocó presenciar una parte de su famoso Carnaval donde me impidieron tomar fotos porque, en medio de la multitud que lanzaba spray blanco, me robaron la cámara fotográfica... tontito yo... al menos me traje un sombrero "vueltiado" típico de allá y distintivo de la delegación colombiana al próximo encuentro mundial de la juventud con el Papa en Madrid.
Nos avisaron con muy poca anticipación desde la Santa Sede que la Presidencia del CELAM tendría audiencia con el Santo Padre en Roma el día jueves 31 de marzo. Era la oportunidad que se buscaba para darle cuenta a él de este cuatrienio de trabajo. Esto permitió visitarlo, ser recibidos por él y tomar las respectivas fotos que hacen a todas sus visitas. Un hermoso recuerdo. Al saludarnos el Santo Padre se veía algo más delgado y agachado (84 años) pero con una lucidez total. Escuchó lo que se le presentó del CELAM e hizo observaciones a todo lo que se le dijo. Esos breves días aprovechamos de visitar algunos dicasterios (oficinas) de la Santa Sede también en orden a nuestra próxima Asamblea Ordinaria. Uno de esos días pude ir a almorzar a la parroquia de nuestros Padres en Roma. Es una visita que nunca me pierdo. Encontré allí de paso por Roma a nuestro Superior General, P. Heinrich Walter. Con él fui hasta el Santuario de Belmonte (en las afueras de Roma) y pudimos conversar personalmente de todo. Esta visita a Roma ha sido tal vez un último regalo de estos años aquí en el CELAM.
Así se van los días por acá, con bastante trabajo para la Asamblea y también para poder entregar ordenadamente la posta a quienes nos sigan. Ha sido un tiempo muy especial donde he podido experimentar de un modo muy realista y concreto ese "Amó a la Iglesia" que el Padre pidió que inscribieran sobre su tumba. Me ha tocado conocerla relativamente bien en esta porción que es el 50% de la Iglesia universal. Dios dirá si pude en cada momento amarla así como el Fundador nos sugería. También ya se va experimentado de la pronta separación de muchas personas que Dios ha enhebrado en mi camino de Alianza por acá tanto del CELAM como del incipiente Movimiento de Schoenstatt que surge por aquí.
Cuando me vine a Colombia fui a hacer retiro a las monjitas cartujas en Casablanca para dejarme sorprender por lo que me tocaría acá. Ahora iré a celebrar este Triduo Santo a la comunidad de Benedictinos cerca de Bogotá, para agradecer por las muchas sorpresas que encontré en estos casi ocho años y disponerme a las nuevas que Él me tenga. A todos un especial saludo y les deseo que todo lo que hay en la vida de cada uno de Uds. se convierta en fiesta de Pascua y alegría de Resurrección.
Padre Sidney Fones, S. Sch.
Secretario General Adjunto del CELAM