Cinta de Amor

El 10 de diciembre, en México se le entregó el premio Nacional de Derechos Humanos al Sacerdote Alejandro Solalinde, por su trabajo en la defensa de los derechos de los migrantes ante los peligros del narcotráfico y del cruce de la frontera con Estados Unidos. Amenazado de muerte por los carteles de la droga, Solalinde vive fuera de su país, pero ha sido un ejemplo internacional de la labor de un cristiano.

| Lucía Zamora (México) Lucía Zamora (México)

El 12 de diciembre festejamos en México a nuestra Virgen de Guadalupe. La Guadalupana, que además de plasmarse tan linda y hermosa en un ayate, nos regala una serie de símbolos en su vestimenta que nos hablaran por la eternidad. En ella podemos encontrar una cinta negra que envuelve su vientre. En los pueblos indígenas esta cinta representaba a una mujer embarazada. Es una cinta que nos habla de amor maternal, de entrega y júbilo. Para mí esta pequeña cinta representa la esperanza de un pueblo que ha sufrido de injusticia; que ha creído y ha sido defraudado; que se ha entregado en la misma desesperanza sin encontrar la gratitud. Una cinta que no solo nos recuerda la llegada de Jesús; nos recuerda la unión del pueblo mexicano, nos recuerda la raza que nos ha dado fuerza, sabiduría, identidad y dignidad. Es una cinta que circula a la Mater como un gran regalo de Dios a México y al mundo.

Hace unos días el Presidente de México entregó el premio Nacional de Derechos Humanos, al Sacerdote Alejandro Solalinde, por su trabajo en la defensa de los derechos de los migrantes. Como ya saben, México es el puente para los migrantes centro americanos, que los lleva a los Estados Unidos de Norte América. Y con tristeza debo contar que es un puente muy peligroso para esta gente. Los carteles del narcotráfico ven en estos hombres, mujeres y niños, un gran negocio, pues trafican con ellos, los obligan a ser sicarios y muchas cosas más que no quiero escribir y mucho menos describir.

El P. Solalinde ha sido para esta gente, una pequeña cinta Guadalupana, que no sólo le ha dado techo y comida, fundando el albergue "Hermanos en el camino" en Oaxaca, (en el sur de México), sino que ha sido defensor de sus derechos, regresando un poco de la dignidad que les ha sido arrebatada por la injusticia y la maldad de algunos hombres. Ha regresado en ellos la confianza que habían perdido en sí mismos y en los demás. El P. Solalinde ha sido ejemplo para el pueblo mexicano; para la misma Iglesia católica, que en algún momento le pidió dejar esta labor, y para todo gobernante que presume hacer bien su trabajo, sin ningún gesto de humanidad.

Solalinde ha estado recibiendo amenazas de muerte y por seguridad e insistencia del gobierno, dejó su México querido. Pues su trabajo con los migrantes ha dejado al narcotráfico sin un buen negocio. Este 10 de diciembre regresó para recibir un premio bien merecido. Un premio que le dio la oportunidad de hablar francamente con el Presidente y su gabinete. No sé si llego para quedarse, pues su labor humanitaria la ama desde lo más profundo de su corazón. De lo que sí estoy segura es que esté donde esté, él seguirá luchando por proteger a los desprotegidos, por poner en alto el nombre de Cristo con su entrega y compromiso. Seguirá siendo una cinta más de esperanza y amor en el vientre de María y en el corazón de mucha gente.

En el transcurso de nuestras vidas hemos encontrado cintas que unen, transforman y dan vida a un mundo que necesita sentirse atado a este listón de amor. A un mundo que quiere ser renovado y transformado. En este año de la fe y la Misión seamos una cinta Guadalupana para los demás. Seamos fuente de esperanza y de amor al prójimo con nuestras obras, con nuestras palabras.... con nuestro corazón y en alianza con María.

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs