Comenzando el 2012 con la virgen de guadalupe en México
Desde México, el Padre Patricio Moore escribe a los pies de la Virgen de Guadalupe. Reflexiona sobre las lecciones que nos dejó el año 2011 y nos deja el mensaje que el papa Benedito XVI emitió el 12 de diciembre para los pueblos latinoamericanos, a propósito de la fiesta de Guadalupe: "Están llamados asimismo a fomentar cada vez más iniciativas acertadas y programas efectivos que propicien la reconciliación y la fraternidad, incrementen la solidaridad y el cuidado del medio ambiente, vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión".
| Padre Patricio Moore Padre Patricio MooreDurante la eucaristía meditaba sobre el año recién pasado, sobre la microhistoria de cada uno de nosotros y sobre la macrohistoria del mundo llena de acontecimientos claves que intimidan y regalan esperanza. El 2011 nos despertó con el gran terremoto de Japón; las imágenes de la televisión aún nos conmueven. En nuestras vidas también existen momentos en que se mueve la tierra y la fuerza monumental del mar nos arranca de todas nuestras seguridades. La llamada primavera árabe nos recuerda que la historia no es un mecanismo inmutable que se asemeja a un reloj perfecto; la historia está en nuestras manos y la podemos cambiar. La crisis económica europea golpea al mundo entero: nuevamente el Señor de la historia nos recuerda que nada hay seguro en esta vida, que la última "seguridad del péndulo" se anuda arriba, en Dios.
Pero el 2011 nos regaló un poema de gozo y alegría en el encuentro mundial de jóvenes en Madrid. Esos dos millones de personas en la misa final con Benedicto XVI, son una utopía hecha plegaria y esperanza. Los jóvenes, "aves migratorias de la historia", nos señalan el camino hacia el mañana, ya vuelan hacia nuevos horizontes, antes que nosotros iniciemos nuestro andar. Allí en "Cuatro Vientos" sopló el aire del Espíritu Santo cantando y orando con dos millones de sueños. Aunque vivamos tiempos de crisis, esos jóvenes nos dejaron la más hermosa lección: "todas nuestras fuentes están en ti, Señor".
La Basílica de la Virgen de Guadalupe estaba llena de gente que llegaba, con esa fe viva y sencilla, a dejar sus penas y alegrías a los pies de su Madre. Todas las edades, todas las razas, todas las historias y todos los sueños son acogidos por la más hermosa Señora, allí en el monte del Tepeyac.
El Papa Benedicto XVI, el pasado 12 de diciembre del 2011, pronunció un discurso para la fiesta de Guadalupe, que nos deja una gran misión para los pueblos latinoamericanos y para este año que comienza:
"Actualmente, mientras se conmemora en diversos lugares de América Latina el Bicentenario de su independencia, el camino de la integración en ese querido continente avanza, a la vez que se advierte su nuevo protagonismo emergente en el concierto mundial. En estas circunstancias, es importante que sus diversos pueblos salvaguarden su rico tesoro de fe y su dinamismo histórico-cultural, siendo siempre defensores de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz; han de tutelar igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa que prepare rectamente a las personas y las haga conscientes de sus capacidades, de modo que afronten digna y responsablemente su destino. Están llamados asimismo a fomentar cada vez más iniciativas acertadas y programas efectivos que propicien la reconciliación y la fraternidad, incrementen la solidaridad y el cuidado del medio ambiente, vigorizando a la vez los esfuerzos para superar la miseria, el analfabetismo y la corrupción y erradicar toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión".