CONVIRTIÉNDOSE- Jesús Ginés O.
| Jesús Ginés Ortega Jesús Ginés OrtegaMe encantan los buenos científicos, así como los buenos políticos, los buenos religiosos y por supuesto los buenos padres, abuelos, primos, tios, nietos, compañeros de curso, camaradas de armas y poetas, cantantes o payasos. Son buenos de adentro, entre otras cosas, porque reconocen errores y pecados tanto en el pasado como en el presente. No conozco un sabio que diga que no se equivoca, ni santo que no reconozca pecado. Si además de hacer correctamente sus cosas, son buenos de adentro, de alma, de conciencia, de veras que me encantan y no puedo menos de admirarlos. ¡Qué perogrullada pareciera esta afirmación, si no estuviera tan reiterada en la actualidad una visión opuesta por parte de ciertos catones estridentes que por hoy dominan los medios!
En general, en el extraño mundo que nos toca vivir, mucha gente, sobre todo en las cadenas comunicativas de todo tipo de pantallas y ondas, nos hablan de todo lo contrario. No pueden ser buenos de alma los que cambian de opinión o conducta. Cuando un poeta, escritor, columnista y conocido entrevistador se atreve a insinuar que ha cambiado su modo de ver la sociedad, que reconoce haberse equivocado en el pasado en relación a los medios para conseguir la paz, la armonía, el bien común y la convivencia ciudadana, aparecen feroces perros mastines que le acosan desde las más distintas plataformas y le señalan con dedo justiciero, como traidor, en degradación constante y por lo mismo le arrojan una condena que pretende ser universal.
Ocurre en Chile y en el resto del mundo. No es necesario señalar nombres, pero estoy seguro que cada uno de mis lectores reconocerá en su entorno a algún espécimen de esta naturaleza. Y espero que entre nosotros, el que escribe y los que leéis, no caigamos en la misma trampa. Y si caemos alguna vez, lo más sabio es arrepentirse, que es lo mismo que convertirse- o sea volver al buen camino.
JESÚS GINÉS ORTEGA