¿Cuántos amigos tienes?
La amistad debe ser cultivada, cuidada y muchas veces hoy no nos damos el tiempo para hacerlo. En Schoenstatt existen los grupos de vida. Dentro de ellos cada miembro es un hermano de grupo, que al principio comienza cultivando un lazo de amistad que requiere el conocer al otro tal cual es. Este organismo de vinculaciones constituye un importante regalo de nuestra familia para la Iglesia. Por eso, hay que estar atentos a los caminos que nos va dando la Divina Providencia, para que cuando de forma natural se da una vinculación de amistad con otros, acojamos, cultivemos, cuidemos, acompañemos y potenciemos sus capacidades.
| Marcelo Felipe Lizana Marcelo Felipe Lizana"No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Jn 15, 9-17).
Hoy en día, cuando se les pregunta a las personas -incluso a los jóvenes- por la cantidad de amigos, la respuesta típica es "...tengo muchos conocidos pero pocos amigos..." o también "...se cuentan con los dedos de las manos...". Quien gana un amigo, gana un tesoro. Allí deposito parte de mi corazón, pues existe un darse mutuamente descubriendo al Cristo que hay en el otro, en un organismo natural de vinculaciones libres.
La razón de tener pocos amigos, se debe en parte a que en los tiempos actuales la amistad debe ser cultivada, cuidada y justamente no hay o no nos damos el tiempo para hacerlo. Ello requiere preocuparse por el otro, que me interese su bienestar de forma real, llamando o visitando en las fechas importantes. Debo estar en los momentos claves de la vida de mi amigo, preocuparme por sus intenciones y rezar por ellas, también rezar juntos, alegrarme en su alegría y llorar en su tristeza.
En Schoenstatt existen los grupos de vida. Dentro de ellos cada miembro es un hermano de grupo, que al principio comienza cultivando un lazo de amistad que requiere el conocer al otro tal cual es, lo que implica llegar a quererlo y aceptarlo por quien es como persona, más allá de lo que hace, sus gustos o a qué se dedica, sino que todos se sientan acogidos en el grupo, porque sus integrantes dan un ambiente de hogar.
Cuando el grupo llega a esta etapa, es cuando ya podemos hablar con toda seguridad de que este amigo ahora es mi hermano espiritual, es parte de mi familia e igual de importante, pues en él veo a Cristo que camina a mi lado, es parte del gran regalo del Padre José Kentenich como misión para nuestra familia, 31 de Mayo, la Cruzada del Pensar, Amar y Vivir orgánicos. "Las vinculaciones son relaciones cimentadas en la unión afectiva e inspiradas en el amor, que mantienen una gran continuidad. Nacen de las experiencias profundas, captan a toda la persona, su inteligencia, voluntad y sentimientos. Suelen anidar el subconsciente y mueven a actitudes y comportamientos motivados por su energía propia. No están sujetas a variaciones momentáneas, sino que se prolongan por un largo período o por toda la vida del hombre" (P. Carmona, 2003).
Este organismo de vinculaciones, también constituye un importante regalo de nuestra familia para la Iglesia, por tanto, la invitación es a preguntarnos ¿qué tal está nuestra vinculación con los miembros de nuestro grupo de vida o amigos?. Si han pasado varios años juntos, ¿he hecho sacrificios por ellos?, ¿los he acompañado en los momentos importantes de sus vidas, sé en que está cada uno? En definitiva, ¿conozco sus anhelos y esperanzas y los ayudo a cumplirlas?.
Finalmente, hay que estar atentos a los caminos que nos va dando la Divina Providencia, justamente para que cuando de forma natural se da una vinculación de amistad con otros, acoger, cultivar, cuidar, acompañar, potenciar sus capacidades y viceversa; dar la oportunidad para que luego de un tiempo podamos dar gracias a Dios Padre por habernos regalado un nuevo amigo, un nuevo hermano: ¡vinculaciones, todas las que podamos!