DEL ¿POR QUÉ? AL ¿PARA QUÉ?
DEL ¿POR QUÉ? AL ¿PARA QUÉ? Una invitación a replantearnos nuestra manera de actuar, para dejar de cuestionarnos el porqué de la cosas para reemplazarlo por un para qué.
| Roberto Prieto Roberto Prieto
Pareciera normal que frente a situaciones que descolocan, desconciertan o simplemente cuesta entenderlas, los afectados queramos hacer a lo menos una pregunta.
La más habitual, a lo menos en el medio en que me muevo día a día, es ¿por qué?; otra opción es preguntar ¿para qué?
Desde hace algún tiempo he venido trabajando-me para que frente a la necesidad inevitable de preguntar algo, opte por preguntar ¿para qué?, y la verdad es que los resultados logrados hasta ahora han sido, en mi opinión, notables.
Desde mi entender sobre esto, siento que la respuesta que recibo al ¿por qué? habitualmente tiende a intentar entregarme una justificación por lo realizado por parte de quien me descolocó o me desconcertó. Y algo me pasa con las justificaciones. Claramente no me gustan, me suenan a empate, a compensación, en definitiva, a evitar el hacerse cargo de lo hecho o dicho.
He descubierto que, por el contrario, cuando pregunto ¿para qué?, normalmente recibo como respuesta una declaración de la intención que motivó el actuar así. Y eso me gusta, porque con ello siento que, además de hacerse cargo de su comportamiento, se muestra genuino, sin máscaras y me anima a retribuir su confianza de igual manera.
Visto así, siento que mientras el ¿por qué? invita a defenderse, el ¿para qué? es un factor relacional y vinculante; mientras la primera forma me parece un tanto cuestionadora, la segunda opción la asocio a la anhelada aceptación incondicional del otro, esa que nos dispone a la colaboración por sobre la competencia desatada.
Siento y creo que muchas personas, sin duda más inteligentes que yo, habrán llegado a conclusiones similares, tal vez mucho más profundas y posiblemente sustentadas de manera irrebatible en aspectos científicos, y entonces me pregunto sobre qué es lo que nos determina a las personas que para relacionarnos optamos por recurrir con mayor frecuencia a un ¿por qué? en vez de a un ¿para qué?
No tengo una respuesta clara sobre esto, y creo que no es posible cerrar el punto en una unicausalidad, pero entre los muchos factores que pueden intervenir debe haber algunos en los cuales podemos tener injerencia directa.
Creo que uno de ellos, quizás no el más importante pero sí frecuente en mi medio, es cómo evitar la tentación de cuestionar las decisiones y actuares de los demás.
Pareciera ser que nuestra naturaleza nos lleva a tener la expectativa de que todas las demás personas, y particularmente las más cercanas, deberían actuar orientados por un modelo de emocionar, de sentir, actuar y comunicar que se adecúe plenamente a mis propios deseos.
Entonces, cuando no estoy de acuerdo con lo que alguien me dijo, en vez de mirarlo desde arriba hacia abajo y lanzarle un porfiado ¿por qué quieres eso? (arriesgándome, y posiblemente recibiendo como respuesta algo que no satisface a ninguna de las partes y que cierra la posibilidad de un diálogo) puedo usar la otra opción y preguntar ¿para qué . quieres eso?, pero mejor que eso me parece que la opción óptima es no preguntar nada, sino que amorosamente animar al otro para que me cuente sobre lo que él o ella espera conseguir con su actuar, sentir o pensar, y así tal vez yo descubra de qué manera puedo colaborar a que logre su querer, a encontrar eso que busca.
Me parece que ese es el objetivo último que tenemos los hombres en este mundo: ayudarnos mutuamente, colaborarnos, amarnos, y hasta donde yo entiendo, la mayor demostración de amor posible es dar la vida por el amigo, aceptar a los demás incondicionalmente, y mi propuesta para lograr esto es partir con algo tan simple como ir pasando paulatinamente, lenta pero constantemente desde un ¿por qué? a un ¿para qué? hasta llegar a que sin cuestionar el actuar del otro le pueda preguntar ¿y cómo puedo ayudarte a que lo consigas?
No es fácil, pero quien se atreva a dar el primer paso en esa dirección ya estará en camino para lograrlo.