Desde el Santuario, amor a la Iglesia y fe en la misión
Febrero, en general mes de vacaciones y distención, nos sorprendió con dos noticias, dos acontecimientos marcantes para nuestra Familia de Sch. y para la Iglesia; la paralización de las negociaciones con los Palotinos para la compra del Santuario Original y la renuncia del Papa al pontificado. Dos acontecimientos que nos asombraron y nos dejaron, probablemente, alarmados; ¿qué pasará ahora con el Santuario Original? ¿se retomarán las negociaciones para que finalmente el Santuario pertenezca definitivamente a la Familia de Schoenstatt?... Y ¿quién será elegido nuevo Papa para conducir a la Iglesia en estos momentos en que ésta enfrenta grandes pruebas y desafíos?
| Padre Eduardo Aguirre Padre Eduardo AguirreFebrero, en general mes de vacaciones y distención, nos sorprendió con dos noticias, dos acontecimientos marcantes para nuestra Familia de Sch. y para la Iglesia; la paralización de las negociaciones con los Palotinos para la compra del Santuario Original y la renuncia del Papa al pontificado. Dos acontecimientos que nos asombraron y nos dejaron, probablemente, alarmados; ¿qué pasará ahora con el Santuario Original? ¿se retomarán las negociaciones para que finalmente el Santuario pertenezca definitivamente a la Familia de Schoenstatt?... Y ¿quién será elegido nuevo Papa para conducir a la Iglesia en estos momentos en que ésta enfrenta grandes pruebas y desafíos?
Todo esto ocurre en el marco del "año de la fe", motivado por Benedicto XVI y en el "año de la misión", el tercer año del trienio de preparación a la celebración de los 100 años de la Alianza de amor y de la fundación de Schoenstatt, en el 2014. Todas estas circunstancias nos llevan a preguntarnos, a la luz de la fe práctica en la Divina Providencia... ¿Qué nos señala Dios con todo esto?, ¿cuáles son sus planes de amor y sabiduría en la conducción de la Iglesia y de nuestra Familia en estos momentos que vivimos? ¿qué respuesta espera de nosotros? Probablemente habrá diferentes posibilidades de respuestas y de interpretaciones de estos sucesos... pero tenemos que esforzarnos por responder a la conducción de Dios con fe, con compromiso, con esperanza y con audacia.
Independientemente de las interpretaciones que podamos dar, partimos siempre de la fe en que Dios conduce a la Iglesia y la Familia y que si nos esforzamos por colaborar con nuestra entrega y compromiso fiel, la historia seguirá el rumbo querido por Dios. Confiamos en que la decisión de Benedicto XVI ha sido sabia y acertada, y que nos deja un gran ejemplo de humildad, de coraje, de amor a la Iglesia y de entrega a los planes de Dios. Confiamos plenamente que el Espíritu Santo suscitará, a través de los Cardenales, al Papa que la Iglesia requiere para los difíciles momento que vive nuestra Iglesia hoy. Asimismo, confiamos llenos de fe en nuestra Alianza, que nuestra Mater se mostrará victoriosa, una vez más y en el momento oportuno, en el proceso de retorno del Santuario Original al seno de nuestra Familia de Schoenstatt. Probablemente, Ella quiere que no quepa duda, que si el Santuario Original vuelve a la Familia, no será sólo por la habilidad humana y eficiencia de las negociaciones materiales, sino que por una clara intervención suya, como signo de su fidelidad a la Alianza, a la realidad del Santuario y a la misión de Schoenstatt. Así fue con la liberación de nuestro Padre en 1965, después de 14 años de exilio en Milwaukee... Quizás, cerca de cincuenta años más tarde, se produzca así también la liberación del Santuario Original.
Sin duda, parte de nuestra respuesta y colaboración creyente a la conducción de Dios es siempre con nuestra oración y capital de gracias. Tenemos que rezar e implorar con insistencia al Espíritu Santo, por la elección del nuevo Papa y tenemos que intensificar nuestra oración y capital de gracias por la liberación del Santuario Original, en este año 2013, que quiere estar marcado por la profundización de nuestra fe y por la intensificación del compromiso con nuestra misión para la Iglesia.
En febrero, entre la fiesta de la Presentación del Señor (también llamada de la Candelaria) y la fiesta de N. Sra. de Lourdes, recibimos la noticia de estos dos sorprendentes acontecimientos. Con actitud providencialista y como discípulos de nuestro Padre y fundador, podemos verlos relacionados; la renuncia de Benedicto XVI nos llama la atención hacia la Iglesia y a los serios desafíos que enfrenta actualmente; nos interpela a renovarnos en nuestra fe, en nuestro amor a la Iglesia y en nuestro compromiso con su renovación. Al mismo tiempo, las dificultades en relación a la recuperación del Santuario Original, nos desafían a renovarnos profundamente en la fe y vinculación al Santuario, con su significado como lugar de gracia para la renovación de la Iglesia y a comprometernos aun con más fuerza y empeño por la misión que se nos ha confiado a través de nuestro Padre. El Santuario es la fuente de gracias para nuestro carisma y para nuestra misión de servicio a la Iglesia de nuestro tiempo.
Desde nuestro Cenáculo de Bellavista y en Alianza con nuestro Padre, renovemos nuestra fe en la misión, nuestro compromiso con la Iglesia y nuestra entrega como Familia de Schoenstatt, como apóstoles de un nuevo Pentecostés.