Domingo de la Santísima Trinidad del Centenario

Schoenstatt es "originalmente trinitario", "contemporáneamente trinitario", e incluso se podria decir que es "históricamente trinitario". Esto es parte de una reflexión del padre Kentenich que hoy el padre Joaquín Alliende comparte con nosotros.

Martes 16 de septiembre de 2014 | P. Joaquín Alliende

Por el 18.10.14 Schoenstatt es "expresa y marcadamente trinitario" (acentúa lo trinitario y no es implícitamente trinitario, al modo de todo quien confiese el Credo de la Iglesia católica). "Es originalmente trinitario" (porque es marianamente trinitario). Es "contemporáneamente trinitario" (busca responder al hoy antropológico de este tiempo. Se podría decir también, "históricamente trinitario"). Así escribió el fundador en su carta desde Uruguay un 18.10.48.

Y nuestro padre nos señala que él acentúa la visión trinitaria según las Iglesias de Oriente, las cuales son más dinámicas, no se focalizan tanto en la Trinidad considerada en sí misma, sino en su relación con los hombres, desde el momento de la Creación, hasta nuestro existir en el cielo para siempre. Y nos observa que la Iglesia occidental nos formula más el misterio como aparece en el Prefacio de la Fiesta de la Santísima Trinidad y en las palabras centrales del bautismo: "... en nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo". Esta fórmula es más bien estática, y procura más dejar en claro que las Tres Personas son un Dios en una absoluta equivalencia de cada uno de los Tres.

Su visión la condensa en el Hacia el Padre, al orar: "al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo" (HP 185 y en la doxología de cada una de las horas del Oficio de Schoenstatt).

Lo dinámico se resume en la sola letra "a", que corresponde a un "hacia".

Con la palabra "por" Cristo, se señala que Cristo es el Camino y que Cristo es el Intercesor... vamos al Padre por la intercesión humana-divina de Cristo, según la cristología de la Carta a los Hebreos.

"en" significa desde mi intimidad más propia, fundida con el Espíritu Santo. Significa que el Espíritu Santo pasa a ser "alma de mi alma", según su plegaria en Pentecostés de 1965, en el exilio en Milwaukee (ver HP 639).

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