El pecado original y la pedagogía del Padre Kentenich
Con respecto al pecado original el Catecismo Católico dice: Numeral 397: "El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19).
Jueves 23 de julio de 2009 | Mario Requena PintoCon respecto al pecado original el Catecismo Católico dice: Numeral 397: "El hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador (cf. Gn 3,1-11) y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre (cf. Rm 5,19). En adelante, todo pecado será una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.". Asimismo, en el Numeral 398 encontramos: "En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, constituido en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente "divinizado" por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (cf. Gn 3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (S. Máximo Confesor, ambig.). Por su parte, el Padre Kentenich (PK) nos dice: "Dios actúa siempre a través de causas segundas que actúan libremente, adaptándose a ellas con cuidado..." "En el gobierno del mundo ejercido por Dios, el ser humano dotado de libertad personal, es la causa segunda que actúa libremente". Es sencillo entonces concluir que para que esa causa segunda sea efectiva, es necesario que lleguemos a ser personas firmes, libres, porque Dios no quiere galeotes sino "remeros libres". Con esta figura de "remeros libres" el PK condensa brillantemente la figura del Hombre Nuevo que será aquel que deposite su libertad en manos de Dios y acepte libremente que Él maneje el barco de su vida, consintiendo también que el infinito amor que Él nos tiene no permitirá que los sufrimientos que tenga destruyan su alma. El PK insiste que "El ideal aludido del remero voluntario en el reino del amor, a diferencia del galeote, recorrerá desde entonces, a modo de un hilo rojo, toda la historia de la Familia hasta el día de hoy" y es por eso que nos remarca que "Nada puedo hacer con hombres masificados, sino sólo con personas autónomas, hombres o mujeres; con personas capaces de formarse un juicio propio y defenderlo. ¿Les parece que habría podido fundar un Movimiento de esta magnitud si hubiera procedido de otra manera, si hubiera tolerado la masificación?" El PK quiere transmitir este concepto a la Familia hasta que se haga "carne en ella" y para lograr esa libertad interior el Fundador escoge ir a Dachau, de esta manera, con el sacrifico de su libertad física (o exterior) el Padre Kentenich espera que la Familia trabaje y se ponga en manos de la Mater para conseguir que la Familia "internalice" el principio de remeros libres que él ya había hecho suyo de manera definitiva siendo aún muy joven. Lo dice de manera clara cuando afirma: "Lo más valioso que tiene el ser humano es su libertad. Con sincero y ardiente amor ofrezco esa libertad para que Dios obsequie en abundancia a la Familia ese espíritu de la libertad de los hijos de Dios que tanto deseo para ella". La conclusión que se puede sacar es que el Padre Kentenich al insistir que los schoenstattianos se eduquen en la pedagogía de la libertad y la obediencia con el anhelo de llegar a ser "remeros libres" de la Mater, en los hechos está apuntando a lo más medular y cardinal de la tensión interior que tienen el hombre y la mujer producida por el pecado original que es nada menos que ponerse ellos como causa primera y última de la naturaleza. Si el schoenstattiano, con la pedagogía que el Fundador plantea - y en los hechos cualquier ser humano- logra superar esta tensión, entonces podemos afirmar sin temor a equivocarnos que su felicidad y paz en la tierra así como su camino al cielo, están seguros.