En medio de las trincheras
Max Silva tuvo la oportunidad de celebrar el jubileo en el santuario original en Alemania. Hoy comparte con nosotros una refexión sobre lo que vivió ese día, y comienza recordando a los jóvenes que fundaron el Movimiento, muchos de los cuales dieron su vida en la guerra.
Sábado 29 de noviembre de 2014 | Max SilvaPersonalmente me impacto profundamente estar 100 años después, en el mismo lugar donde un grupo de jóvenes se consagraron a María, tal vez sin ni siquiera intuir lo que se venía por delante para la historia de Europa. Nadie en esa época vislumbraba lo que sería la Primera Guerra Mundial, acontecimiento que fue campo propicio para santificarse para esos jóvenes. Ellos nos dicen que la santidad se encuentra no solo en conventos, sino que también en medio de las trincheras.
Ese contraste me impacto, lo sencillo, pequeño e ignorado del gesto y el lugar en que ocurrió, pero que su eco permitió que 100 años después estuvieran miles de personas, de tan distantes lugares y distintos idiomas, renovándolo.
Por ello medite mucho cual es mi trinchera personal, el lugar en que Dios quiere que viva, las situaciones que quiera que viva, las personas con quiere que viva, la realidad concreta que me toca, y que me llama a evangelizar. El lugar donde María quiere que me santifique.
Por ello la renovación de la Alianza el 18 de octubre de 2014, ha querido ser también un gesto sencillo, pequeño pero que por la presencia de María adquiere un potencial inusitado en nuestras vidas.
Es cierto que las tareas son inmensas y nos moveremos en un ambiente cultural cada vez más inhóspito, pero no puede ser de otra manera, la historia auténtica de Schoenstatt siempre ha sido de avatares y desafíos contantes, solo la fuerza de la Alianza permitirá que se haga realidad aquello que se lee en el Santuario: Un Hijo de Maria Nunca Perecerá.
Fueron días hermosos y de mucha Gracia. Agradezco a la Mater haberlos podido vivir en esa tierra santa.