Encuentros de amor con la Mater.

Los días pasan... Dios habla, María también, y yo...escucho lo que quiero escuchar. Otra vez siguen llamando, pero ahora...me llamaron al oído.Día 1...lunes 20 de enero 2014Acudimos al Santuario a celebrar el 2o hito del P. Kentenich, con una linda misa. Fue una noche fría y con poca asistencia, solo 14 personas y el Padre, nos encontrábamos ahí...sentados, escuchando sin ningún micrófono que pudiera cambiar la voz de nuestro querido P. Felipe, solo 15 personas en un pequeño Santuario. Unidos con el mismo sentimiento...el de encontrarnos con la Mater y vivir dentro de nuestro corazón, el gesto de amor de nuestro querido fundador. El frío, la quietud de la noche y los amigos ahí reunidos, hicieron de esta visita a la Mater, un glorioso encuentro.

| Lucia Zamora Lucia Zamora

Los días pasan... Dios habla, María también, y yo...escucho lo que quiero escuchar.
Otra vez siguen llamando, pero ahora...me llamaron al oído.
Día 1...lunes 20 de enero 2014
Acudimos al Santuario a celebrar el 2o hito del P. Kentenich, con una linda misa. Fue una noche fría y con poca asistencia, solo 14 personas y el Padre, nos encontrábamos ahí...sentados, escuchando sin ningún micrófono que pudiera cambiar la voz de nuestro querido P. Felipe, solo 15 personas en un pequeño Santuario. Unidos con el mismo sentimiento...el de encontrarnos con la Mater y vivir dentro de nuestro corazón, el gesto de amor de nuestro querido fundador. El frío, la quietud de la noche y los amigos ahí reunidos, hicieron de esta visita a la Mater, un glorioso encuentro.

Día 2...martes 21 de enero 2014.
Solo Ella y yo en el Santuario, solas...la Mater y yo. El viento fue nuestro único acompañante; bueno... también el frío nos hizo una agradable compañía, pues en esos instantes, fue suave y podría decir que logro un ambiente cálido, entre el dialogo de dos mujeres. Un instante único, como si Ella lo hubiera arreglado para que así sucediera, para que yo lograra escucharla en el viento y sentirla en el frío . Mi encuentro fue otra vez...glorioso.
Día 3...miércoles 22 de enero 2014
Acudí nuevamente a las 6 de la tarde, y a pesar del frío...no estuve sola. Llegue y me encontré con dos jovencitos que con amor, fervor y alegría, cantaban a todo pulmón a nuestra querida Mater. No sé si era otro de sus regalos para mí, pero yo lo tome como tal y me gusto mucho, disfrute esos minutos de oración con dos muchachos que ya con su presencia, le decían a La Mater cuanto la amaban. Estos jóvenes que además fueron mis alumnos, hicieron de mi visita, un encuentro de amor...puro amor. Solo uno de ellos se percato de mi presencia. Nuevamente...glorioso
Día 4...jueves 23 de enero 2014
Ahora yo invite a las señoras de mi curso, señoras que viven cerca del Santuario (en la periferia) y que nos reunimos cada jueves a estudiar nuestro "libro 1". A pesar de ya tener más de un año trabajando con ellas, aún no veo ese brillo que nace en la mirada de todo aquel que ha descubierto a la Mater, pero poco a poco han ido ablandando su corazón, y justo ese día al salir del Santuario me pidieron que las enseñara a rezar el "Rosario". Así me hablo ahora la Mater...con delicadeza...¡Mater!...¡estoy tan agradecida contigo!...otra vez...¡glorioso!
Día 5...viernes 24 de enero 2014
Un poco más de las 6 de la tarde...solas nuevamente, Ella y yo, ahora no escuchaba el viento; todo fue quietud, frío y un poco de oscuridad; pero aún así...no deje de sentir su presencia, su alegría por estar acompañada; y Ella no dejo de sentir mi corazón, no dejo de escuchar mis oraciones en mi voz que resonaba un poco por la soledad, y lo más bonito...no dejo de mirarme, me di cuenta al ver la sombra que se hacía cada vez más grande al paso del tiempo, no fueron muchos los minutos, pero la Mater oculto a el sol para regalarme la sombra del retablo y decirme como me cobija, como me mira y como me escucha...con amor, mucho amor ¡Gracias!
Día 6...sábado 25 de enero 2014
Sucedió en la calzada, caminando al Santuario...caminan un padre y su pequeño hijo, el niño no dejaba de brincar y de hablar, su padre lo tomo con amor de la mano y siguió escuchándolo. En el camino me encontré con Rogelio, el señor que cuida el Santuario, junto a él a un pequeño cachorro que no conocía, juguetón y un poco escandaloso. Estos dos sucesos me recordaron el por que, de mis visitas al Santuario en esta semana.
Ocho días antes, mi hijo mayor (19 años) buscaba con los ojos llorosos a su perra de casi 9 años de edad, que se había extraviado. Y yo lloraba solo de ver como con el frío, salía en su búsqueda, a veces en carro y otras caminando, pero siempre regresaba con sus ojos tristes. Me dolía verlo así, preocupado. Ese domingo hable con la Mater y le prometí visitarla en el Santuario toda la semana para que nos regresara a "Laika". No pasaron más de 10 minutos de mi charla con Ella, cuando ahí, en misa, una llamada levanto a mi hijo de la silla. Una señora había encontrado a la perra. Sus ojos cambiaron, su sonrisa volvió a tener vida. Se persigno y salió corriendo a buscarla.
Y así fue como llegue a sentarme con María en el Santuario, día a día, agradeciendo el milagro, tal como se lo había prometido. Disfrute mucho su compañía, disfrute de sus regalos y de su mirada. Día a día agradecí no solo la sonrisa de mi hijo, agradecí todo lo que se me venía a la mente, muchas cosas, solo agradecí. Creo que la recompensa fue doble para mi, sentir la mirada de María y disfrutar la sonrisa de mi hijo.
Ahora creo que la Mater me quería hablar de otra manera... quería hablarme al oído para decirme todo lo que me quiere. Y yo, pude decirle también al oído... cuanto la quiero.
Uno días de tristeza se convirtieron en una dulce semana de poesía pura.

 

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