Evangelio domingo 11 de diciembre

Domingo 11 de diciembre de 2022 | Juan Francisco Bravo

11 de DICIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 11, 2 - 11

Tercer Domingo de Adviento

Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino. Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

¿Qué fueron a ver al desierto? ¿una caña agitada por el viento?

Jesús me dice: "¿Qué fuiste a ver al desierto? ¿una caña agitada por el viento? ¿un hombre elegante? ¿un ganador? No. Fuiste a ver a Juan Bautista. Algunos dirán que es un mendigo, un proscrito o un loco; pero es un gran profeta. Mira cómo sale de la comodidad de la ciudad, y habita lugares desiertos. Mira cómo experimenta la soledad, el frío, el hambre y el miedo. Juan escucha la voz profunda de Dios en la naturaleza que lo rodea y en su propio interior. Es un profeta: porque está conectado con la naturaleza y conmigo. Tú también sé mi profeta: anda y habita esa incomodidad y me encontrarás en el pesebre."

En este evangelio me siento impulsado a reconocer la dimensión sagrada de lo que hago. Siento frustración: vivo sin darme cuenta de cuán sagrado es mi entorno y mi vida. Siento arrepentimiento porque muchas veces me parezco a un hombre que va al desierto y, una vez ahí, en vez de darse cuenta de que está con un gran profeta como Juan el Bautista, se queda observando una caña en el viento. Pero también siento entusiasmo: ¡qué ganas de que a mí también se me regale esa sabiduría de descubrir en el desierto el regalo del Salvador!"

Jesús ¡gracias por este Adviento en el que me has hecho el regalo de mostrarme el camino de San Juan Bautista! Quiero seguir sus pasos por el desierto y descubrir cómo todo me lleva hacia Ti. Regálame integrar mi intuición más profunda. Regálame integrar mis dimensiones más salvajes y primarias. No me gustan. Me dan miedo. Pero quiero rescatarlas para que me lleven a Ti. Que reconozca en ellas un camino profético hacia Ti. Que pueda enderezar mis caminos. Y que esos caminos me lleven a tu pesebre.

AMÉN

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