Evangelio lunes 14 de marzo
Domingo 13 de marzo de 2022 | Juan Francisco Bravo14 DE MARZO DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 6, 36 - 38
Lunes de la Segunda Semana del Tiempo de Cuaresma
Jesús dijo a sus discípulos: «Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».
Meditación de Bernardita Marín Paul.
"Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso."
Creo que el Señor me quiere decir: en este evangelio te quiero mostrar las palabras que siempre debes guardar en tu corazón, para ir conociendo el camino y tener vida en abundancia. Guárdalas, hazlas tuyas y vívelas. Te he regalo un corazón misericordioso, que se conmueve ante la necesidad de los demás y va en su ayuda. Así como yo te miro y conozco todo acerca de ti, tus debilidades y fortalezas. Tú, mira con compasión y amor, no juzgues, condenes o sentencies algo o alguien, es un influjo negativo que te quita la libertad de amar más, deja ser, aprende a perdonar, que liberará tu espíritu, porque se unirá con el mío.
Que claro es el Señor para comunicarse conmigo, en pocas palabras me muestra un universo de actitudes, que lo único que buscan es que comprenda el camino. Que atractivo me parece hacer mía la misericordia. Mi corazón se llena de cariño y ternura por el ser humano, débil, desorientado. Además, el Señor me deja claro que todo ese amor y medidas con que yo ame o juzgue, se me devolverán. Es un Dios amoroso, que me cuida y sabe darme o regalarme lo que necesito. El me da su respaldo siempre cuando amo, me ayuda y entrega más de lo que necesito. Él me reconoce y me da mucho más de lo que yo doy.
Señor mío ayúdame a desprenderme del juicio, aplaca mi soberbia de poder siquiera pensar que puedo juzgar a un hermano. Que no condene a nadie porque no responde a mi medida. Quiero sentirme segura del camino de amor generoso que emprendo y que no me duelan las faltas de amor y no juzgue, ni menos condene y sepa perdonar, todo el dolor que me puedan causar. Tú amor eterno, bueno y misericordioso es la medida a la cual me llamas. Enséñame Señor a ser humilde para comprender las dimensiones del perdón ¡Que así sea!
AMÉN