Evangelio martes 12 de abril

Martes 12 de abril de 2022 | Juan Francisco Bravo

12 DE ABRIL DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 13, 21 – 33.36 - 38

Martes Santo

Jesús, estando en la mesa con sus discípulos, se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?". Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer". Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás".
Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti"

Es como si san Pedro me dijera: "¡Qué dolor este texto! ¡qué vergüenza más grande! ¿Cómo puede ser que haya pasado esto? Pero no te confundas: la mayoría piensa que yo estaba equivocado cuando, en medio de mi entusiasmo, dije esto. Pero el error no fue comprometerme ni entusiasmarme; sino que no haber perseverado. Así que, si tú te entusiasmas cada vez que te encuentras con Jesús, si quieres ofrecerle tu corazón y tu vida: ¡no te contengas! ¡hazlo! Y cuida que, cuando venga la hora de la prueba, estés atento y permanezcas fiel.

Me horroriza este texto. Empatizo con Pedro, ¡lo puedo entender muy bien porque a menudo me encuentro actuando parecido a él! Me emociona ver que el error de Pedro no fue prometer lo que no iba a cumplir, sino que no cumplirlo. La promesa y el entusiasmo no estaban mal. Yo mismo contengo mi entusiasmo y mis impulsos a seguir a Jesús por miedo a terminar negándolo antes del canto del gallo. Sin embargo, en esta meditación, Pedro me invita a no reprimir mi entusiasmo por seguir a Jesús. Esta respuesta, que es tan propia mía, debo utilizarla como un trampolín para comprometer mi fidelidad ante la prueba.

Querido Pedro, tú que fuiste un amigo de Jesús, consejero de los apóstoles y sufriste por haber negado a tu amigo, enséñame a ser mejor. Ayúdame a recuperarme de nuevo, como tú lo hiciste con Jesús una vez que te diste cuenta de tu error. Acompáñame, san Pedro, en mi día cotidiano, para que no tenga miedo a entusiasmarme en seguir a Jesús y aprenda a renacer de nuevo cada vez que pierdo el foco y dejo que las conveniencias minen la solidez de mis convicciones.

AMÉN

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