Evangelio martes 21 de mayo

Martes 21 de mayo de 2024 | Juan Enrique Coeymans

21 de mayo de 2024

Evangelio según San Marcos 9, 30-37

Martes de la séptima semana del tiempo ordinario

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Meditación de Francisco Bravo Collado

"El que quiere ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de todos"

Es como si Jesús me dijera: "El que quiere hacerse el primero, debe hacerse el último de todos. El último es el más sencillo, el con menos ribetes, el más inocente. Tú quieres hacerte el primero, tú tienes ansias de hacer grandes cosas, tú eres ambicioso con tu propia vida. Esperas grandes cosas. Pero no estás dispuesto a hacer el trabajo pequeño. Hoy, que estás abrumado de tantos proyectos grandiosos, es el momento del trabajo pequeño. De no olvidar lo más básico y sencillo. "

Veo que, si no soy más atento, todo se me va a desarmar por quedarme con las grandes cosas y descuidar lo básico. Este texto no solo me llama a la infancia espiritual en mi corazón: me llama especialmente a ponerme serio con las cosas sencillas que debería resolver en mi vida diaria. En particular, veo que he estado descuidando la entrega oportuna de estas meditaciones. Y cuando se me plantea la posibilidad de dejar de hacerlas – que, en la práctica, es lo que he estado haciendo-, me doy cuenta de cuán importantes son, y que realmente me las estás pidiendo.

Jesús, amigo mío y maestro; perdón por dejar de lado – por no priorizar debidamente, por no ser suficientemente diligente- algunas de mis tareas más lindas e importantes. Hoy te quiero ofrecer mi compromiso a cumplir con lo que prometo. Te pido, además, que me muestres cómo ser como un niño para servir a los demás. Gracias por invitarme a encontrarme contigo en tus textos. Gracias por enseñarme a practicar la meditación kentenichiana. Hazme sencillo. Hazme comprometido.

AMÉN

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