Evangelio martes 24 de enero

24 DE ENERO DEL 2023
Evangelio según San Marcos capítulo 3, 31 - 35
Martes de la Tercera Semana del Tiempo Ordinario
San Francisco de Sales, Obispo y Doctor de la Iglesia, Memoria Obligatoria

Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: "Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera". El les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: cuando estoy diciendo que mis seres queridos son los que hacen la voluntad del Padre, estoy remarcando algo fundamental: No es la sangre, ni las palabras, sino el hacer la voluntad del Padre lo que debe importarles a Uds. Y por eso, en la transmisión de la fe deben concentrarse y practicar y enseñarse unos a otros como discernir la voluntad de Dios específica para cada cristiano. Hay cosa que son obvias y comunes para todos pero no deben olvidar que para cada persona existe también un designio específico de amor y respuesta a la voluntad de mi Padre.

En la vida de fe el tiempo y las acciones se nos van según los designios para todos, y es una buena práctica, pero nos olvidamos de lo que específicamente Dios nos pide en muchas ocasiones de la vida. Darse tiempo para el silencio, para la meditación es una costumbre que nos irá enseñando como escuchar y decidir lo que el Padre nos pide personalmente. No debo temerle al silencio, como si fuera una pérdida de tiempo, sino que es un regalo de Jesús que nos enseñó durante su vida .

Señor Jesús, te adoro y te agradezco los regalos que nos haces cuando aprendemos a discernir la voluntad del Padre, para ser de esa manera hermano y cercano tuyo. Señor Jesús te pido la gracia de estar siempre alerta a los designios del Padre que nos habla en las circunstancias de la vida a cada uno. Desde el fondo de mi corazón te adoro y te pido perdón por mis innumerables pequeñeces y miserias, y te ruego que eduques mi corazón para escuchar lo que el Padre me quiere pedir en mi vida cotidiana.

AMÉN.