Evangelio sábado 10 de septiembre

Viernes 9 de septiembre de 2022 | Gonzalo Manzano

10 DE SEPTIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 6, 43 - 49

Sábado de la Vigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús decía a sus discípulos: «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»

Meditación de Gonzalo Manzano González

"No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos"

Jesús parece decirme: Bueno sólo soy Yo, porque soy la Bondad absoluta. De ahí en más, todos tienen algún fallo, o algo que aún les falta por conquistar. Por eso, por muy buena persona que sea alguien, siempre habrá algo que puede mejorar, alguna conquista que requiera poner todo su esfuerzo por mejorar. Tú eres bueno, lo sé, y también sé que hay algunos frutos tuyos que no salen tan buenos. Entiendo que sea así, y por eso estoy a tu lado para ayudarte a mejorar. Confía en mi Palabra, que no estás solo en este caminar. Identifica cada uno de ellos y trabájalos uno a uno.

Esta lectura pareciera ser de "absolutos" de blancos y negros, pero en realidad esta matizada en una "escala de grises" que creo que es propia de toda la humanidad. Quizás el gran problema es no hacer nada por limpiar esas manchas del corazón, que hacen que digamos o hagamos aquello que no es de Dios. Me reconozco como "ropa sucia", pero también como "ropa bonita", por lo que sólo me resta dedicarme a lavar esas manchas para que esa belleza luzca. Es cierto, hay manchas rebeldes, difíciles de sacar, pero igual debo intentarlo; en eso me juego la Santidad.

Señor Jesús, gracias por aceptarme como soy. Tengo claro que quieres que mejore mis pequeñeces, pero que con ellas inclusive me ames y me aceptes, es algo que no merezco, pero que igualmente me regalas. Las piruetas de la vida muchas veces me llevan a alejarme de ti, y a agrandar aquellas manchas de mi corazón que me alejan de Ti. No dejes que me aleje, Señor, te lo pido de corazón, porque una vida sin Ti no tiene sentido. Madre querida, llévame de vuelta a tu Santuario para seguir aprendiendo de ti, la única que siempre tuvo su vestido limpio.

AMÉN

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