Evangelio sábado 14 de enero

Sábado 14 de enero de 2023 | Gonzalo Manzano

14 DE ENERO del 2023

Evangelio según San Marcos capítulo 2, 13 - 17

Sábado de la Primera Semana del Tiempo Ordinario

Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Él se levantó y lo siguió."

Jesús parece decirme: Cuando doy una instrucción, es difícil ir en contra de ella. Claro, hay veces que dije "no le cuenten a nadie", y quienes recibieron esa instrucción le contaron a todo el mundo. La diferencia está en el objetivo de la instrucción. Quise que Leví me siguiera porque con él llegaba a más personas, a aquellas personas que los fariseos habían dejado aparte, excluidas de la posibilidad de salvación. Como Yo vine a salvarlos a todos aquellos que quisieran, Leví en ejercicio de su libertad tuvo la oportunidad de decir "no", es la misma oportunidad que tuvo mi Madre y José de no acoger la invitación que les hizo el Padre.

Ese "sí" de Leví es casi tan fuerte como el de María.. ¿Será que habrá visto algo único? Seguramente sí, aunque no creo que haya sido una visión sobrenatural o transfigurada de Jesús, sino que lo vio con el corazón. Ver pasar a Cristo, fue su última oportunidad de cambiar radicalmente su vida. Últimamente, Jesús también se ha paseado frente a mis ojos, y me ha mostrado cómo puedo cambiar radicalmente mi vida, para mejorar la vida de otros, y hacerlo feliz. A veces me llama en el silencio de la oración, otras a gritos.

Señor Jesús, quiero en verdad responder a tu llamado, pero soy lento para decidir, sobre todo para organizarme y seguirte, sin abandonar los encargos que ya me has hecho, como mi familia, mis trabajos, etc. Quiero estar a la altura, pero a veces me cuesta levantarme y seguirte. ¿Cómo es que puedo tener un corazón más como el de Leví? Rezaré más aún, Señor, para que me transformes, y con tu bendición, me regales la convicción que he visto en otras personas que me han mostrado en su vida que realmente es posible seguirte con mayor radicalidad. Madre querida, abrázame para no echar pie atrás, y responderle a tu Hijo.

AMÉN

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