Evangelio viernes 29 de octubre

Viernes 29 de octubre de 2021 | Alejandra Castelblanco

29 de octubre de 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 14, 1 – 6

Viernes de la Trigésima Semana del Tiempo Ordinario

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: "¿Está permitido curar en sábado o no?". Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?". A esto no pudieron responder nada.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"¿Acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?"

Jesús parece decirnos: "Priorizar. Esa es la invitación que les hago hoy. Es decir, si hay dos situaciones que requieren de su atención, la prioridad la tiene la persona, el otro, el prójimo... En la parábola del buen samaritano se grafica muy bien este punto: pasan varios personajes que no se inmutan al ver al malherido, con excusas insignificantes para no tener que salvar a ese hombre en apuros. Yo te invito a que estés dispuesto a ayudar, en vez de caer en la excusa de cumplir con una serie de ritos que, aunque sean buenos, dejan de importar frente a una vida o persona que necesita de ti."

Hace un par de meses me tocó conversar sobre la parábola del buen samaritano con algunos niños de primero básico. Los niños son tan sanos que no podían creer que nadie ayudara al pobre hombre herido, y decían: "yo lo habría ayudado sin pensarlo". Yo tenía la misma sensación cuando era más chica, sin embargo, he pasado miles de veces de largo cuando se me necesita: no he llevado personas que caminan, no he escuchado a personas que me resultan difíciles, no he llamado al que necesita compañía... En fin, muchas oportunidades que ni siquiera eran tan difíciles para mí, pero en las que me ganó el egoísmo.

Querido Señor: gracias por enseñarme a priorizar, por ayudarme a discernir qué es lo más importante. Te pido fuerza de voluntad y valentía para llevar a cabo la acción que corresponda, desde la más sencilla a la más compleja. Gracias por tu cercanía y sabiduría para enseñarnos con tu ejemplo cómo vive un hijo de Dios. Que no me olvide revisar día a día mi relación contigo, con la naturaleza, conmigo mismo y con los otros. Que siempre tenga presente el mandamiento nuevo: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado"

AMÉN

 

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