Fe mundialera

La fiebre del mundial ha prendido en nuestro Chile con más fuerza que nunca. A muchos -luego de la eliminación y de haber quedado posicionados como décimos del mundo- los motiva ver el juego de otras selecciones, los estadios modernos, los disfraces y costumbres de los hinchas, y un sinnúmero de detalles que hacen de estas semanas un verdadero carnaval. Dios no está ajeno a las fiestas del hombre y con toda razón los futbolistas quieren hacerlo partícipe de su vida, de sus éxitos y fracasos, de sus anhelos. Es natural que un ser humano íntegro actúe de esta manera. Si existe fe en su corazón, va a querer empapar con ésta todas las dimensiones de su existencia. Así vemos a Kaká celebrar levantando sus manos, a muchos latinos entrar persignándose a la cancha y a variados jugadores de todo el mundo dedicar sus esfuerzos al Señor...

| Padre Enrique Grez Padre Enrique Grez

La fiebre del mundial ha prendido en nuestro Chile con más fuerza que nunca. A muchos

-luego de la eliminación y de haber quedado posicionados como décimos del mundo- los motiva ver el juego de otras selecciones, los estadios modernos, los disfraces y costumbres de los hinchas, y un sinnúmero de detalles que hacen de estas semanas un verdadero carnaval.

Dios no está ajeno a las fiestas del hombre y con toda razón los futbolistas quieren hacerlo partícipe de su vida, de sus éxitos y fracasos, de sus anhelos. Es natural que un ser humano íntegro actúe de esta manera. Si existe fe en su corazón, va a querer empapar con ésta todas las dimensiones de su existencia. Así vemos a Kaká celebrar levantando sus manos, a muchos latinos entrar persignándose a la cancha y a variados jugadores de todo el mundo dedicar sus esfuerzos al Señor.

Lo que más sorprende son las declaraciones que hace años vienen haciendo los máximos dirigentes del fútbol: ¡No se permitirán expresiones religiosas! Así, hoy están prohibidos los gestos antes descritos; los jugadores son amenazados y las cámaras de televisión insisten en quitar su objetivo ante tales demostraciones. Las razones que esgrimen refieren a que estas manifestaciones de carácter religioso pueden perturbar la paz y abrir espacio a propaganda por parte de grupos exaltados. Nada más lejos de la realidad. Justamente una fe que se puede expresar en todo ambiente y circunstancia, que empapa las numerosas actividades del hombre, que se vive en un ambiente de comunidad humana diversa, es la que tiene mayores posibilidades de desarrollarse de una manera sana y constructiva. Sin contar que en el corazón de las religiones no habita la intolerancia y el fanatismo, sino por el contrario, las mayoría de ellas proclaman la paz y el amor de un modo heroico para nuestros tiempos. ¿No será que la fe y la justicia que ella trae, podría quitar del fútbol una serie de males como la corrupción, las disputas mortales entre equipos y las costumbres denigrantes que a veces están asociadas a él?

La fiesta del mundial continúa, y nuestro orgullo patrio también. La alegría de haber jugado entre hermanos y los goles memorables quedarán para siempre en nuestra retina. Hoy, que se siguen encendiendo los corazones y las voces, nos queda sólo una pregunta ¿porqué no dejaron venir a Dios a esta fiesta? ¿Tienen derecho a vetarlo?

Más en: www.opinionsantuario.blogspot.com

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs