¿Fofo el amor?
Hace 100 años, el mundo enfrentó uno de los más terribles conflictos de la historia: la primera guerra mundial. En ese contexto el padre Kentenich fundaba Schoenstatt, lo que marcaría para siempre el sentido del Movimiento.
| P. Joaquín Alliende P. Joaquín AlliendeEs una avalancha de imágenes y textos brutales. Es Caín destrozando a Abel. Nos hiere tanto, que nos protegemos instintivamente. Quisiéramos no tener que sufrir con aquellos humanos desgarrados en Siria. Comprensible, pero peligroso. Por no tener que llorar tanto con el otro, somos capaces de doparnos y esfumar la atroz realidad del infierno.En nuestro Octubre de 1914, el frente de la guerra estaba a unos cien kilómetros del lugar de Schoenstatt. Unas mamás se acercan a la zona del actual Santuario. Visten luto. El hijo soldado acaba de morir. Lo habían traído herido al edificio de la actual Escuela de Teología, transformada en hospital de emergencia. Cada una quiere llevarse el cadáver de su hijo. También este tan legítimo dolor nos puede retener, impidiéndonos ver aún más profundo.
Nuestro padre aborda el asunto en la mismísima Acta de Fundación: "Sin pecado no habría guerra. Esto vale en general, pero ahora especialmente, para el actual asesinato de pueblos. Esto nos dice cuán repugnante debe ser el pecado, ya que trae consigo tan horribles secuelas."
Hoy leo en las redes sociales: "En Siria los cristianos sufren martirio. En Maaloula acaban de crucificar a dos jóvenes por no abjurar de Cristo. En Abra, a las mujeres embarazadas, por ser fieles a Jesús, les arrancaron del vientre a sus bebés, a los cuales colgaron de los árboles amarrándolos con sus cordones umbilicales."
Nuestro padre reiteró, a través de los años, "nunca olviden: Schoenstatt nació en tiempos de guerra, es hijo de la guerra. Será fiel a su vocación propia, mientras no se ausente de los combates de la historia actual, de la lucha entre la Mujer vestida de Sol y el Dragón demoníaco".
Escucho por ahí a algunos schoenstattianos decir de sí mismos: "nos hemos aburguesado. Si nos comparamos con Mario Hiriart, nuestro amor se ha puesto fofo".