"Hoy es siempre todavía..."

Eduardo Arnouil es parte del Movimiento desde hace más de 50 años. En esta ocasión, quiere compartir sus emociones respecto a lo que fue el jubileo de Schoenstatt, al tiempo que nos invita a hacer ciertas preguntas fundamentales, para el hoy y para siempre.

Sábado 13 de diciembre de 2014 | Eduardo Arnouil

Deseo compartir lo que ha significado para mi esta celebración - en Schoenstatt y en Roma - del primer centenario de la Alianza de Amor mirando al HOY futuro.
Cuando recibí la noticia que comenzaba la preparación para la celebración del 18 de octubre de 2014, fue como si en mi corazón se encendiera un fuego que no me dejaría tranquilo si no pasaba un tiempo largo en Schoenstatt. A Dios gracias, se me dio la oportunidad de ir como peregrino.

A medida que transcurrían las semanas se fue dando un caminar muy unido con el P. Kentenich en mis visitas a la Mater en el santuario original. Era lo que yo más deseaba para sintonizarme con el padre y fundador: "el uno en el otro, con el otro, para el otro, en el corazón de Dios" recordando sus palabras de "no ser simplemente un letrero indicador de camino". Deseaba reencontrarme con él de una manera lo más personal posible para obtener como una carta de navegación para el tiempo futuro, después de haber caminado 54 años en la Alianza de Amor, aunque no 100... Espiritualmente unido a él recordaba sus palabras cuando nos despedimos en 1968: ¿qué más puedo hacer por usted? Ahora, esperando una respuesta perentoria, quería adentrarme en su sueño (modestia aparte). Y le pedí que me acompañara cada día en mis visitas a la Mater en el santuario original. En el corazón de la Mater siempre he encontrado a su Hijo Jesucristo y en el Cristo de la Unidad he encontrado a todo Schoenstatt. El Fiat de Ella posibilita que se renueve siempre el Fiat de su Hijo - Dios con nosotros - para ser como hermanos y hermanas "un solo corazón y una sola alma" en la realidad de la nueva y eterna alianza.
El adentrarme en su sueño hizo que mi corazón volviera a latir con esa historia que comienza un 16 de noviembre, 1885 en Gymnich y que a través del transcurso del tiempo nos conduce a sus hitos en geografías distintas y distantes aunque constituyen "las diversas y siempre cambiantes aguas de un mismo río". Ingolstadt, Schoenstatt, Dachau, Bellavista, Stuttgart, Milwaukee y Roma son torres atalayas desde las cuales miramos con ojos de asombro, humildes y sorprendidos, el amplio horizonte de nuestro carisma y misión.

Más de alguna vez, viendo nuestra pequeñez y nuestras fuerzas, nos hemos preguntado ¿qué es Schoenstatt, qué queremos ser? Y escuchamos una antigua respuesta de nuestro padre y fundador: queremos ser una anticipación - perfecta y universal - de la Iglesia en las más nuevas fronteras o periferias del tiempo. (Eine vollkommene universelle Vorwegnahme der Kirche am neuesten Zeitenufer).
¿Cómo se perfila el hombre y la comunidad en esta Iglesia de los tiempos más nuevos?
¿Cuál es la misión de Occidente en las nuevas fronteras del tiempo?
¿Cómo nos vemos trabajando con todas las fuerzas apostólicas en la Iglesia de las nuevas periferias?

El hombre nuevo (y la mujer nueva) schoenstattiano y la nueva comunidad constituyen el hombre nuevo y la nueva comunidad en la Iglesia de las fronteras más nuevas del tiempo, para la nueva evangelización del Occidente, como miembros y portadores de la confederación del apostolado católico, CAU.

Estos tres fines de Schoenstatt fueron incorporados históricamente en la Alianza de Amor en 1914, 1915 y 1916 respectivamente y deben ser asumidos y comprendidos orgánicamente en su interconexión por todos nosotros. Y por eso mi caminar acompañado por el P. Kentenich me permitió un renovado encuentro con san Vicente Pallotti. Si nos sentimos llamados por Dios a vivir de una manera anticipada la Iglesia del mañana y del pasado mañana, como hombres nuevos en la nueva comunidad debemos asumir el rescate de la misión evangelizadora de Occidente.

Pero también y como una consecuencia inmediata - porque la Iglesia, por su naturaleza existe para evangelizar, ella está esencialmente vinculada a una confederación apostólica universal integrada por comunidades, institutos seculares, movimientos, clero y laicos - nosotros debemos anticipar la CAU, nosotros la debemos asumir e implementar primero. Por eso hablamos de la importancia de comprender los tres fines de Schoenstatt en su interdependencia orgánica. Así encontramos la clave para conectar nuestra pertenencia a la CAU y anticipar la Iglesia. Y vice versa.

Después de la magnífica celebración del centenario de la Alianza de Amor en todos los santuarios alrededor del mundo, ahora viene un tiempo en que tenemos que hacer nuestra esta herencia y carisma que hemos recibido. La Mater nos invita a visitarla en los santuarios, encontrarnos personalmente con ella para renovar nuestra alianza de amor y orar con confianza filial para que el P. José Kentenich, nuestro padre y fundador, y san Vicente Pallotti - precursor del apostolado de los laicos - intercedan para recibir las gracias que necesitamos para continuar construyendo HOY la Iglesia de las fronteras más nuevas del tiempo.

El Papa Francisco nos ha invitado en Roma y nos exhorta una y otra vez a evangelizar. Una gran misión que debemos asumir todos, pero de manera especial y proféticamente los jóvenes. La frase de Antonio Machado podemos hacerla nuestra porque hoy es todavía ese "para siempre" de la primera alianza.

 

Comentarios
Total comentarios: 1
18/12/2014 - 14:50:48  
Nos trae Eduardo su experiencia aliancista. Lógica y rotunda.
La celebración del centenario trajo agradecimieto y admiración. No podemos decir que se llegó con las manos vacías. Pero nos indica Eduardo que aun quedan tareas nuevas y pendientes.
Tal vez estamos demasiado bombardeados por tratados, estudios y temas. Joaquin Alliende pide aclarar el itinerario a seguir .
Un buen método a seguir es tener un solo GPS. Se padece de mucho picoteo y poca sustancia. Repetición y citas...
He encontrado en el librito "En la Escuela del Apostol San Pablo" recopilación de textos del P. Kentenich sobre San Pablo, editorial Patris, 2008 Un buen guía.
Hay queja que no se predica la fe práctica en la Divina Providencia. Este libro es un excelente estudio para meditar y ponerla en práctica, Entregará caminos de la nueva evangelización para Schoensatt. Buen regalo de Navidad para las Hermanas y Padres.
La invitación de Eduardo de que deb

John Hitchman
USA
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