Implorando un nuevo Pentecostés
Viernes 25 de mayo de 2018 | P. Mariano IruretaEste mes de mayo, mes de la misión del 31 de Mayo que el Padre nos legara en Bellavista, nos encuentra viviendo como Iglesia chilena, a causa de los abusos a menores por miembros del clero y consagrados, uno de los momentos más cruciales de su historia. Es por ello que el Papa Francisco convocó a representantes de las víctimas y a los Obispos a Roma. Además nos ha invitado a todos a un estado de oración permanente y de discernimiento activo, implorando un nuevo Pentecostés para la Iglesia en Chile, que haga posible que "amemos en la verdad, pidamos la sabiduría del corazón y dejémonos convertir". (Papa Francisco)
Sin lugar a dudas esta "emergencia eclesial" ha producido en muchos una gran desilusión, rabia y tristeza por el dolor producido a las víctimas y a sus familias. Se hace necesario purificación, perdón y reparación. También nos llena de confianza el saber que al resplandecer la verdad se nos será regalada la "libertad de los hijos de Dios". Es esperanzador ver como las comunidades en nuestra Familia y en la Iglesia se han movilizado, se han producido diálogos y reflexiones en todos los ámbitos; una gran corriente de oración anima a toda la Iglesia. Esta es la hora de todos los bautizados, especialmente de los laicos, para que juntos plasmemos la Iglesia de las nuevas playas.
¿Cómo? Es necesario que la comunidad eclesial y todos nosotros, mostremos una "nueva visibilidad" de la Iglesia en el Chile actual. Es por ello que necesitamos e imploramos un nuevo Pentecostés. Pedimos que desde todos nuestros Santuarios y Ermitas, en la fuerza de nuestra Alianza de Amor, surja una Familia encendida por el Espíritu Santo a ejemplo de nuestro Padre y Profeta. Es por ello que diariamente rezamos en la oración del "Año del Padre Kentenich": "Dios, nuestro Padre, Tú nos regalaste en el Padre Kentenich un padre y profeta, testigo y mensajero del evangelio para nuestro tiempo, encendido por el Espíritu Santo".
La nueva "visibilidad" para el P. Kentenich debe surgir de una Iglesia mariana, pobre y humilde, desprendida de las seguridades humanas. Así, la Iglesia debe fundar su vida y acción evangelizadora como María, "Matri Ecclesiae", en la certeza de la conducción del Espíritu Santo, quien le regala estar anclada en Dios, ser alma de un mundo nuevo, servidora de la vida, misericordiosa con todos, pobre y amiga de los pobres, presente y peregrina en la historia de la humanidad. El Espíritu anima a la Iglesia para que sea profundamente una Familia de Dios, conducida en el amor, respeto y responsabilidad mutua.
La celebración del Tercer Hito y los acontecimientos que nos conmueven, nos dan la oportunidad de profundizar con gestos concretos y signos visibles en el amor incondicional a la Iglesia como nuestro Padre Fundador y en nuestro Ideal Nacional: "Cenáculo del Padre, para un nuevo Pentecostés". Renovemos nuestro compromiso de ser, en el Espíritu Santo, instrumentos de la Reina del Cenáculo, cuya coronación
celebraremos el próximo 5 de junio, para ayudar a plasmar la nueva visibilidad de la Iglesia que Chile anhela y necesita.
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Eduardo Arnouil
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Bellavisya