Jornada Social 2011 - El trabajo, clave de la cuestión social
En el marco de la Primera Jornada Social organizada por la columna de hombres de Schoenstatt en Chile, que se llevará a cabo en el mes de octubre y donde se debatirá, reflexionará y analizará la temática del trabajo, compartimos con ustedes este interesante texto del sociólogo Hernán Medina Rueda. Más antecedentes sobre la jornada serán entregados prontamente a través de nuestra página web. Puede ver la convocatiria en este link. EL TRABAJO, CLAVE DE LA CUESTIÓN SOCIAL Irrumpe desde temprano el paisaje de la multitud que camina a su trabajo, todos y cada uno con diferentes destinos, en un diálogo solitario con sus motivaciones y desvelos. Lo masivo y lo personal construyen un paisaje de intersecciones múltiples para configurar algo así como un sistema, un artefacto articulado de coordinaciones...
| Hernán Medina Rueda Hernán Medina RuedaEn el marco de la Primera Jornada Social organizada por la columna de hombres de Schoenstatt en Chile, que se llevará a cabo en el mes de octubre 2011 y donde se debatirá, reflexionará y analizará la temática del trabajo, compartimos con ustedes este interesante texto del sociólogo Hernán Medina Rueda.
Más antecedentes sobre la jornada se irán entregando a través de nuestra página web.
Puede ver la convocatiria en este link.
EL TRABAJO, CLAVE DE LA CUESTIÓN SOCIAL
Irrumpe desde temprano el paisaje de la multitud que camina a su trabajo, todos y cada uno con diferentes destinos, en un diálogo solitario con sus motivaciones y desvelos. Lo masivo y lo personal construyen un paisaje de intersecciones múltiples para configurar algo así como un sistema, un artefacto articulado de coordinaciones, procesos y de resultados. En esta extensa madeja de los tiempos de la globalización, el trabajo constituye, para cada trabajador, un lugar en el mundo, una forma de habitar en la vida, un punto de partida de una trama de relaciones infinitas.
Humberto Giannini, filósofo, profesor en la Universidad de Chile, busca traducir algunas claves, más allá de la abstracción, sobre lo que denomina, una arqueología de lo cotidiano. El habitar, el viajar, el trabajar, etc., constituyen de esta manera pistas para recuperar el sentido más humano, de aquellas acciones que otorgan continuidad operativa a la vida. Los tiempos de la gran historia, de la dimensión de los sucesos o las tramas que imprimen huella colectiva, pueden ser leídos desde la pequeña historia individual, familiar y grupal. Es así que las preguntas sobre la organización del trabajo, las razones sobre la eficacia y respecto de los fines últimos, se encuentran en la dimensión del sujeto y la comunidad, con cuestiones tales como: el sentido del trabajo, la comunicación entre quienes realizan tareas en interrelación, la satisfacción laboral y la superación personal, entre otras. Por cierto no es tarea fácil despejar los vínculos entre ambas dimensiones, y de costumbre se tiende a interpelar al sistema, respecto de las situaciones que tienen lugar en la esfera personal; o bien se exculpa a menudo a las condiciones generales, (desempleo, bajos salarios) poniendo el acento en las responsabilidades de los sujetos.
Algunos observadores de las ciencias sociales constatan un divorcio entre los sistemas, (lo que está contenido en la racionalidad de los procesos ordenados a la administración de los fines) y el mundo de la vida, (donde abrigan la subjetividades y los espacios de la comunicación natural entre las personas). Desde esta perspectiva, algo resulta marcadamente inorgánico, por ejemplo cuando se proclama la libertad individual y sin embargo la incertidumbre constituye un sentir extendido entre las personas, por cierto entre quienes trabajan; algo se perfila inadecuado, cuando se priva al sujeto de los espacios para su sustento y el de los suyos, y las razones para aquello radican en la rentabilidad de la empresa; también lo es, la ausencia de incentivos eficaces para el emprendimiento y la clausura de la creatividad en espacios controlados por la burocracia.
El Magisterio de la Iglesia ha sido incesante, y está en constante renovación para señalar lo que buenamente deba esperarse de la realización del trabajo. Con ello ha buscado precisar el orden de prioridades, condenar con nitidez las expresiones que dañan la dignidad del trabajo, y persuadir desde el discurso, y su empeño en múltiples iniciativas que buscan plasmar los principios y los estilos que emanan del Evangelio.
Por estas y otras razones que es urgente descubrir, el trabajo resuena, como lo ha venido reiterando la enseñanza social de la Iglesia, como una clave de la cuestión social, más aún de la reinvención de otras y más humanas formas de convivencia y de realización del plan de Dios en la Historia.
Hernán Medina Rueda
Sociólogo (Mg)
Agosto de 2011