La familia... reflejo de Dios al mundo

Les comparto la experiencia que Schoenstatt México vivió los primeros días de mayo, en el séptimo Encuentro Nacional de Matrimonios, que la rama de familias realiza desde el 2005, simplemente con la finalidad de compartir experiencias con nuestros hermanos de Alianza de diferentes lugares de la República.

Viernes 19 de mayo de 2017 | Lucía Zamora

Estamos en medio de una cultura, donde se desecha todo con gran facilidad, y no solo las cosas materiales. Se desecha, así sin más ni más, una familia, un hogar, una amistad o una vida. Vivimos la cultura que nos dice... ¡pare de sufrir! con una falsa imagen de Dios. Imagen que se minimiza en un vaso de agua, en un listón o en una de esas cadenas que circulan por las redes sociales, para que supuestamente nos resuelva los problemas de manera inmediata.

Dios no desecha, Él crea y da vida sin etiquetar alguna fecha de caducidad. Tampoco actúa solo por curiosidad o para satisfacer caprichos. Sólo quiere que trabajemos juntos, pues necesita de nuestro esfuerzo, de nuestra creatividad y de nuestra fe para que las cosas sucedan.

Y para muestra...un botón.  Les comparto la experiencia que Schoenstatt México vivió los primeros días de mayo, en el séptimo Encuentro Nacional de Matrimonios, que la rama de familias realiza desde el 2005, simplemente con la finalidad de compartir experiencias con nuestros hermanos de Alianza de diferentes lugares de la República. Es un encuentro de amigos, compartimos sueños y testimonios de vida, llenas del mundo, pero también llenas de Dios. Sin fórmulas mágicas, sin desechar nada, sino más bien, renovando y construyendo el pedacito de mundo donde nos tocó vivir.

Después de 12 años, San Luis Potosí vuelve a ser cede de este maravilloso "Encuentro" y el capital de gracias logró que nuestra fiesta fuera mucho más que un evento. Ofrecimos pequeñas oraciones y pequeñas acciones, y todo lo que hicimos o dejemos de hacer se convirtió en una verdadera fiesta de corazones ruidosos, entre la Mater y un pequeño grupo de hombres y mujeres queriendo transformar el mundo. Podemos planear para que todo salga bien, sin fallas, impecable y hasta podríamos decir... que a la perfección, sin embargo, la oración va más allá de la logística.

Llegó el día y 150 matrimonios de diferentes Estados de la República nos reunimos en un lindo y antiguo edificio colonial, para iniciar con una nueva aventura Schoenstattiana. El segundo día nos fuimos todos al Santuario "Maravillas de María" para disfrutar bajo su sombra tres hermosos testimonios de parejas que viven una vida normal y sencilla, pero con el corazón puesto en las manos de Dios y de la Mater. Después nos juntamos en mesas de diálogo para compartir nuestras historias de familia a la luz de la Alianza de Amor con María. Fue enriquecedor conocer anécdotas familiares y saber que en ellas, todos compartimos la misma mirada de amor... la mirada de Dios.

Después nos regresamos al lugar de reunión para disfrutar de una rica comida juntos, y al terminar... ¡La diversión! Nos fuimos en pequeños grupos a pasear por el centro histórico de mi tierra, y fue genial, caminamos, nos reímos y algunos hasta bailaron. Llego la noche... ¡Toda una fiesta! todos queríamos regalar algo. Llegaron a las mesas postres, dulces, separadores y galletas que disfrutamos con un corazón bien agradecido por tanto obsequio. Un grupo de voces amenizaron la noche, el P. José Tomás también nos regalo su voz con canciones muy Schoenstattinanas.

Y la fiesta terminó al día siguiente con una hermosa misa solemne que presidió el Sr. Obispo Jesús Carlos Cabrero. Fue un regalo escucharlo hablar tan bonito acerca de nuestro movimiento, nos sentimos honrados y mirados por Dios.

Y así terminó el Encuentro, regresamos a la rutina de todos los días, pero no regresamos igual, no somos los mismos que entramos a ese hermoso edificio colonial dos días antes. Somos otros muy diferentes, porque todos recibimos un regalo muy especial de la Santísima Virgen María. Algunos ya lo descubrieron y otros están por encontrarlo. Todos son diferentes, habrá quien lo cuente, otros lo guardaremos discretamente en el corazón y algunos más lo gritaran al viento,  pero estoy segura de que todos lo compartiremos de una u otra forma a los demás, porque en el fondo queremos ser un reflejo de Dios para el mundo.

Por último, les comparto un video hecho por nosotros que resume nuestro encuentro:

 

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