La vocación del ser humano

En Chile, aproximadamente 650000 mil jóvenes, entre 18 y 29 años, no estudian ni trabajan; altas tasas de enfermedades mentales y suicidios entre ellos; miles de ancianos solos, abandonados, de los que nadie se preocupa, con tasas de suicidio cada vez mayores; miles y miles de mujeres abandonadas por sus maridos, cientos de miles de mujeres maltratadas. A ello sumemos el hecho de que tres de cada cuatro de nuestros niños que han sufrido algún tipo de violencia en sus casas, vecindarios o colegios. La violencia y la soledad, en Chile son una pandemia.

Miércoles 23 de octubre de 2019 | P. Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción

La vocación fundamental del ser humano -amar y ser amado-, está relegada al final de la lista de prioridades en la sociedad chilena. Nos hace falta más amor, más ternura, más afecto, más misericordia. La anemia afectiva se manifiesta como una "globalización de la indiferencia" - como dice Francisco-, y en un individualismo y egoísmo irritantes.

Los resultados están a la vista: En Chile, aproximadamente 650000 mil jóvenes, entre 18 y 29 años, no estudian ni trabajan; altas tasas de enfermedades mentales y suicidios entre ellos; miles de ancianos solos, abandonados, de los que nadie se preocupa, con tasas de suicidio cada vez mayores; miles y miles de mujeres abandonadas por sus maridos, cientos de miles de mujeres maltratadas. A ello sumemos el hecho de que tres de cada cuatro de nuestros niños que han sufrido algún tipo de violencia en sus casas, vecindarios o colegios. La violencia y la soledad, en Chile son una pandemia. El país apostó por un modelo que gira en torno al consumo, a la competencia, al tener más. Ello deja heridos en el camino, el Papa los llama "los descartados". El modelo imperante apostó a que el bien individual prevaleciera por sobre el bien común, y ello llevó a que alguna de las más altas figuras del mundo civil, militar, policial, judicial, empresarial y también eclesial, se vieran envueltos en situaciones que han hecho mucho daño a todos los chilenos. Coludirse para aumentar el precio de los medicamentos, los alimentos y los servicios básicos es un pecado y un delito que clama al cielo, así como eludir impuestos, beneficiarse con recursos del fisco, usar las influencias para obtener favores, enriquecerse de manera ilícita, entre otros. Chile no apostó a que el entramado social girara en torno a la virtud, al compartir, a la austeridad, al amor al prójimo.

Hoy, en que se culpan los unos a los otros, los invito a que dejemos de mirar la paja en el ojo ajeno y miremos la viga que llevamos en el nuestro, a que reconociéramos el daño causado, y, como Zaqueo, pidamos perdón, devolvamos lo mal habido, y nos empeñemos en la construcción de una sociedad más justa y más fraterna. Los cambios se verán en el corto plazo. Se acabarían las largas esperas en los hospitales públicos; se acabarían las brechas que dividen a los menos que tienen cada vez más y los más que tienen cada vez menos; terminaríamos, además, con los bingos, las rifas, las completadas y las alcancías en los supermercados para proveer de bienes y servicio a los que nada tienen y que en justicia les correspondería ser la primera prioridad de la sociedad.

Este es el camino que nos llevará a la paz social que tanto anhelamos. Por lo tanto, en mi opinión, la situación que vive Chile no es un asunto primordialmente económico ni político. Es mucho más profundo que ello; es un tema moral puesto que la pregunta que todo hombre se hace de cara a la vida ¿qué debo hacer?, se respondió de manera equivocada, y ello hace muchos años. La respuesta a la pregunta ¿qué debo hacer? ha de estar, desde hoy, centrada en el otro y no en uno mismo. Sólo así se terminará con las odiosas distancias que nos separan y que nos segregan. Sólo así, nos podremos mirar a los ojos como hermanos. Así tendremos paz, y en abundancia, porque habrá justicia. Allí comenzará una nueva primavera que nos llevará a sacar los cercos que nos dividen y que causan tanto daño y tanto dolor. Por último, si quieren conocer de forma magistral lo que nos está pasando, les recomiendo leer de León Tolstoi, la muerte de Ivan Illich. Es la historia de un enfermo grave que sólo quería que lo abrazaran, en definitiva, su gran enfermedad, y la peor de todas, era no tener la experiencia del amor que sana lo incurable, y sin el cual, como dice San Pablo, no somos nada. Que cierto es cuando Silvio Rodríguez dice, sólo el amor engendra la maravilla. ¿Es mucho pedir encauzar todo cuanto hacemos, decimos, y pensamos, en esta dirección?

Hago un llamado a la oración y al compromiso firme de todos a trabajar por el bien común, terminar con todo tipo de violencia. Los invito a comenzar la gran batalla, tal vez la más dura, la batalla contra uno mismo para terminar con todo lo que nos impide embarcarnos en la construcción de una sociedad a la altura de nuestra dignidad como seres humanos.

Comentarios
Total comentarios: 3
28/10/2019 - 17:49:26  
Soy una Schoenstattiana de Bellavista, alguien de la clase media, estoy muy de acuerdo con lo escrito en esta editorial, pero creo que tenemos que partir por nosotros mismos en nuestro movimiento. He sentido la indiferencia y las caras agrias de muchas personas que vienen de Providencia o de Campanario. A los que estamos en Bellavista no nos quieren más que para acarrear sillas y acogerlos en las jornadas que ellos realizan en el Auditorio. Pasan indiferentes sin siquiera saludar como nosotros lo hacemos con todos los que nos visitan o necesitan. Cuando hay misas en que ellos vienen, llenan nuestra Iglesia del Espíritu Santo ignorando a los que estamos siempre aquí al servicio de Dios y de la Mater. Empecemos por nuestro movimiento, apliquemos entre nosotros mismos lo que nuestro Padre Fundador deseaba. Tratemosnos como hermanos, saludemos y empaticemos con el que tiene menos. Pero comencemos con nuestros propios hermanos de Alianza. CORONEMOS A NUESTRA MATER COMO REINA DEL AMOR!!!!

Juani
Santiago, La Florida.
24/10/2019 - 10:15:37  
Es cierto que hay que partir por nosotros mismos. Habiendo experimentado a la vez el amor y el desamor, la paz y la angustia, la salud y la enfermedad catastrófica, y siendo ya parte de los adultos mayores que tienen la gracia de vivir en familia, agradezco al buen Dios y a su Madre, que es también la mía, porque "Él viene cada día para cada día". Problemas que humanamente parecían insolubles, al entregarlos confiadamente en sus manos, se han resuelto de la forma menos pensada. En la economía de la salvación, nada se pierde... cuántas veces he visto y experimentado que hasta los pecados más graves han sido perdonados, y sus consecuencias han sido utilizadas en bien del pecador arrepentido..."Padre, perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén"

Maria Isabel Herreros Herrera
Viña del Mar, Chile
23/10/2019 - 02:02:15  
Me permito recomendar el estudio del librito "La Renovación de la Iglesia" PJK
Edit. Nueva Patris, Editor Péter Wolf
Un análisis del mundo que presagia lo que ocurre en nuestra Patria
La necesidad de cambiar de esquema en la Iglesia es tambien necesario cambiar esquema en la
sociedad chilena. Ver Capitulo Segundo Una Iglesia unida fraternalmente...dirigida jerárquicamente y Capitulo VI Una Iglesia pobre.
Su mensaje que envía en este librito da una cosmovision capaz de atender toda crisis
que ya la previo el PK.
Una gran vision para dar respuestas validas y providencial a toda mega crisis
Bendiciones John.

John Hitchman
China
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