"Leading to love": Un encuentro a la mirada del P.Kentenich
Durante una semana, estuvimos 13 matrimonios tratando de descifrar el mensaje de Dios en todo esto. Queriendo entender ¿por qué la Mater nos había llevado hasta la cuna de la Obra? ¿Por qué había elegido a un grupo de personas de América Latina, con los mismos intereses y con los mismos principios a vivir tan de cerca Schoenstatt?
Lunes 11 de septiembre de 2017 | Lucía ZamoraA unos días de que dé inicio el "Año del Padre" terminó en Schoenstatt Alemania el seminario "Leading to love" (liderazgo del amor) un seminario organizado por Instituto de Familias para matrimonios de América Latina, con el anhelo de crecer en su vida matrimonial y con un gran espíritu apostólico.
Durante una semana, estuvimos 13 matrimonios tratando de descifrar el mensaje de Dios en todo esto. Queriendo entender ¿por qué la Mater nos había llevado hasta la cuna de la Obra? ¿Por qué había elegido a un grupo de personas de América Latina, con los mismos intereses y con los mismos principios a vivir tan de cerca Schoenstatt? Creo que todos tuvimos en la mente estas preguntas, las cuales, la Mater fue aclarando en el transcurso de la jornada, pues el estar juntos, hermanos de diferentes países, compartiendo grandiosas experiencias, nos convirtió en peregrinos del mismo camino, para ayudarnos mutuamente a entender los signos de Dios de nuestro tiempo.
Fue una semana de trabajo, de sensaciones, de sorpresas y de mucha diversión. Visitamos los lugares por donde el P. Kentenich fue dejando huella desde el día que nació, hasta el día de su muerte. Tuvimos grandes charlas con grandes expositores; vivimos momentos de oración en el Santuario original y algunas Homilías en otros Santuarios cercanos. Además, compartimos vivencias, sueños y alegrías en el comedor, siempre con un delicioso platillo a la mesa. Como ven, el contenido del seminario fue solo un pedacito de amor que se acomodó en nuestro corazón, el cual se fue llenando con las muestras de cariño de nuestros hermanos de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y por supuesto de México. Nos disfrutamos el uno del otro, y poco a poco, juntos fuimos haciendo camino hacia un discernimiento personal.
Cada momento fue enriqueciendo el alma, pues continuamos con las hermosas visitas al Santuario Original, tratando de que cada objeto que teníamos para los nuestros, tocaran aunque sea por un instante aquel altar que fue testigo de los sueños de un Sacerdote para con un pequeño grupo de jóvenes. En ese mismo altar colocamos espiritualmente nuestros anhelos, nuestros proyectos y nuestras inquietudes para llenarlos de él... para llenarlos de Dios. En ocasiones solo nos sentamos a admirar a la Mater, algunas veces escribimos en silencio, y otras le cantamos a una sola voz en español y portugués (Tratamos) los himnos que dibujan su rostro y que llenaron el alma de alegría para poder continuar con todo lo que nuestros asesores tenían preparado para nosotros.
Los regalos de la Mater en el seminario fueron exquisitos, delicados y muy acertados. Puedo asegurar que aún no sabemos qué miró en nosotros para confiarnos los secretos que fuimos descubriendo en el caminar por la historia de Schoenstatt. Susurros que escuchamos al estar unos cuantos minutos a solas como matrimonio en el Santuario Original, o en la enorme piedra que cubre el cuerpo de nuestro Padre Fundador. Tal vez, sentados frente la enorme cruz dorada de la majestuosa Iglesia de la Adoración, o quizás, caminado por el bosque que cobija el terruño. No lo sé...seguramente nunca lo sabremos, siempre será un misterio el actuar de la Mater.
Las visitas a los lugares santos de Schoenstatt nos fueron sensibilizando, pues los sentidos nos trasladaron al corazón del mismo P. Kentenich, a su sentir, a su mirar y por supuesto a su ¡actuar! Tal vez en uno de estos sitios, fue donde muchos de nosotros pudimos comprender su idea predilecta; donde algunos nos maravillamos de su manera de ser líder, ó tal vez, en alguno de estos lugares nos pudimos encontrar a nosotros mismos...
La huella que dejó el P. Jóse Kentenich para la humanidad, ha calado en nosotros bastante hondo como para querer continuar sus pisadas en nuestro lugar de origen y tal vez más allá. Nos deja las ganas de querer ser como él... "un hombre con el oído en el corazón de Dios y la mano en el pulso del tiempo".
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