Los desafíos de la Alianza de Amor

Nuestro Padre y Fundador siempre recordó la historia de la Familia para agradecerle a Dios y para renovar nuestro compromiso con la misión. Alguna veces hace uso de citas. Deseo recordar dos que dicen más o menos lo siguiente: lo que heredamos de nuestros padres debemos conquistarlo para poseerlo. Y la otra: un reino para que perdure debe mantenerse fiel a lo que le dio origen. En este tiempo de preparación para la celebración del jubileo de Schoenstatt por cumplir 100 años de vida, y en este primer año del "trienio" que está dedicado al Padre y Fundador, me parece muy importante recordar la historia para asumirla y renovar nuestro compromiso con la Alianza y la misión. (Pinche la imagen para ir al artículo completo)  

| Eduardo Arnouil Eduardo Arnouil

 

Nuestro Padre y Fundador siempre recordó la historia de la Familia para agradecerle a Dios y para renovar nuestro compromiso con la misión.

Alguna veces hace uso de citas. Deseo recordar dos que dicen más o menos lo siguiente: lo que heredamos de nuestros padres debemos conquistarlo para poseerlo. Y la otra: un reino para que perdure debe mantenerse fiel a lo que le dio origen.

En este tiempo de preparación para la celebración del jubileo de Schoenstatt por cumplir 100 años de vida, y en este primer año del "trienio" que está dedicado al Padre y Fundador, me parece muy importante recordar la historia para asumirla y renovar nuestro compromiso con la Alianza y la misión.

 

Schoenstatt conoce una historia remota que podría empezar con el nacimiento de José Kentenich, el 18 de noviembre, 1885. Podemos recordar su ordenación sacerdotal, el 8 de julio de 1910. Y después, su nombramiento como director espiritual y el Acta de Pre-fundación del 27 de octubre, 1912. El acontecimiento fundacional, con la celebración de la Alianza de Amor con la Santísima Virgen (posteriormente bajo la advocación Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt) el 18 de octubre, 1914. De ese 18 de octubre se van a cumplir 100 años. Pero la Alianzade Amor no consiste solamente en la Alianza del 18 de octubre.

Nosotros como cristianos celebramos nuestra Alianza bautismal que nos incorpora en Cristo y así formamos parte del nuevo pueblo de la Alianza, la Iglesia. Nuestra vida de Alianza es una vida de encuentro con Nuestro Señor como discípulos y misioneros, y en último término, con laSantísima Trinidad.

Nuestra Alianza de Amor en Schoenstatt es una renovación de la Alianza bautismal. Y a través de ella nos incorporamos a la Alianza que sellaron nuestro Padre y Fundador y los primeros congregantes en el santuario original. Y nuestra vida de Alianza consiste en vivirla con la Mater, con nuestro Padre y Fundador y con toda la familia schoenstattiana en el mundo.

Por eso tenemos que hacer nuestra esa Alianza de Amor en su desarrollo histórico.

No podemos quedarnos en el 18 de octubre de 1914. También tenemos que estar dispuesto a re-vivir el 20 de enero, 1942 y el 31 de mayo, 1949. Y también celebrar la Pascua cuando el Padre regresa de Dachau (6 de abril al 20 de mayo, 1945) y cuando el Padre regresa de Milwaukee (13 al 17 de setiembre, 1965 hasta la Nochebuena, 1965).

Nosotros estamos llamados a vivir nuestra Alianza como hijos victoriosos, como hijos del cenáculo que es cada santuario. Y construir un mundo nuevo.

¿Estamos dispuestos a vivir nuestra Alianza a la altura del Poder en Blanco y de la Inscriptio? ¿Estamos de acuerdo para decirle sí a nuestra Madre y Reina y a nuestro Padre? ¿Estamos dispuestos a hacer nuestra la historia, a conquistarla, para que sea fecunda en nuestro tiempo y en el lugar en que nos encontremos?

La Alianza de Amor es un compromiso muy serio. Y el Padre y Fundador hoy nos reitera la invitación: ¿quieres venir conmigo? Y nos podemos preguntar una vez más: ¿en qué consiste la invitación?

En nuestros cenáculos podemos pedir las gracias que necesitamos para hacer nuestra la misión y responder a los desafíos de nuestro tiempo.
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