Nos estaríamos viendo

El padre Joaquín Alliende inicia con este texto una serie que llamaremos "En Pocas Palabras...", y que en adelante publicaremos los días sábado. Aquí nos habla sobre un aspecto interesante de la idiosincrasia chilena, de la distancia que hay entre el deseo, y lo que finalmente hacemos en nuestras vidas. ¿Cómo vio esto nuestro fundador?

| P. Joaquín Alliende P. Joaquín Alliende

Ella, glamorosa. Él, buena pinta. Sentados en una mesita de un café o algo por el estilo. Así aparece en una propaganda de la tele. Está bien hecha. Porque da en el clavo a una de las lacras de nuestro estilo chileno de hablar y de vivir. La señorita en cuestión escucha que el susodicho le presenta sus títulos universitarios, y al final agrega un hermoso propósito de algo que "le habría gustado hacer".

Entonces ella lo deja con la boca abierta y los ojos en lontananza. "Si se queda en puras buenas intenciones, no me sirve", piensa; luego ella se levanta y se va. En Chile vivimos demasiado los verbos en la forma potencial, "desiderativa". Nos falta fuerza para querer lo que deseamos y realizar lo que queremos. Casi alguien podría cambiar el lema nacional. Debajo del cóndor y el huemul heráldicos, poner "me encantaría"...

Hace 100 años, cuando nacía Schoenstatt, el fundador inculcó a los jóvenes un lema: "Conocida la meta... ¡Zas, me la juego!". Sería harto bueno popularizar en nuestro querido Schoenstatt chileno este imperativo kentenijiano. Tal vez me equivoco, pero creo que nos falta más nervio, más puntualidad, mucha más eficacia moderna en nuestros propósitos y planes.

¡Ah!, se me ocurre que otro lema de Chile podría ser: "¡nos estaríamos viendo!"

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