Novena de Preparación al 31 de Mayo día 5
DIA QUINTO: DOMINGO 26 DE MAYO 2013
| Juan Enrique Coeymans Juan Enrique CoeymansOración Inicial
Padre Dios, (espiritualmente) desde nuestro Santuario, te pedimos que envíes tu Espíritu a nuestra alma. Ese es el regalo que no puedes negarnos jamás.
Y en el Espíritu Santo, te bendecimos y alabamos, porque tu Hijo Jesús nos ha hecho hijos tuyos y, con él, coherederos del reino.
Como a él, nos diste a María por Madre, para que nos educara a fin de ser, algún día, rostro e imagen de Cristo para las demás personas.
Prepara nuestro corazón durante estos días previos a la celebración del Tercer Hito de la historia de Schoenstatt, para renovar en lo profundo nuestra alianza de Amor con María, con nuestro padre fundador y con todos nuestros hermanos de Schoenstatt.
La Alianza nos impulse, en la fuerza de la misión del 31 de Mayo, a luchar en la vida diaria con constancia, sencillez y filialidad, por una santidad cotidiana y silenciosa, y renueve en nuestro corazón el deseo de acompañar a nuestro fundador en la tarea de construir un mundo donde se ame, se piense y se viva orgánicamente.
Te lo pedimos con María, nuestra Madre, Reina y Educadora, en nombre de Jesús que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Texto tomado de la Plática del 31 de Mayo
¡Desvalimiento! Si recuerdo cómo todo ha ido creciendo: todo es un regalo extraordinariamente grande que el Padre Dios me ha dado: la mentalidad orgánica opuesta a la manera de pensar mecanicista. Esta fue la lucha personal de mi juventud. En ella pude vencer aquello que hoy conmueve a Occidente hasta en sus raíces más profundas. Dios me dio inteligencia clara. Por eso tuve que pasar durante años por pruebas de fe. Lo que guardó mi fe durante esos años fue un amor profundo y sencillo a María. El amor a María regala siempre de por sí esta manera de pensar orgánica. Las luchas terminaron cuando fui ordenado sacerdote y pude proyectar, formar y modelar en otros, el mundo que llevaba en mi interior. El constante especular encontró un saneamiento en la vida cotidiana. Este es además el motivo por qué conozco tan bien el alma moderna, aquello que causa tanto mal en Occidente. ¿A quién debo agradecer todo esto? Viene de arriba. Sin duda de la Santísima Virgen. Ella es el gran regalo. De este modo pude, además de la enfermedad, experimentar también en mi propia persona, y muy abundantemente, la medicina...
Meditación
¡Qué verdadera humildad tiene nuestro fundador, que reconoce con sinceridad los regalos de Dios, así como también, en otras ocasiones, está consciente de sus limitaciones! Para un lector acostumbrado a humildades alambicadas y retorcidas, quizás las palabras de nuestro padre lo asusten: agradece por la mentalidad orgánica, por su inteligencia clara, por su amor profundo y sencillo a María, por la vida cotidiana donde aprendió a amar y que lo hizo aterrizar su pensamiento especulativo.
Sin embargo, lo más medular de ese trozo es la sencilla frase: El amor a María regala siempre de por sí esta manera de pensar orgánica.
El Padre Dios nos dice, a través de nuestro padre:
Si quieres conquistar una mentalidad orgánica, ama a María; si quieres vivir armónicamente lo natural y lo sobrenatural, entrégate a María. Si temes amarla, si tienes miedo que el amor humano a ella te aleje del amor divino, no has entendido nada
Dejé a mi Hijo asumir todo lo humano para que lo humano se hiciera divino. Todo lo orgánico debes entenderlo desde la perspectiva de Cristo, de su encarnación: completamente hombre y completamente Dios. Jesús Pontífice, hacedor de puentes entre el cielo y la tierra. El organicismo tiene su fuente y fundamento, en el misterio de mi Hijo Jesús en la eternidad, y de Jesús, hijo de María en el tiempo.
María está en el núcleo de ese misterio de la encarnación. Amarla a ella es entrar en la dinámica de lo divino y lo humano, porque es entrar al misterio de Jesús, que es la vida y el sentido de todo en María
Oración final
Padre Dios, bendito seas por tantos regalos que nos haces. Bendito seas por el regalo de María, que nos introduce en el misterio de tu Hijo y, por él, en la vivencia profunda de lo orgánico.
Te damos gracias por ella, por su cercanía humana y servidora, por su vivir siempre en torno a su Hijo Jesús como perfecta discípula.
Gracias por su acción educadora en nuestros santuarios, para asemejarnos día a día, a pesar de nuestras porfías, a su Hijo Jesús.
Te pedimos que podamos amar a María con la misma sencillez de la Venerable Sierva de Dios Emilie Engel, siendo un milagro de la filialidad mariana, de la pequeñez asumida y convertida en equilibrio, pureza y santidad.
Padre, te pedimos esa gracia en el nombre del Señor Jesús, que contigo vive y reina en la unidad el Espíritu Santo por los siglos de los siglos .
Amén.