Novena de Preparación al 31 de Mayo día 8
DIA OCTAVO MIERCOLES 29 DE MAYO
| Juan Enrique Coeymans A. Juan Enrique Coeymans A.Oración Inicial
Padre Dios, (espiritualmente) desde nuestro Santuario, te pedimos que envíes tu Espíritu a nuestra alma. Ese es el regalo que no puedes negarnos jamás.
Y en el Espíritu Santo, te bendecimos y alabamos, porque tu Hijo Jesús nos ha hecho hijos tuyos y, con él, coherederos del reino.
Como a él, nos diste a María por Madre, para que nos educara a fin de ser, algún día, rostro e imagen de Cristo para las demás personas.
Prepara nuestro corazón durante estos días previos a la celebración del Tercer Hito de la historia de Schoenstatt, para renovar en lo profundo nuestra alianza de Amor con María, con nuestro padre fundador y con todos nuestros hermanos de Schoenstatt.
La Alianza nos impulse, en la fuerza de la misión del 31 de Mayo, a luchar en la vida diaria con constancia, sencillez y filialidad, por una santidad cotidiana y silenciosa, y renueve en nuestro corazón el deseo de acompañar a nuestro fundador en la tarea de construir un mundo donde se ame, se piense y se viva orgánicamente.
Te lo pedimos con María, nuestra Madre, Reina y Educadora, en nombre de Jesús que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Texto tomado de la Plática del 31 de Mayo
Dos pensamientos deben conducirnos a la lucha, dos lemas que, como estrellas, deben brillar en nuestra vida. Uno es: Tua res agitur! Clarifícate! ¡Se trata de tu misión, de tu tarea, ahora, por tanto, glorifícate tú y tu Obra! El segundo lema es: Mater perfectam habebit curam. La Santísima Virgen se glorificará de la manera más perfecta si nosotros nos esforzamos dondequiera que sea por tirar de su carro de triunfo. Entonces ella cuidará de nosotros y de su Obra de Schoenstatt y la guiará victoriosa a través de las luchas, tal como lo ha venido haciendo a través de los años pasados de persecución...
Meditación
El padre ve la misión como una lucha. El siente que Dios nos envía al combate. Nuestra disposición debiera ser como la del soldado: dar la vida si fuere necesario. Pero la reacción natural ante una exigencia así, es de temor, de miedo.
Por eso lanza esos lemas, esas frases que, de tanto repetirlas, se nos olvida lo que significan: la primera nos alienta; no temamos, ella se glorificará en nosotros y con nosotros. Y la segunda frase también nos da confianza: la Mater cuidará perfectamente y nos dará la victoria. Ella es la Vencedora, y venceremos, no por nuestras propias fuerzas sino por el poder de Dios.
El Padre Dios nos quiere decir a través de nuestro padre fundador:
El gran pecado del hombre ha sido siempre la desconfianza frente a mí... El diablo logra poner en el corazón de mis hijos el veneno de creer que yo tengo segundas intenciones, que no me preocupa la felicidad de mis hijos, que los voy a abandonar
Si ustedes, como padres humanos, jamás podrían dejar abandonado a un hijo, si ustedes jamás traicionarían a un hijo, ¿creen que yo los voy traicionar a ustedes ?
Mi amor de Padre es infinitamente más grande que el de ustedes, padres de la tierra. Por eso, jamás teman. Nunca se aflijan por nada; empéñense en sus tareas con entusiasmo, con un corazón lleno de amor, pero no desconfíen; la Madre de mi Hijo está con ustedes; ella, la Vencedora de la serpiente, está con ustedes. Ella los cuidará, como cuidó a mi Hijo en la tierra y ahora ella los acompaña en el misterio de mi amor trinitario, y para siempre resucitada y vencedora, en el cielo. ¡No teman, vayan a la lucha, tranquilos y confiados de la mano de María !
Oración final
Padre Dios, bendito seas por tu amor de misericordia, de clemencia y de bondad para con nosotros. Bendito seas porque nos quieres con un amor tan grande que nos has entregado a la Madre de tu Hijo como nuestra compañera y aliada, nuestra madre y educadora y nuestra Reina vencedora.
Te damos gracias porque nos regalaste la misión del 31 de Mayo, para que luchemos por un mundo orgánico, donde triunfe siempre la confianza en ti y en tu amor, y no temamos construirlo, porque seremos vencedores, porque tú quieres que toda la creación vuelva a la armonía integradora con que la pensaste. Tú, Señor, eres el más interesado en la victoria del 31 de Mayo.
Como el siervo de Dios Joao Pozzobon, haz que, en la hora decisiva, podamos responder sí a todo lo que tú nos pidas, aunque nos duela. Y que, en la fuerza de la misión del 31 de Mayo, podamos llevar a María al corazón de nuestros pueblos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.