PEREGRINACIÓN AL CRISTO REDENTOR 2014
Nos preparamos para una nueva pergrinación al Cristo redentor. Los esperamos el próximo sábado 15 de marzo a partir de las 7 de la mañana en el Santuario de Bellavista. Junto con la invitación, queremos compartir con ustedes un texto, una reflexión sobre los aniversarios 100/50/40 que nos motivan a viajar en esta oportunidad.
| Juan Carlos Berner Labbe Juan Carlos Berner Labbe¡¡¡Qué bonito será celebrar juntos los 100 / 50 / 40!!!
Estamos esperando el sábado 15 de marzo, con ansias... mientras, muchos quisieron conocer mejor nuestra fórmula, así enviamos con gusto el escrito al final de esta invitación.
Vamos inquietos por algunas lindas sorpresas: "Números que brillan", "Rosas como cometas", "Estrenos de belleza"... ¿qué serán?... ah! hay que subir al Cristo para enterarse!
Junto al Cristo, visitaremos la ermita bendecida en enero 2014, cuando la Cruzada de María pasó, haciendo cumbre, por allí.
En Chile, nos organizamos para salir temprano, a las 7 AM, en una de las entradas al Santuario de Bellavista, puerta de calle Vicente Valdés.
Nos acompaña el Superior Provincial de los Padres de Schoenstatt en Chile (¡qué gran regalo!): P. Mariano Irureta.
Prepararse para acompañar canciones maravillosas con los músicos de "Mar Adentro", son madrugadores, amigos, grandes artistas, jugados por Mario. Serán bienvenidas tantas banderitas como puedan llevar. ¡Sí, muchas!
Desde Mendoza, Olga y otros amigos están preparando un lugar cerrado en Las Cuevas, donde podamos almorzar e intercambiar entre amigos.
Punto de encuentro para subir todos juntos: el arco en la base del Cristo.
100 / 50 / 40
¿Serán promedios para alguna competencia? Esta rareza no apunta a ningún certamen, muestra las medidas de la Providencia durante el año 2014.
100 años de estrenar la primera alianza de amor con la siempre admirable Reina y Madre de Dios. Se les llama Bodas de Hueso porque designan un amor ya por siempre, en el eco de aquel: "¡Sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!", del Génesis. También se nombran como Bodas de Milagro.
50 años de la muerte de aquel silencioso cáliz lleno, Mario Hiriart. Son Bodas de Oro, tiempo de adquirir el brillo de un gran legado, construido por un fiel amor.
40 años de unidad en torno al Cristo Redentor de los Andes, peregrinos junto a Mario, hermano latinoamericano. Estas Bodas de Rubí expresan una relación que se ha hecho tan sólida y consistente, como para que sea casi imposible de romper, pues son muchos los vínculos creados.
En las diversas celebraciones, acostumbramos acentuar expresiones como la alegría, la gratitud, la alabanza. Casi no hablamos de adorar. Nos parece algo excesivo. Y estas fechas -siempre esponsales, pues cada una figura como "Bodas de..."- son, a primera y última vista, una luz más potente para exultar ante la presencia de Dios, el absolutamente fiel, en el camino de cada cual, de la Familia entera, de la Iglesia, de la historia.
Es así que, según hablaba en voz de confidencia Francisco de Asís, "si supiéramos adorar, nada podría verdaderamente turbarnos: atravesaríamos el mundo con la tranquilidad de los grandes ríos". Porque "el corazón puro es el que no cesa de adorar al Señor vivo y verdadero. Toma un interés profundo en la vida misma de Dios y es capaz, en medio de todas sus miserias, de vibrar con la eterna inocencia y la eterna alegría de Dios".
De eso se trata, de la alegría de Dios en los 100 años de la primera alianza de amor en Schoenstatt, alianza con Él atravesando el ser de María. Ella es el costado abierto, acequia de la vida de Dios, corriendo por la Madre a sus hijos todos únicos.
Es la alegría de Dios en los 50 años de la muerte de Mario, cáliz vivo colmado, "trasparentando a Cristo como tú, Madre, como tu santuario, como un cáliz", y entregado porque "da todo lo propio, se da por entero, lo más querido", al exacto modo de María: "te desprendes del Tesoro infinito de gracias que tenías junto a tu corazón, sin guardar para ti la felicidad perfecta que es la vida con Dios, nos lo das entero para que gocemos de él".
También es la alegría de Dios en la intrépida convocación de la primera peregrinación al Cristo de los Andes, oyendo atentamente el sueño de Mario sobre aquel santuario erigido en las cumbres, para que todos vean cuál es el faro de unidad entre los pueblos, entre hermanos, entre gentes de buena voluntad. Van 40 históricos santuarios vivos construidos con veraz fervor a la misma Reina y Madre, y por ella, al Señor Dios de los cielos y la tierra. No es un detalle menor que hayan sido los jóvenes de la Cruzada de María 2014, quienes entronizaron ermita, Mater, y un largo futuro, junto al Cristo, coronando el mayor anhelo sin timidez, al dejar impresa allí esta consigna: "Madrecita, aquí nos invitas a convertir nuestra vida en un santuario, y ser nosotros un santuario viviente. A imagen tuya, ser portadores de la alegría de Cristo al mundo".
Los 100, los 50, los 40, nos atañen a todos, en particular a quienes se reconocen o quieren ser células vivas dentro de Schoenstatt. De nada sirve hacer memoria, si ella no se transforma en un impulso tan fuerte que haga estallar el amor fuera de las palabras, haciéndolo madurar, y así, volverse más fuerte, más constructor, más coherente, más abierto.