Reflexión sobre "Anhelos de Paraíso", la verdadera Patagonia

El articulo “Anhelos de Paraíso” aparecido en el número XXVI de la revista Vínculo, sin duda llama a reflexión respecto de la tremenda responsabilidad que tenemos los schonstattianos de buscar la verdad en medio de la contingencia diaria y construir nuestraAlianza con la Mater, permitiendo que todos sin excepcion tengan acceso al paraíso... Vivir en la Patagonia chilena resulta, para un reducido número de sus habitantes, algo parecido al Paraíso. Pero para la gran mayoría es muy duro, debido a factores tales como el aislamiento que otros habitantes incentivan al oponerse a la construcción de carreteras u oponerse a la llegada de capitales y fuentes de trabajo.

| Pablo Botteselle Pablo Botteselle

La verdad es que a quienes conocemos la así llamada Patagonia chilena y los efectos de la propaganda generada por un extranjero que postula, declara y actúa conforme a su creencia, que el hombre se debe a la naturaleza y no al revés, no nos llama la atención el actuar de la masa desinformada y carente de compromisos, en el largo plazo, con su sociedad.

Un sociólogo trataba de explicar el fenómeno relacionándolo con el 15M, fenómeno donde la población de los países que se acercan a un PIB de US$15.000 se cuestiona todo lo que las generaciones anteriores han creado y luchado dado que a ellas no les correspondió participar con su cuota de sacrifico en el desarrollo. Ejemplo habría sido Estados Unidos en los años 1960, cuando nació el movimiento hippie y Chile el día de hoy, donde la población se vuelca a la calle reclamando por un sinfín de objetivos, pidiendo que el Estado satisfaga sus demandas pero sin estar dispuesta a enfrentar los desafíos.

La Patagonia chilena y argentina, más argentina que chilena, es una de las zonas más bellas de la tierra, como escribe una autora, pero no señala las diferencias fundamentales, cuales son: el tremendo desarrollo de la Patagonia argentina en turismo, explotación de gas y petróleo, así como generación de energía hidráulica con el consiguiente alto nivel de satisfacción de sus habitantes (recuérdese el número de inmigrantes chilenos) versus la Patagonia chilena, donde el turismo es sólo para las élites mundiales y no genera recursos a su población. Invito a revisar las páginas oficiales de las provincias argentinas en la Patagonia, que con orgullo muestran su desarrollo hidroeléctrico, motor y sustento de la economía argentina. En efecto, vivir en la Patagonia chilena resulta, para un reducido número de sus habitantes, algo parecido al Paraíso. Pero para la gran mayoría es muy duro, debido a factores tales como el aislamiento que otros habitantes incentivan al oponerse a la construcción de carreteras u oponerse a la llegada de capitales y fuentes de trabajo.

Es difícil, aunque parezca al turista de elite un Paraíso, que el humilde poblador tenga el mismo sentimiento respecto a dicha zona, donde le es necesario mandar a sus hijos a estudiar como internos.

La autora mencionada reflexiona después sobre el calentamiento global.Posteriormente, manifiesta su preocupación sobre el megaproyecto de Hidroaysén y su impacto sobre la Patagonia. Se olvida nuevamente de sus habitantes, que sólo buscan poder tener un nivel de vida equivalente y acorde con el que goza la población del resto del país. Se olvida de esa juventud que no ve posibilidades de desarrollo ni tiene lugares donde estudiar, que sólo aspira a emigrar al norte del país o al país vecino, donde se reconoce el llamado del Santo Padre a que el “hombre sea árbitro y administrador de la creación” y no un mero espectador (homilía del 01/01/2010).relaciona con la construcción de represas, porque ellas bloquean el flujo de seres vivos. Es ésta una aseveración falsa, sin fundamentos y desvirtuada en los estudios técnicos que son de público conocimiento en los archivos del sistema de evaluación de impacto ambiental del gobierno. Las presas en los ríos Baker y Pascua no bloquearán ni afectarán los ecosistemas nativos sino que, por el contrario, generarán alternativas de desarrollo limpio y sustentable para la región y el país.

Finalmente, me permito demostrar mi más completo acuerdo al llamado del Santo Padre a los jóvenes italianos en Loreto. Es imprescindible para el bien futuro de Chile y del mundo, reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles, que son el principal factor del calentamiento global. Por añadidura, los combustibles fósiles, que nuestro país debe importar, son los responsables del alto valor de la energía (uno de los más altos de América Latina) y responsables de la pérdida de competitividad por la huella de carbono que imponen a nuestros productos de exportación. Todo lo anterior es una carga adicional sobre aquellos más desposeídos en nuestro país y también en la Patagonia chilena.

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