Reflexiones sobre Educación
Es sabido que nuestra educación presenta diversos déficits, pero también varios avances. En este contexto, los consejos pedagógicos del Padre Kentenich son orientadores sobre el camino a seguir. Conocer: saber quién es al que tengo que educar; comprender: empatizar con lo que trae el alumno en su historia personal; cuidar: preocuparse por cada una de sus necesidades y atenderlas; conducir: guiar, mostrar y acompañar a las personas a la plenitud de su ser, sus proyectos y su misión.
| Cecilia García Huidobro Cecilia García HuidobroEn el programa de TV "Vía Pública", conducido por el periodista José Manuel Astorga, haciendo una evaluación de fin de año con jóvenes de educación media y universitarios de todos los sectores socioeconómicos, tuve la oportunidad de escuchar sus opiniones. Decían sabiamente que "el deporte les salvaba la vida y les auto controlaba el carrete", "que se sentían inseguros" al tener que atravesar toda la ciudad y temor de visitar a sus primos en comunas de la zona oriente, viniendo de la zona poniente, sabiendo que estaban en riesgo y vulnerables al volver de noche en el transporte público. A otros les daba "pena saber que muchos niños en quinto básico no dominaran inglés básico en un mundo globalizado". También les daba "rabia saber que no todos reciben educación de calidad" y porque sus padres tenían plata podían ellos acceder a una mejor educación. Se sentían "traicionados por una propaganda que les vendía la ilusión de una carrera universitaria" de buena calidad en las universidades privadas. Etcétera.
Creo que estas opiniones son un botón de muestra de los logros y de los déficits que experimenta la educación en nuestro país, y refleja los desafíos que enfrentamos como sociedad.
En primer lugar está el uso del tiempo libre. En un año de olimpíadas, quién no se sintió motivado por nuestros atletas. Es en el deporte y en el uso de los recursos públicos al aire libre donde se obtienen beneficios personales de superación y esfuerzo, beneficios colectivos de trabajo en equipo y compañerismo, beneficios comunitarios de solidaridad y pertenencia. Valores escasos en la sociedad estudiantil hoy.
En segundo lugar está la inseguridad de los barrios, la desconfianza en las personas, la vulnerabilidad a la que los jóvenes están expuestos. Basta recordar los tristes acontecimientos de abuso en colegios y jardines infantiles, la cantidad de violaciones, suicidios y embarazos adolescentes, para sentir la desprotección a la que se ven enfrentados. Como familias hemos perdido la autoridad frente a establecer los límites, el control de la televisión, los permisos, el pudor, la intimidad, el fomento de relaciones interpersonales sanas e intergeneracionales, la formación de personas íntegras cuyos comportamientos reflejen la supremacía del espíritu sobre los instintos, las " ganas" o la moda. Dejando este trabajo a profesores y medios de comunicación.
En tercer lugar está la mala calidad de la educación pública. La brecha que se abre entre los resultados académicos de la educación municipal y los resultados de las escuelas particular subvencionadas y privadas es abismante. Sin embargo, estos resultados no son solamente falta de recursos. Los 60 liceos bicentenario en dos años han revertido la tendencia, teniendo los alumnos más vulnerables y ubicándose en lugares muy desamparados. Ellos nos demuestran que hay factores que no son materiales, como es el compromiso de los padres por la educación de sus hijos, la disciplina y el orden exigidos a sus alumnos y la formación profesional y valórica de los profesores a cargo del proyecto. Por último, está la falencia ética de algunos establecimientos universitarios que ofrecen propaganda y marketing sin ninguna responsabilidad , aprovechándose del anhelo de surgir de nuevas generaciones.
Logros
La cobertura de los preescolares ha sido un gran logro país. Hoy las familias en su mayoría pueden optar pos salas cunas y jardines infantiles que se han triplicado en cantidad. Habría que profundizar en su calidad.
Demás está decir el beneficio que la ley de post natal ha traído a nuestro recién nacidos y a sus familias, apoyando la maternidad. Y el presupuesto que se ha otorgado para la subvención en la formación técnico-profesional, y preferencial. Siendo insuficiente, es un primer paso para la toma de conciencia de las necesidades del los jóvenes y del país.
Habría que agregar el esfuerzo que el Mineduc está realizando por revisar los contenidos de los programas de lenguaje y matemáticas que han instruido a nuestros niños, más bien dejándolos en la más grande de las ignorancias cognitivas, a pesar de nuestros reconocidos y meritorios nobeles y galardonados en esta área. Pero estamos hablando de la gran masa, no de la elite.
En fin, creo que hay abundancia de derechos y pocas obligaciones. Mucha demanda callejera y poco cumplimiento de los deberes, mucho poder de disentir y poco poder de convocar y resolver con respeto al diálogo y a una institucionalidad que , aunque es perfectible, es lo que tenemos como conductos regulatorios.
Quisiera recordar los consejos pedagógicos del PK para formar y educar a los jóvenes.
estas son las cuatro C:
Conocer: saber quién es al que tengo que educar. Comprender: empatizar con lo que trae en su historia personal. Cuidar: preocuparse por cada una de sus necesidades y atenderlas. Conducir: guiar, mostrar, acompañar y conducir a las personas a la plenitud de su ser, sus proyectos y su misión.
Hay cinco C de otros autores. Silvia Langford y Pablo Opazo en su libro "De regreso a la armonía" desarrollan su teoría que ocupa el sentido común, el menos común de los sentidos para educar. Consecuencia: con el sentir, pensar y hacer. Coherencia: manteniendo una relación entre los actos que realizamos y los objetivos que queremos lograr. Consistencia: al ser claros y firmes en nuestras acciones y no flaquear. Conciencia: estar consientes de las consecuencias positivas y/o negativas que tienen nuestros actos, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás, y contar con la información suficiente para hacer nuestras elecciones. Convicción: tener la fuerza desde dentro de nuestro ser que nos ayuda a seguir creyendo, esperando, amando, a pesar de que no todo resulta fácil y hay momentos de oscuridad donde todo se pone difícil.
En otras palabras, creer en el Amor que Dios nos tiene y esta convicción de nuestro corazón es la fuerza que mueve montañas.
Cecilia García Huidobro B.
Educadora párvulos UCH
Psicopedagoga UC
Licenciada en Filosofía UcCordobaarg. Diciembre 2012