Schoenstatianos "Descalzos" para el 2014

El camino al 2014 me ha traído de nuevo una idea a la que di vueltas en mi adolescencia. Siempre me ha apasionado la vida de algunos santos que han tenido como misión, no fundar, sino reformar sus órdenes religiosas. Son los "descalzos". Su anhelo no fue hacer nada nuevo, sino sencillamente volver a aquello que les dio vida e hizo en un momento concreto cambiar el rumbo de la historia. Así fue con Santa Teresa y S. Juan de la Cruz por ejemplo. Primero se "descalzaron" ellos en su corazón y después emprendieron la renovación de su orden. Hace muchos años leí "tres monjes rebeldes" donde se cuenta como S. Roberto, S. Alarico y S. Esteban dedican su vida a la reforma del cister para ser fieles al verdadero espíritu de san Benito. Y mi corazón soñaba con el "Schönstatt descalzo" ¿Podría ser? ¿Seríamos alguna vez lo suficientemente santos para descalzarnos?

| Marta Abollado Rego (España) Marta Abollado Rego (España)
El camino al 2014 me ha traído de nuevo una idea a la que di vueltas en mi adolescencia.

Siempre me ha apasionado la vida de algunos santos que han tenido como misión, no fundar, sino reformar sus órdenes religiosas. Son los "descalzos". Su anhelo no fue hacer nada nuevo, sino sencillamente volver a aquello que les dio vida e hizo en un momento concreto cambiar el rumbo de la historia. Así fue con Santa Teresa y S. Juan de la Cruz por ejemplo. Primero se "descalzaron" ellos en su corazón y después emprendieron la renovación de su orden. Hace muchos años leí "tres monjes rebeldes" donde se cuenta como S. Roberto, S. Alarico y S. Esteban dedican su vida a la reforma del cister para ser fieles al verdadero espíritu de san Benito.

Y mi corazón soñaba con el "Schönstatt descalzo" ¿Podría ser? ¿Seríamos alguna vez lo suficientemente santos para descalzarnos?

También me hacía otra pregunta ¿Qué sería lo más original de Schönstatt, eso que lo hizo nacer y por lo que merece la pena venderlo todo para desenterrar ese tesoro en el campo? Algo así como el ideal personal de Schönstatt...

No lo tengo del todo claro...lo dejo para que cada uno lo piense. Pero sí me gustaría que el 2014 fuese eso, descalzarnos. Volver a lo que dio vida a Schönstatt. Y hacerlo juntos, como familia: para mí ese es el camino. Creo que desde el cielo, el padre Kentenich nos mira y nos nombra como "mi familia", no como partes; así nos amó siempre.

Descalzarnos de lo que ya creemos que sabemos. Volver a ver mirar con ojos limpios de niños nuestra historia, enamorarnos de nuevo de María como si ese 18 de octubre de 1914 hubiésemos estado allí: sorprendidos por ser elegidos- ¡nosotros! ¡con lo frágiles que somos!-, con los mismos miedos que los congregantes pero también con el mismo temblor de emoción ante una guerra que nos pide aspirar a lo más alto. Meternos otra vez en el corazón de María que vuelve a prometernos que se queda con nosotros para siempre; murmurar en nuestro corazón el agradecimiento por su fidelidad inquebrantable en estos años.

Descalzarnos de términos complicados que muchas veces no mueven el corazón, tocar la vida con las dos manos y abandonarnos juntos en Dios Padre que nos ama tanto que nos lleva con ternura a través de campos de concentración, de exilios, de victorias, de reconciliaciones, de perdón...

El hecho de descalzarse nos hace iguales. Ya no hay zapatos mejores que otros. Descalzarnos de divisiones entre nosotros, comunidades, personas, laicos o consagrados, países...descalzarnos de la posesión de la verdad, de interpretaciones de lo que el padre dijo o no dijo, de teorizaciones e individualismos, de lo que no es importante. Maravillarnos por el milagro del otro, por su originalidad que me complementa, por su aporte único. Aprender a pedir y a recibir, a dar, a necesitarnos. ¿No sería el mejor regalo a María poder en este camino al 2014 pedirnos perdón y perdonar las heridas entre nosotros?

Descalzarnos nos hace más libres para caminar. Caminar juntos como familia hacia ese Schönstatt "descalzo", el Schönstatt que Dios soñó e hizo carne en nuestro padre para responder al hambre y a la sed del hombre de esta época...y que se parece al cielo porque es familia y es vida.

Quiero empezar por mí, descalzarme en mi corazón de tantas durezas...lo más difícil.

Marta Abollado Rego, Madrid, España
Octubre 2010

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