Schoenstatt en el 2039
El próximo 18 de octubre del 2014 Schoenstatt celebra el primer centenario de su fundación. La fecha está demasiado cerca para visualizar lo que digo a continuación. Por eso prefiero hablar del año 2039, cuando celebraremos 125 años. Lo que escribo proviene de mi experiencia pastoral que he tenido como cristiano laico viviendo durante treinta años en Estados Unidos. Y también de los meses que he podido vivir en Schoenstatt, en la cercanía del Santuario Original y de nuestro Padre y Fundador.
| Eduardo Arnouil Eduardo ArnouilUna cita del Papa Juan Pablo II:
"Dentro de una consistente eclesiología de comunión, un compromiso para crear mejores estructuras de participación, consulta y responsabilidad compartida no debe mal interpretarse como una concesión a un modelo de gobierno democrático secular, sino como un requerimiento intrínseco del ejercicio de la autoridad episcopal y como un medio necesario para fortalecer esa autoridad".
(A los obispos de USA, 12 de setiembre, 2004)
Schoenstatt en el 2039, como ahora, es una federación o alianza de institutos seculares y de comunidades de laicos, autónomos. La Presidencia General está constituida por representantes de ellos.
Si se suman los miembros en todo el mundo, se puede comparar con una empresa de gran tamaño. La magnitud y complejidad de su funcionamiento plantea el mismo tipo de problemas que se resuelven gracias a los principios de administración y técnicas que se han desarrollado con ese objetivo en el mundo secular.
Como en toda empresa, Schoenstatt tiene que descubrir y utilizar recursos humanos, encontrar los mejores talentos humanos, creatividad y know-how profesional disponibles si desea realizar su misión al servicio de la Iglesia de manera responsable y efectiva. También, recursos financieros suficientes con el aporte de sus miembros y de instituciones filantrópicas.
Aunque Schoenstatt nace de una Alianza de Amor en nuestros santuarios -renovación original de nuestra Alianza bautismal- tiene una estructura organizativa claramente visible. Sus líderes son escogidos principalmente por sus talentos espirituales y no por sus capacidades administrativas. Pero los asuntos de gobierno y de responsabilidad deben suscitar un diálogo en Schoenstatt que tenga elementos humanos y divinos para que la estructura institucional promueva cumplir con su misión y no la dificulte. Esto se puede lograr si lo mejor de nuestro ingenio y experiencia en las tareas humanas apoya su misión divina.
La gran intuición del Concilio Vaticano II fue describir la Iglesia como una comunión. Lo que significa esto es que tenemos mucho en común: un Señor, un bautismo, las mismas Sagradas Escrituras, la misma fe, los mismos sacramentos y, sobre todo, la misma Eucaristía. Nosotros podríamos agregar: una misma Alianza de Amor. El gran desafío para realizar nuestra misión consiste en construir sobre aquello que tenemos en común.
Juan Pablo II en "Al comienzo del tercer milenio" (2001) pide a las iglesias locales o diocesanas que empleen la "planificación pastoral". También pide una espiritualidad de comunión que sea la base de todas las estructuras eclesiales.
"La teología y espiritualidad de comunión motiva un diálogo fecundo entre pastores y fieles, por un lado uniéndolos y por otro conduciéndolos a considerar un acuerdo en materias abiertas a discusión".
Y en Pastores Gregis (2003) observa que una comunión eclesial experimentada en la vida conducirá a los obispos y a otros líderes de la Iglesia a un estilo pastoral más abierto y colaborativo.
La Iglesia no es una democracia ni tampoco una monarquía. Pareciera que Juan Pablo II nos está invitando a un tipo de gobierno por consenso. De alguna manera, necesitamos desarrollar estructuras de manera que todos estemos pensando juntos, para que aprendamos a escuchar y aprender unos de otros para lograr un consenso en lo que necesitamos hacer. Esto significa reconocer todos y cada uno de los talentos que los miembros del "pueblo de Dios" tienen.
Todos sabemos que la Iglesia es comunión. Existe una interconexión vital entre todos nosotros. La Iglesia es relacional, de relaciones e interconexiones que engendran vida. El vínculo vital es el amor, un amor que se construye sobre una base de confianza y transparencia a todo nivel de la Iglesia. El enemigo de la confianza es el secreto. La confianza no puede crecer y desarrollarse en una cultura de secretismo.
Apertura, honestidad y transparencia son las claves para compartir responsabilidad con los miembros de la Iglesia.
Cuando Juan Pablo II promulga el código de Derecho Canónico (1983) destaca los "derechos y obligaciones de los fieles, en particular del laicado". El catálogo de derechos y deberes de los fieles fue un desarrollo muy bien recibido y su lugar destacado en el código fue muy celebrado.
Desafortunadamente, durante los años que han transcurrido estos derechos y deberes han permanecido en general desconocidos, raras veces invocados y sin protección.
El canon 212 especifica el deber y el derecho de los fieles cristianos a participar en la vida interior de la Iglesia, haciendo saber sus necesidades y deseos a sus obispos, y expresando sus opiniones en asuntos que pertenecen al bienestar de la Iglesia, para que hombres y mujeres laicos asuman su lugar en la vida y misión de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II afirmó que la autoridad y el poder no son bienes en manos de un grupo pequeño de personas sino es el resultado de una interacción dinámica del Espíritu Santo y la comunidad de creyentes. Todos los fieles (individualmente y asociados) tienen el derecho y la obligación de cooperar en la misión de la Iglesia: proclamar a Jesucristo de acuerdo a la vocación y talentos recibidos del Espíritu Santo.
Como un resultado del Concilio Vaticano II la Iglesia tiene una estructura colegial de autoridad en que los laicos, el clero y los religiosos están llamados a trabajar colaborativamente para cumplir la misión de Jesucristo. Esto requiere un nuevo tipo de liderazgo, que se enfoque en el poder compartido. Significa empoderamiento de otras personas para implementar la visión y misión de la Iglesia.
Situación en Schoenstatt anterior al 2014
Un gran número de asuntos de orden cultural no se ha resuelto.
Ellos incluyen la división ideológica entre los miembros de Schoenstatt, la extensión y las ramificaciones del clericalismo, una cultura permisiva del secreto que lo impregna todo, la influencia débil de la doctrina social de la Iglesia y su mensaje moral ...
En general, existen problemas de credibilidad y de comunicación que crean polarización, y realidades demográficas distintas que crean desafíos a la conducción.
Existe una desconexión entre valores que acentúan la autonomía, la igualdad, la apertura, el empoderamiento, la participación, y la cultura institucional dominante que enfatiza en su gestión la dependencia a los miembros de los Institutos Seculares.
Tareas que se asumen a partir del 2014
En general, hay que empoderar a los militantes, lo que supone transparencia, "pesos y contrapesos" (checks and balances) en las estructuras, responsabilidad... Regresar al núcleo de nuestra misión, proporcionando atención pastoral, desarrollando vinculaciones personales con los miembros sobre la base de la mutua confianza, ayudando a las personas a conducir una vida de integridad y servicio, proveyendo liderazgo moral y acompañamiento espiritual.
Promover una cultura que favorezca la bienvenida de nuevos miembros. Recibir, aceptar, energizar y empoderar a los laicos. Asegurar a los militantes que Schoenstatt les pertenece a ellos, para que tengan confianza para hacer escuchar su voz, y el liderazgo tenga la valentía de actuar siguiendo sus sugerencias.
Crear una estructura más abierta manteniendose fiel a la misión y su historia.
Apropiación total de Schoenstatt por parte de los militantes, orientados y enfocados en la misión y en el apostolado.
En particular, hay que crear un Consejo Asesor de la Presidencia General y de la Presidencia Nacional para incorporar los talentos y experiencia de personas laicas:
- con poder de iniciativa y también poder para estudiar y responder a propuestas y proyectos.
- elaborar un proceso de nominación que identifique líderes de estatura, experimentados, provenientes de diversas áreas geográficas y con diversidad en sus especialidades. Invitar a un intercambio amplio antes de encargar a una persona un cargo de liderazgo.
- tener un staff permanente para asumir las tareas que requieren de personal profesional laico remunerado.
- reunirse regularmente varias veces al año con el Comité Ejecutivo de la Presidencia Internacional/Nacional.
- dar a conocer públicamente sus sugerencias y propuestas en la Asamblea General en octubre de cada año.
Los miembros de la Presidencia deben reconocer la importancia de una administración efectiva para lograr cumplir con la misión de Schoenstatt enmarcada en la misión de la Iglesia:
Adoptar normas y prácticas administrativas efectivas.
Elaborar normas para los Consejos Asesores.
Nombrar a un Director Administrativo para asistir a la Presidencia en su función de gobierno (delegando trabajos que pueden hacer mejor personas laicas).
Nombrar un Consejo de Administración a nivel nacional y a nivel diocesano, formado por profesionales laicos con capacitación y experiencia administrativa para asesorar a la Presidencia Nacional y al Director Administrativo.
Elaborar una evaluación cada cinco años a nivel nacional:
- realizar una evaluación comprehensiva, redefiniendo las metas y objetivos que se emplean para lograrlos a través del ejercicio de su ministerio pastoral de evangelización, preparado por un equipo de personas laicas con experiencia administrativa apropiada, complementado con ministros ordenados con experiencia en administración.
Publicar balances financieros, presupuestos y planes estratégicos del Movimiento (excluyendo a los Institutos Seculares):
- elaborar un sistema de información financiera - certificada y de fácil comprensión, para asegurar el cumplimiento de las normas para administrar el presupuesto, auditoría y standards de operación.
- examinar los procesos de recaudación de fondos (no confundir con la limosna) a todos los niveles coordinándolos, rindiendo cuentas, mejorando los métodos de recaudación, trabajo en equipo, invitando a personas con experiencia en recaudación.
Participar en reuniones internacionales sobre cambio cultural.
- promover, apoyar y participar en reuniones internacionales con la participación de líderes schoenstattianos laicos y consagrados que tienen experiencia significativa en la dirección y administración de instituciones influyentes en el mundo secular y de empresas sin fines de lucro, que provengan de una diversidad geográfica
- facilitar el intercambio de experiencias en cambio cultural y organizacional
- promover y desarrollar liderazgo en comunidades emergentes en la Iglesia, creando un modelo pastoral misionero que invite a su crecimiento.
Establecer un programa vigoroso de capacitación y formación de líderes y militantes similar a los que existen en el mundo secular.
- desarrollar el ministerio laico profesional como vocación y misión, que atraiga a personas jóvenes. Descripción de trabajo y carrera profesional, formación continua, tutoría y apoyo.
Implementar una mentalidad pro-activa de servicio.
- establecer para los jóvenes un servicio voluntario de misioneros.
- establecer para las personas de tercera edad programas de formación con tutorías al servicio de los jóvenes.
Implementar un proceso de planificación de recursos humanos y financieros para:
- identificar necesidades futuras de Schoenstatt, elaborado con la participación de profesionales con experiencia en este campo.
- incrementar la confianza y empoderamiento para utilizar mejor los talentos y capacidades de las personas laicas.
Formar una asociación entre países y diócesis que disponen de recursos humanos y financieros adecuados y los países y diócesis que no los tienen, para establecer una relación constructiva que permita crecer.
Desarrollar un proceso para evaluar las liturgias eucarísticas, especialmente las homilías y la música litúrgica.
El mundo secular es una gran bendición de Dios y los cristianos laicos tenemos la vocación y misión de vivir en el mundo para administrarlo.