Schoenstatt – Iglesia - mundo

La visión del P Kentenich sobre la Iglesia-familia no es eclesiocéntrica. Supera el horizonte de la fraternidad de los creyentes entre sí. Su visión de lo fraterno desciende de la acentuación trinitaria de su marianismo. Y se asume como tarea específica de Schoenstatt la plasmación de “un hombre nuevo en una comunidad nueva”.

Lunes 15 de diciembre de 2014 | P Joaquín Alliende

La Revolución Francesa marcó todo tiempo posterior. Como la Iglesia está encarnada en la historia del mundo secular, hay una continua interacción entre Iglesia y mundo. Este engranaje no es mecánico. Es una interacción de vida, la cual no es abstracta ni etérea, tiene fechas, nombres y apellidos.

Nuestro fundador seguía la evolución de los pueblos con un ojo abierto e incisivo. Se sintió responsable de proponer modelos para la plasmación del humanismo cristiano. Aquí interesa recordar que, en el P. Kentenich, la mirada religiosa del fenómeno de asociación contemporánea no se focaliza en el fenómeno eclesial solamente. Su visión de la Iglesia-familia no es eclesiocéntrica. Supera el horizonte de la fraternidad de los creyentes entre sí. Su visión de lo fraterno desciende de la acentuación trinitaria de su marianismo. Y se asume como tarea específica de Schoenstatt la plasmación de "un hombre nuevo en una comunidad nueva". La amplitud misionera lo llevó a asumir como propia, una formulación de los cristianos de los primeros siglos: "Iglesia, alma del mundo", eco de San Juan 6: "...para la vida del mundo".

Esta responsabilidad 'mundanal', secular, culmina de modo vinculante el carisma de Schoenstatt en su misión propia. En una palabra: no se puede entender a Schoenstatt sin un eje conductor, un vector que va desde la persona en su libertad, pasando por lo eclesial y proyectándose en una responsabilidad sociocultural y política. Vale decir, construir en Cristo a Schoenstatt, a la Iglesia, en la amplitud del 'Reino de Dios' en la tierra. Es ser instrumento del proyecto filial: "Venga a nosotros tu reino".

Así el post jubileo se nos despliega en tres escenarios concéntricos:

1. Renovación de la vivencia del 'Cántico al Terruño 'entre nosotros mismos.

2. Comunicar por doquier, a todo el pueblo de Dios, la riqueza del Schoenstatt ketenijiano, con fidelidad creadora, respetuosa y militante. El "Dilexit Ecclesiam" es una ética y una estética de vivir en la Iglesia y con la Iglesia, para la santificación del mundo.

3. Con la Iglesia-familia, bajo la dirección del Papa Francisco, proyectar a todas las culturas la experiencia y la conciencia católica... "¡Iglesia en salida!".

El post-jubileo se juega en el entorno de cada santuario. Se vive en un amor práctico a la Iglesia, nos demanda interioridad schoenstattiana, compromiso eclesial explícito y ardor misionero de hombres y mujeres seculares, mundanales: que "están en el mundo, sin ser del mundo", para servir a la maduración de la historia universal en Cristo Jesús.

Comentarios
Total comentarios: 1
17/12/2014 - 14:51:57  
hermoso y convenciso cada dia mas q el padre fundador kentenich un enviado de dios y adelantado en el tiempo todos los schotatianos debemos luchar por sus fundamentos IGLESIS FAMILIA.

eduardo
bahia blanca argentina
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el 29/12/2016 a las 00:09hrs