Seguir a Francisco
Humildad, sencillez y pobreza. Son palabras que al viento resuenan muy bonitas y tal vez nadie se atrevería a negar que sean necesarias en los tiempos actuales. Estos conceptos han resaltado mayormente mediante los signos y ejemplos de nuestro Santo Padre Francisco, nombre que eligió pensando en San Francisco de Asís. Pero, ¿quién es San Francisco?, ¿realmente sabemos lo que significa su ejemplo?, ¿se traduce en acciones concretas de nuestro estilo de vida, tomando las consideraciones necesarias acorde al estado de vida?.
| Marcelo Lizana Marcelo LizanaHumildad, sencillez y pobreza. Son palabras que al viento resuenan muy bonitas y tal vez nadie se atrevería a negar que sean necesarias en los tiempos actuales. Estos conceptos han resaltado mayormente mediante los signos y ejemplos de nuestro Santo Padre Francisco, nombre que eligió pensando en San Francisco de Asís. Pero, ¿quién es San Francisco?, ¿realmente sabemos lo que significa su ejemplo?, ¿se traduce en acciones concretas de nuestro estilo de vida, tomando las consideraciones necesarias acorde al estado de vida?.
Humildad: Santa Teresa de Lisieux nos enseña y advierte en no caer en la "falsa humildad". Para ello debemos conocer y saber quiénes realmente somos, ni más ni menos. Es decir, si alguien nos pregunta cómo somos en nuestro trabajo; si realmente somos buenos contestar esto, si caemos en la falsa humildad podríamos decir que somos lo peor o el menos capaz. Por otra parte, decir que somos los mejores de todos. Jesús se nos presenta como el Hijo de Dios, tal cual lo es. Implica reconocer sinceramente nuestras fortalezas y debilidades.
Sencillez: Debe ser simple de explicar. Se traduce en vivir sin grandes complicaciones. Una persona sencilla es alguien a quien podemos acudir, acercarnos o saludar sin tener que realizar grandes ademanes. La persona sencilla es acogedora con el otro y su entorno es acogedor. La sencillez de San Francisco lo hacía ser acogedor; quienes lo siguieron fue por un encuentro personal con él y, por medio de é,l un reflejo de una parte de Cristo.
Pobreza: Como escuché alguna vez al querido P. Horacio Rivas, "crearse necesidades innecesarias" llevar una vida llenándola de cosas. Por ejemplo, ¿existe alguna razón para cambiar el televisor que funciona, que se ve bien, por un LED de alta definición?. En este ejemplo, preguntarse: ¿esta adquisición me facilita la vida, me hace mejor persona o contribuye a una necesidad vital cuyas consecuencias podrían ser nefastas?. No todos según el estado de vida y espiritualidad estamos llamados a la pobreza mendicante de Francisco, sino que se trata de dar el lugar que corresponde a los bienes materiales, no como un fin sino como un medio acorde a mi estilo de vida y necesidades, teniendo en cuenta las consideraciones éticas pertinentes al uso de los bienes, pues son bastantes las necesidades materiales en el mundo, pero mayores son las espirituales.
Todo esto se traduce en la vida práctica de Francisco. Mirado desde nuestro tiempo, a simple vista parece muy fácil decir que lo seguiría o juzgar a las personas de su época que lo criticaban. La clave está en preguntarnos a nosotros mismos, de forma muy sincera, si yo hubiese estado en los tiempos del Santo de Asís, ¿lo hubiese seguido o le habría arrojado piedras?.