TRADICIÓN E INCULTURACIÓN MUSICAL
Una enseñanza sobre la liturgia y la inculturación por medio de los cantos, sobre sus significados e importancia para la práctica eclesial. "Ave María, llena de gracia..." Las múltiples versiones musicales diferentes de esta hermosa oración, cuya primera parte está basada en la Sagrada Escritura (Anunciación, Visitación), y la segunda parte pertenece a la tradición de la Iglesia, son un buen ejemplo de aquello que actualmente llamamos inculturación, es decir la encarnación del Evangelio en cada cultura y la introducción de los distintos pueblos con sus culturas en nuestras comunidades cristianas.
| María Isabel Herreros Herrera María Isabel Herreros Herrera"Ave María, llena de gracia..." Las múltiples versiones musicales diferentes de esta hermosa oración, cuya primera parte está basada en la Sagrada Escritura (Anunciación, Visitación), y la segunda parte pertenece a la tradición de la Iglesia, son un buen ejemplo de aquello que actualmente llamamos inculturación, es decir la encarnación del Evangelio en cada cultura y la introducción de los distintos pueblos con sus culturas en nuestras comunidades cristianas. En lenguaje misionero, esto se puede traducir como adaptación. Los artistas católicos de todos los tiempos han querido revestir las palabras del Ave María con lo mejor de la música existente en su época. Franz Schubert, en la época romántica, compuso la música para un poema de Sir Walter Scott, en que una hija pedía a la Virgen por la vida de su padre. La tradición de la Iglesia utilizó esa música, cambiándole la letra, para cantar -en latín- el famoso "Ave María" que tanto se utiliza en ceremonias de matrimonio, funerales, etc. Otro tanto ocurre con la línea melódica del "Ave María" en latín que Charles Gounod, también en el romanticismo, diseñó para ser superpuesta sobre un preludio para clavecín de Juan Sebastián Bach, compositor del barroco.
Hoy la Iglesia busca volver a destacar su universalidad introduciendo gradualmente el idioma latín en la liturgia. Como un ejemplo puedo citar la Misa "Pour faire Eglise" (Para hacer Iglesia), compuesta para la proclamación del Doctorado de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz traducida del francés por las Carmelitas Descalzas. Sus partes (todas adaptadas a la misma música) son:
I.- Kyrie, Christe, Kyrie eleison.
- Tú que eres el Camino que conduce al Padre, Señor, ten piedad de nosotros.
- Tú que eres la Verdad que ilumina los pueblos, Señor, ten piedad de nosotros.
- Tú que eres la Vida que renueva el mundo, Señor, ten piedad de nosotros.
II.- Gloria, gloria in excelsis Deo.
- Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias.
- Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso, Señor, Hijo Único Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
- Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica. Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
- Porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.
III- Sanctus, Sanctus, Sanctus Dominus.
- Señor Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
- Hossana en el cielo. Bendito el que viene en el nombre del Señor.
IV.- Agnus Dei, Agnus Dei, miserere nobis.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
¿Cómo podemos nosotros, en Schoenstatt, como misioneros de la Alianza de nuestro padre y fundador, hacer vida la inculturación en nuestro mundo? Pensemos en las diferentes características de los Santuarios filiales. De acuerdo, entre otras cosas, al lugar en que se encuentran, y las características de sus comunidades, lo cual se expresa muy bien el día de la inauguración de cada uno de ellos. Aunque las ceremonias son muy similares, siempre hay signos y símbolos originales con que cada Familia en particular expresa la vida y los ideales de Schoenstatt de acuerdo a su propia realidad.
Según el documento "Liturgia e Inculturación" de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos -párrafos 39 al 42- las formas musicales, las melodías y los instrumentos de música deben adaptarse al uso sagrado y a la dignidad del templo; contribuyendo así eficazmente a la edificación de los fieles. Igualmente se deben elegir los gestos y actitudes corporales con que cada pueblo en particular expresa su situación ante Dios, dándoles un significado cristiano, ojalá en base a los gestos y actitudes de origen bíblico. Lo mismo sucede con la expresión corporal. En ciertas ocasiones pueden permitirse en la liturgia los balanceos rítmicos, el batir de palmas, los movimientos de danza, siempre que sean expresión "de una verdadera y común oración de adoración, de alabanza, de ofrenda o de súplica, y no un simple espectáculo".
En cuanto al lenguaje de los cantos, aunque el idioma oficial y universal en la Iglesia es el latín (y el Papa Benedicto XVI facilitó para ciertas ocasiones la celebración de misas en ese idioma), el lenguaje católico (es decir, universal) se adapta a cada lugar donde se celebra el culto, considerando como su principal objetivo comunicar la Buena Noticia de la Salvación, y también nuestra oración como Iglesia al Señor. De este modo se manifiesta, con la verdad de la fe, la grandeza y santidad de los misterios celebrados.
Por este motivo se debe cuidar la forma de adaptar el lenguaje propio de cada pueblo a la liturgia, particularmente si se trata de expresiones provenientes de religiones no cristianas, y tener en cuenta los distintos géneros literarios empleados en la liturgia. El documento también se refiere al fomento de la música y el canto, en especial de los textos litúrgicos, no sólo en lo religioso propiamente tal, sino también (sobre todo durante las misiones) en la adaptación del culto a la idiosincrasia de cada pueblo, ya que se memoriza mejor un texto al ser cantado que al ser leído. De ahí se desprende que la inspiración bíblica, litúrgica y la calidad literaria de los textos de los cantos sea tan importante para la Iglesia misionera.