Un Gesto Admirable

Impresionante, sorpresivo, pero no menos admirable gesto de generosidad y lucidez de un gran Papa, que en la plenitud de sus facultades intelectuales y en pleno ejercicio de su libertad personal, se ha dejado llevar por el viento impetuoso del Espíritu Santo y ha puesto a disposición de Dios, de la Iglesia, del Pueblo Fiel y de sus hermanos Cardenales, el puesto que Dios le había confiado como Pastor de su Iglesia, antes que la disminución de sus fuerzas físicas lo comenzaran a abandonar.

| Juan Luis Vacher Juan Luis Vacher

Impresionante, sorpresivo, pero no menos admirable gesto de generosidad y lucidez de un gran Papa, que en la plenitud de sus facultades intelectuales y en pleno ejercicio de su libertad personal, se ha dejado llevar por el viento impetuoso del Espíritu Santo y ha puesto a disposición de Dios, de la Iglesia, del Pueblo Fiel y de sus hermanos Cardenales, el puesto que Dios le había confiado como Pastor de su Iglesia, antes que la disminución de sus fuerzas físicas lo comenzaran a abandonar.

Gesto propio de una gran alma, alma grande, gesto de magnanimidad que se encuadra en la línea de su Maestro y Mentor, Nuestro Señor Jesucristo, que no vino a ser servido, sino que a SERVIR.

Ya se habla de los posibles "papabiles", en los medios periodísticos del mundo entero. Dios quiera y permita que los Padres del Cónclave dejen que sea el Espíritu Santo el que hable plena y limpiamente acerca del hombre que Dios quiere para la Iglesia de nuestro tiempo y que se dejen de lado todos los intereses "foráneos" que puedan empañar la elección de nuestro nuevo Papa.

Es hora de Oración, de Reflexión, de Búsqueda de la persona adecuada para una Iglesia servidora, austera, sencilla, dialogante, acogedora, convocadora, de puertas y ventanas abiertas, pastoral, iluminadora de las verdades permanentes del espíritu que informan las verdades humanas, sociales, económicas, científicas, filosóficas y de toda índole donde participa el ser humano y todos los seres humanos.

Anhelamos un Papa capaz de lavar los pies de sus discípulos, capaz de cuidar "que no se quiebre la caña doblada, que no se apague la mecha humeante", capaz "de atravesar la montaña para ir a servir", y permanente anunciador del "HACED LO QUE ÉL OS DIGA" y capaz de salir a los caminos "a buscar a la oveja que se había perdido". Un Papa capaz, junto con Jesucristo, de "hacer llenar los odres de agua y hacerla probar", un Papa capaz de hacer, junto con sus hermanos bautizados y con todo hombre y mujer de buena voluntad, una fiesta de la vida, a la plena luz del sol de mediodía.

Con fe y esperanza en la acción del Espíritu Santo en medio de su Iglesia y en medio del mundo, los saluda con respeto fraternal.

Juan Luis Vacher

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