UN MES DEDICADO A MARÍA
Toda la Iglesia en Chile inicia y celebra el Mes de María durante noviembre, celebración que culmina el día de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. En el resto del mundo se reza en el mes de mayo.
| P. Rafael Fernández P. Rafael FernándezUN MES DEDICADO A MARÍA
Toda la Iglesia en Chile inicia y celebra el Mes de María durante noviembre, celebración que culmina el día de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Personalmente no tengo noticia de algún país en que la celebración del Mes de María sea tan relevante como en el nuestro y que se celebre en esta fecha. En muchísimos lugares existe, por cierto, un mes dedicado a la Virgen María (probablemente su origen se remonta a san Felipe de Neri), pero se reza en el mes de mayo. Nosotros, en Chile, somos una excepción al celebrarlo en la fecha que lo hacemos.
Schvivo ofrecerá cada día una meditación para acompañar la oración personal y/o comunitaria. Será siempre una mirada sobre un pasaje mariano del evangelio.
Esta meditación diaria la encontrarán en portada, a mano derecha. También podrán encontrarla en la pestaña "Mes de María" del menú superior.
La tradicional oración inicial y final del mes que se encuentra abajo en este artículo, igualmente estarán disponibles en la meditación de cada día.
Algo de Historia sobre el Mes de María en Chile.
Esto hizo que en Chile, a diferencia de otros países, el Mes de María lo celebremos durante el mes en que nuestros campos y jardines se visten de hermosas flores, mostrando todo su esplendor. Flores que recuerdan y simbolizan a la Virgen bella e inmaculada. El Mes de María es el mes de las flores. De allí que entonemos en él la canción tradicional Venid y vamos todos, con flores a María y que recemos Oh María, durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza .
Proclamaremos el nombre de María. Lo haremos con nuestra vida, con nuestra palabra y con nuestro compromiso apostólico. Haremos que ese nombre resuene vigorosa y cálidamente en la Iglesia y en nuestra patria, para que encienda en su amor nuestros corazones y el de todos los chilenos. Proclamaremos ese nombre como lo hizo nuestro Padre, siguiendo sus pasos. Ese será nuestro obsequio de cumpleaños. Estamos seguros que para él ese será el mejor regalo. En estrecha unión con él, decimos a María:
Para que nuestra patria encuentre el camino. Para nosotros la estrella de nuestra bandera y de nuestro escudo nacional, simboliza a María. Ella es la estrella de la nueva Iglesia Misionera querida por nuestro Padre y convocada por el Santo Padre y los Obispos de Latinoamérica. Es nuestra responsabilidad de schoenstatianos de que así sea.
ORACIÓN INICIAL DEL MES DE MARÍA
Oh! María, durante el bello mes que te está consagrado todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros humildes, caritativos, pacientes y resignados.
¡Oh María!, has producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes. Que ellas broten, florezcan y den al fin fruto de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres.
Amén
ORACIÓN FINAL
¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradecerte y solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia Él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará en su corazón y el tuyo.
Que convierta a los enemigos de tu Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de tu ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir.
Amén