Un Regalo de Navidad para el Niño Nacido en Belén
En Navidad, el ambiente y las actividades se llenan de diversas manifestaciones, como la publicidad que ofrece múltiples regalos y diversas formas para adquirirlos. El paisaje urbano se uniforma en todo el mundo, inundado de pascueros, árboles, adornos y coloridos escaparates. Prima la ausencia de figuras religiosas como los pesebres o imágenes que recuerden el nacimiento del niño Jesús. Por eso, mi reflexión busca proponer que pongamos nuestra cuota para crear un ambiente navideño verdaderamente cristiano en un medio donde cada día hay menos expresiones de ello. Un compromiso a vivir el amor, la solidaridad y cultivar un verdadero espíritu de paz puede constituir un presente inspirado en el modelo de vida que Jesús nos mostró.
| Juan Emilio Cheyre Juan Emilio CheyreVivimos el mes de diciembre y, como todos los años, la Navidad acapara nuestra atención. El ambiente y las actividades se llenan de diversas manifestaciones. Sin duda, lo más visible es la publicidad y la propaganda en impresos, televisión, letreros y gigantografías que ofrecen múltiples regalos y promocionan diversas formas para adquirirlos. El paisaje urbano se uniforma en todo el mundo, inundado de pascueros, árboles, adornos y coloridos escaparates.
Un mes muy movido me ha permitido comprobar que hay pocas diferencias en adornos y vitrinas cuando uno camina por las calles de Madrid, Oslo, Buenos Aires, Temuco, Concepción, Santiago, Arica o Tacna.
He quedado con la impresión de que en lugares tan distintos y distantes unos de otros, existe una misma matriz, sinónimo de compulsión por la oferta de innumerables productos para chicos, grandes, hombres y mujeres. Una tendencia que crece año a año y se torna cada vez más sofisticada.
La segunda impresión a la que llegué es la ausencia -dentro de este colorido escenario- de objetos o figuras religiosas como los pesebres o imágenes que recuerden el nacimiento del niño Jesús. Pareciera que la Navidad es la fiesta de Papá Noel, ya que existen pocas imágenes que nos recuerden la venida de Dios al mundo.
En lo personal, rechazo la visión aquella de que todo tiempo pasado fue mejor. Por el contrario, adhiero a que los tiempos actuales tienen tremendas potencialidades para una vida plena. La modernidad nos ha traído avances que a todos nos entregan más oportunidades en tantos sentidos. Sin embargo, para nosotros los cristianos, hay señales que deberían llamarnos a la reflexión. La fecha en que Jesús se hizo hombre, regalándonos su propia vida, me parece una ocasión imperdible para identificar qué podemos regalarle nosotros a Él.
Creo que el regalo más urgente es comprometernos a vivir como cristianos. El camino es tratar de imitar, en nuestras actividades cotidianas, lo que Jesús nos mostró desde su nacimiento en Belén. En ese sentido, debemos asumir que el mundo de hoy está necesitado de hombres y mujeres que busquemos poner el amor al prójimo en el centro de nuestro actuar. Por otra parte la sociedad llena de oportunidades y con riquezas crecientes, mantiene cuotas de millones de personas que carecen de recursos básicos. En ese ambiente, la solidaridad es una segunda demanda que nos exige preocuparnos, y no sólo en estas fechas sino permanentemente, por quienes menos tienen.
A su vez, deberíamos pensar que mientras en Chile celebraremos una Navidad alejada de violencia o guerras, en muchos lugares del mundo mueren miles de personas producto de luchas de todo tipo como en Siria, Pakistán, el Norte de África o lugares más cercanos donde la criminalidad y la droga mata diariamente en Centro América y el Caribe. Un compromiso con la paz y la erradicación de la violencia me parecen actitudes que debemos asumir.
La reflexión que comparto en estas líneas busca proponer que pongamos nuestra cuota para crear un ambiente navideño verdaderamente cristiano en un medio donde cada día hay menos expresiones de ello. Recuperar la tradición del pesebre creo que resulta perfectamente factible en ciudades, centros comerciales, colegios y por cierto en nuestras casas y lugares de trabajo. Así, haremos visible el nacimiento de Jesús, opacado tras la figura de Papá Noel y la compulsión por la compra de regalos.
Adicionalmente, podemos hacer nuestro propio obsequio al Niño que nació en un pesebre. Pienso que un compromiso a vivir el amor, la solidaridad y cultivar un verdadero espíritu de paz puede constituir un presente inspirado en el modelo de vida que Jesús nos mostró. El mundo de hoy necesita de estos valores. Ellos son parte de nuestra cultura de cristianos. Asumirlos como parte de nuestra vida debería ser algo natural que sin duda contribuirá a la construcción de un mundo mejor.