Un Schoenstatt en salida, un Schoenstatt misionero

Los invitamos a leer la homilía del P. Juan Pablo Catoggio, Presidente de la Presidencia General de Schoenstatt, en la Misa del 18 de octubre en el Santuario Original, del 18 de octubre de 2016, año de la Misericordia.

Miércoles 19 de octubre de 2016 | P. Juan Pablo Catoggio

Querida Familia de Schoenstatt,

Celebramos el 18 de octubre, día de alianza. Coincide con la fiesta del Evangelista San Lucas. San Lucas es considerado el evangelista de la misericordia. Solo en su evangelio se encuentran textos como la parábola del hijo pródigo, del buen samaritano, la historia de Zaqueo o del buen ladrón. Como evangelista encarna también el encargo misionero de la Iglesia, de ello nos habla el evangelio de hoy. Misericordia y misión, estas son las claves que marcan la renovación de la alianza este año.

Homilía

El accontecimiento de nuestra fundación
Celebramos el 18 de octubre, el acontecimiento de la Alianza, acontecimiento de nuestro origen y fundación. Al comienzo de nuestra historia no hay una idea, una ideología o un plan de escritorio. Al comienzo está Dios, está María. Hay un acontecimiento, un encuentro. Nuestro Padre no se cansó de repetirlo: irrupción de Dios, irrupción de lo divino.

Lo particular son tres aspectos de este acontecimiento: primero, Dios tomó la iniciativa a través de María, segundo, esta irrupción está inseparablemente unida a este lugar, al pequeño Santuario, y por último esta irrupción de Dios es un ofrecimiento que reclama nuestra respuesta, nuestra colaboración, por eso se trata de Alianza y sabemos de nuestras contribuciones al Capital de Gracias.

Podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿cómo vivo mi alianza? ¿Puedo decir con convicción que mi alianza es también una irrupción de Dios en mi vida, en mi historia? ¿Puedo decir, como el Padre decía, que la Alianza es un punto de inflexión en mi camino y es más y más el centro de mi vida? ¿soy consciente de esta iniciativa de Dios en mí y a través mío?

Un Schoenstatt en salida, un Schoenstatt misionero

El jubileo 2014 hizo palpable la magnitud y amplitud de este acontecimiento, de esta alianza. 100 años de Alianza de Amor no dan la certeza de que la Alianza hace historia, y aún más, que hace futuro. La juventud tomó la antorcha en sus manos, ellos llevan el fuego de Schoenstatt al futuro. El futuro de Schoenstatt está en buenas manos. Los muchos representantes de todo el mundo mostraron y demostraron que Schoenstat pertenece a toda la Iglesia y a todo el mundo, que la Alianza va más allá de todas las fronteras y que abarca a todos los pueblos, todas las culturas, todas las generaciones. Experimentamos la universalidad de la Alianza y aprendimos nuevamente que la Alianza es misión.

Estamos comprometidos con un Schoenstatt en salida, un Schoenstat misionero, un Schoenstatt que ha de salir de sus comodidades y ha de ir hacia los demás, a todos los hombres, y sobre todo hacia aquello que están marginados, en las periferias de la vida, y están más necesitados. Pero este Schoenstatt, queridos hermanas y hermanos, somos nosotros, ningún otro, sino tú y yo.

Un encuentro me tocó especialmente este año. En Burundi conocí a la Hna. Bernita, hoy 87 años. En 1952, con apenas 23 años, y siendo una joven novicia, fue enviada a Sudáfrica como misionera. 10 años después partió con otras dos hermanas como pionera a Burundi. Le pregunté: ¿cuándo volvió por primera vez a Alemania? 1971, 19 años después. Y piensa volver otra vez: no ya soy muy vieja, moriré en Burundi. Esto era ya "Schoenstatt en salida"!

Tiempo de la Misericordia

El Santo Padre nos ha dado una clave en este Año Santo, que capta el núcleo del Evangelio e igualmente el centro de nuestro mensaje de la Alianza de Amor: la misericordia. Ninguna otra cosa, y nada más importante, necesita y espera el mundo de hoy de Dios, y por eso de la Iglesia y de nosotros cristianos. Es el "tiempo de la misericordia: la Iglesia muestra su rostro materno, su rostro de madre, a la humanidad herida. No espera a que los heridos llamen a su puerta, sino que los va a buscar a las calles, los recoge, los abraza, los cura, hace que se sientan amados." (Francisco, El nombre de Dios es misericordia, p.26)
Este año hemos de renovar nuestra alianza de amor en estos dos sentidos: como alianza de misericordia y como alianza de misión. Por un Schoenstatt misericordioso y misionero.

La Santísima Virgen es misericordiosa en todas partes, pero en sus lugares, en sus santuarios, Ella quiere derramar de manera especial la riqueza de su misericordia sobre la humanidad doliente... Si queremos despertar, desafiar la misericordia de Dios, la misericordia de la Santísima Virgen, ¿qué tenemos que regalarle a la Santísima Virgen en virtud de la alianza de amor? Primero, nuestra miseria; segundo, nuestra confianza heroica; y tercero, nuestra entrega total... Schoenstatt es un desposorio perfecto entre la infinita misericordia de Dios y la ilimitada miseria humana. La historia de Schoenstatt no es más que una constante competición entre la misericordia divina y la miseria humana. Y ¿quién triunfa en esta competición? La misericordia divina triunfa sobre la miseria humana. Segundo: la misericordia divina triunfa a pesar de la miseria humana; y tercero: la misericordia divina triunfa a causa de la miseria humana." (P. Kentenich, Lunes por la tarde 5, 18 de febrero 1957).

Misericordia y misión

El Padre nos dice una vez más: Hijo, hija, no te olvides de tus miserias! No te olvides de la misericordia de Dios! No te olvides de tu madre!
Quedémonos con estas dos palabras: misericordia y misión. Sólo un Schoenstatt misericordioso podrá ser plenamente un Schoenstatt misionero. Como lo expresan jóvenes estudiantes en Chile: misericordia en salida!

Fuente: Schoenstatt.org

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