Vocación

Escuchar el llamado interno del corazón es lo que debiera primar en elección de una carrera en la Educación Superior. La palabra vocación viene de del verbo "vocare", que significa llamado en latín. La tarea de educar debiera consistir en acompañar el desarrollo y el crecimiento del ser humano para que alcance su plena madurez en todos los ámbitos y pueda libremente asumir un servicio que contribuya a mejorar el mundo en que nos toca vivir. En palabras del P. K, educar es servir la vida ajena. 

| Cecilia García Huidobro Cecilia García Huidobro

En estos días de vacaciones, muchos jóvenes han recibido el resultado de la PSU, y han tenido que enfrentarse a la elección de una carrera en la educación superior.

Con asombro he escuchado las razones que los motivan a elegir. Descontando a los jóvenes que tienen clara su vocación, sus habilidades y destrezas y el camino para realizar sus sueños, la mayoría elije por descarte... es decir lo que no me gustaría o no me interesa en absoluto, o lo que me puede aportar un beneficio económico , social o una posición de poder...

Razones para esta postura hay miles, desde la inmadurez al individualismo, a la sociedad de consumo, a las deformaciones éticas y valóricas en algunos casos, pero lo que no podemos olvidar es el origen del conflicto.

Escuchar el llamado interno del corazón es lo que debiera primar en la decisión. La palabra vocación viene de del verbo "vocare" que significa llamado en latín. La tarea de educar debiera consistir en acompañar el desarrollo y el crecimiento del ser humano para que alcance su plena madurez en todos los ámbitos y pueda libremente asumir un servicio que contribuya a mejorar el mundo en que nos toca vivir. En palabras del P. K, educar es servir la vida ajena.

Según los distintos tipos de personalidad, podemos distinguir aquellos llamados a servir o a "realizarse" desde las vocaciones sociales, científicas, tecnológicas, artísticas, humanísticas, religiosas, dependiendo de las habilidades y características manifiestas para desempeñarse en ámbitos de esa naturaleza.

Si queremos ser profesores necesitamos un gran carisma de humanismo afectivo-social, ya que sin importar la disciplina que se enseña, debe acompañar a la persona que aprende.

Se requiere del gusto por estar con otros, de la capacidad de establecer relaciones sociales, se necesita ser capaz de interactuar asertiva y empáticamente, es necesario gustar de participar en actividades de grupo, cooperar con otros en el trabajo e equipo, gustar de pertenecer, porque la labor docente es siempre interactiva e interpersonal.

En cualquier elección profesional que se haga, la "alegría en el desempeño" es el termómetro de la vocación. Alegría a pesar de las dificultades y del sacrificio, no admitir acciones mal hechas, por el convencimiento de la nobleza de su trabajo no se escatiman los esfuerzos.

Antes de elegir la profesión docente conviene revisar si se esta dispuesto a respetar, empatizar, perdonar, dar nuevas oportunidades, comprender, dialogar, escuchar, poner atención en el otro, reconocer logros, servir desinteresadamente, responsabilizarse por el otro, conducir al otro a la autonomía, a la capacidad de ejecución, a la búsqueda de su identidad.

Comprometerse e involucrarse emocionalmente me convierte en un educador y no en un mero instructor y en el proceso educativo dar testimonio de vida con el ejemplo de los valores y actitudes a los que se adhiere.

Se recomienda ver las siguientes películas que ilustran la vocación de profesor:
"Los Coristas", "El Concierto", "Toma mi Mano", "Mentes Peligrosas", "Música del Corazón", "La lengua de las Mariposas", "La Vida es Bella", "El Profesor de Piano", "Un Lugar en el Mundo", "La Novicia Rebelde". etc.

Cecilia García-Huidobro B.
Psicopedagoga UC.

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