¿CRISTOCÉNTRICO O PATROCÉNTRICO?- Por Patricio Young
Lunes 20 de julio de 2020 | Patricio YoungEn columna anterior, señalé que el sustrato de nuestra crisis era que Cristo no está en el centro de nuestro carisma, como nos lo hizo presente el Papa en nuestra visita por los cien años, donde nos dijo: “Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia desde el más variado a los más ricos, tiene que ser descentrado. En el centro está el Señor"
El Padre Rafael comentando esta columna, señaló que Schoenstatt es patrocéntrico al igual que Cristo. “En Cristo con María, por el Espíritu Santo, hacia el Padre”
Cuando analizamos la crisis que desemboca en el exilio del padre fundador, ésta se centra en el principio paternal. La paternidad humana como camino a la paternidad divina. El padre pone como gran ejemplo a Teresa de Jesús para quién su vocación estuvo muy marcada por el ejemplo de su padre. Y yo agregaría Teresa de Los Andes que tuvo el mismo camino.
En el principio no tenemos duda, es muy válido. ¿Dónde tenemos problema? En su aplicación. Eso es lo que le cuestiona el visitador y a lo que el padre responde en la larga Epístola Perlonga. “Todas (las objeciones), sin excepción, pueden reducirse a un denominador común, todas culminan en un solo reproche: El director (el padre) se coloca indebidamente en el punto central. Y de ese modo recuerda métodos del pasado inmediato que han demostrado ser muy perniciosos”. (Epístola Perlonga. Primera entrega Santiago 31/5/ 1949)
Si la paternidad humana es reflejo de la paternidad divina, no me da derecho a pararme ante mis hijos y decirle, desde hora en mi van a ver a Dios Padre y por lo mismo todo lo que yo sostenga es reflejo de la voluntad de ÉL. Un tema muy delicado y complejo por las consecuencias que esa actitud puede tener en el hijo, en su libertad de conciencia y su desarrollo original.
¿Sería eso lo que creyó percibir el visitador? El problema de asumir la representación de Dios Padre en la relación con las hermanas y en el acto de entrega filial ¿al padre? o al ¿Padre? En efecto, el acto era finalmente para el Padre Dios, pero intermediado por la persona del padre fundador. Esta relación puede fácilmente percibirse casi indisoluble. Por lo mismo se permitía decir: “El padre lo puede todo” ¿cuál padre? Claro, porque allí estaban juntas las dos figuras en una profunda simbiosis.
Al respecto hay dos aspectos en los que quisiera profundizar; uno de fe y doctrina, el otro antropológico.
a) Desde la fe y la doctrina
Cristo fue muy claro: “Yo soy el camino la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Jn 14:6) , en su respuesta a Tomas en su discurso de despedida de este mundo. Más adelante dice: “Quién me ha visto a mi ha visto al Padre”. Ambos están profundamente unidos.
Jesús es el gran “revelador” del Padre.
“Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. (Mt 11:27)
Es Cristo el único camino al Padre, no hay otro.
Sí, Nuestra fe es patrocentrica, como lo señala Jesús, pero para llegar al Padre solo hay un camino: Cristo. En tal situación, todos los caminos al Padre pasan por un encuentro personal y comunitario con Cristo y por eso el Papa nos dijo a la familia con claridad: “El centro es uno solo: Jesucristo. Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a Jesucristo. Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia desde el más variado a los más ricos, tiene que ser descentrado. En el centro está el Señor"
Por lo tanto, si Jesús y el Padre son uno, hay una sola centralidad. En definitiva, ese dilema no existe.
Además, “no somos católicos por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús”. (Papa Francisco 22 abril 2016)
De seguro este tema es para un largo estudio y debate de parte de expertos. El mismo que no se puede soslayar y debe hacerse con categorías del siglo XXI para que sirva de respuesta a éste tiempo.
b) Aspecto Antropológico
El padre, quizo reproducir en las hermanas el principio de paternidad familiar. Así el padre cumplía la función paterna y la superiora general la figura materna. Sin embargo, si el padre tenía el poder de remover o elegir a esta superiora, como lo hizo al regreso de Dachau, que removió a una superiora que ortiginalmente había elegido de por vida, naturalmente que su carácter de madre está muy limitado ya que está totalmente supeditada a las decisiones del padre.
La paternidad humana está conformada por dos componentes padre y madre. Dos personas unidas por amor con igual dignidad y derechos. De tal manera que en esa relación se van compartiendo, equilibrando y morigerando la relación de poder. La autoridad paternal en la familia está marcada sobre todo por el servicio. Los padres nos entregamos totalmente por nuestros hijos, por esa vida engendrada que está marcada por un amor único e irrepetible. Solo comparable con el amor de Dios Padre por sus hijos.
En la paternidad humana, nunca apelamos a nuestra representación de la paternidad de Dios para ejercer poder o autoridad.
Por ello es complejo reproducir esta visión paternal en una comunidad. Más aún cuando paternidad humana y paternidad divina, se confunden, se hacen una, se entrelazan.
En todo ser humano esa posición genera naturalmente un vértigo de poder que puede llevar a generar actos y conductas que van más allá de lo que le corresponde. José Kentenich como hombre, no está exento de ello. Recordemos con Cristo que en cada ser humano hay trigo y cizaña. También con Pablo “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero” (Rom 7:19). Y el mismo padre decía: “Donde hay seres humanos suceden cosas humanas. Esto rige en todas partes, incluso en los sectores más encumbrados de la Iglesia; y vale también para nosotros.” (E.P. final, quinta entrega Londrina 31/7/1949)
En la historia solo los Monarcas y Emperadores se consideraban tener la representación de Dios. Sabemos lo que eso significaba en el manejo del poder. Recordemos todo lo sufrido por abuso de poder en nuestra Iglesia chilena y mundial a causa de la forma monárquica de gobierno que aún se mantiene.
En definitiva, en mi opinión, como principio, la paternidad-filialidad es muy válida. Es su aplicación la compleja. Especialmente como se ha traslucido en los informes y decretos de los visitadores y la investigación de la historiadora y teóloga; en la relación del Padre Kentenich con las hermanas y la Familia. Por ello es válido y necesario revisar lo señalado por el visitador Tromp.
Este visitador, más allá de sus características personales, de descalificarlo prontamente, convendría tratar de buscar en ello una voz de Dios valiosa para el desarrollo de la Familia. Es un acto de humildad que puede costar asumir históricamente, pero si Dios ha querido hablarnos tan fuerte en estas circunstancias, no hay nada que no podamos hacer, revisar, asumir, profundizar o renovar en la vivencia de nuestro carisma. Esa es, a mi entender, una respuesta consecuente de la Familia a lo que la Providencia Divina nos está pidiendo.
“Por eso, - y de modo similar a como lo hacen los jesuitas -, también nosotros agradecemos todo desafío y nos alegramos de toda crítica seria. Precisamente porque esas cosas son para nosotros prueba segura de que Dios no nos ha olvidado, de que piensa en nosotros, de que no quiere que nos anquilosemos ni durmamos, de que aún conserva las riendas de la Familia en sus manos y quiere utilizarnos para salvar al mundo del caos.” (JK.Epistola Perlonga Cuarta Entrega Jacarezinho, 25/7/ 1949)
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Cristina
Paraguay
1. En relación a la sgte afirmación, "En mi columna anterior, señalé que el sustrato de nuestra crisis era que Cristo no está en el centro de nuestro carisma".
Solo recordar que al sellar nuestra alianza de amor, lo hacemos renovando nuestras promesas bautismales. Esto significa que al sellar la alianza, renovamos nuestra aspiración de vivir nuestra vida bautismal, esto es, nuestra incorporación a Cristo, en Alianza de Amor con María. En resumen, una aspiración a un vida bautismal profunda, forma parte esencial de nuestra concepción de la Alianza de Amor, centro de nuestro carisma.
2. ¿Como se entiende, desde el punto de vista del pensar orgánico, el rol de las otras personas del mundo sobrenatural, siendo que Cristo es el único mediador? La Stma Virgen, los santos, serían entonces señalizadores en la ruta para dejar el camino despejado al único mediador?
P. Dario Balbontin
Chile
Saludos
Virginia
España
Creo que es injusto achacar el abuso de poder en la monarquía al hecho de que los monarcas se considerasen representantes de Dios (como si los republicanos no abusasen...). Precisamente por considerarse representantes y vicarios (otra vez, 'todo poder viene de lo alto') deben velar por el bien de sus súbditos, responden ante Dios, y si abusan no es porque representen a Dios, sino porque lo representan MAL.
Saludos cordiales,
Gonzalo
Gonzalo Genova
Madrid, España
Me parece curioso que en ningún momento se plantee la pregunta de quién cumple la función maternal en las comunidades masculinas (Padres y Hermanos marianos). Obviamente la respuesta no puede ser la Mater, porque entonces, ¿por qué las Hermanas necesitan una superiora?
3. "En la paternidad humana, nunca apelamos a nuestra representación de la paternidad de Dios para ejercer poder o autoridad."
Me parece que esto es completamente falso, y no sé de dónde lo saca. 'Toda autoridad viene de lo alto'. Por tanto, tampoco se puede derivar de ahí que "es complejo reproducir esta visión paternal en una comunidad".
(sigue)
Gonzalo Genova
Madrid, España
Indudablemente dice Vd cosas que están bien y no puedo menos que estar de acuerdo. Pero en otros puntos pienso que su argumentación está equivocada o es muy débil. Detallo algunos puntos.
1. "por eso el Papa nos dijo a la familia con claridad: 'El centro es uno solo: Jesucristo. Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a Jesucristo. Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia desde el más variado a los más ricos, tiene que ser descentrado. En el centro está el Señor. ' Por lo tanto, si Jesús y el Padre son uno, hay una sola centralidad. En definitiva, ese dilema no existe."
Aquí no se entiende bien lo que dice Vd, me parece que confunde el dilema que censura el Papa (entre la centralidad de Dios o de los métodos pastorales) y el dilema entre Jesús y el Padre. El segundo obviamente no existe, pero eso no quita que el primer dilema sí exista históricamente y necesite ser purificado.
(sigue)
Gonzalo Genova
Madrid, España
Maria Isabel Herreros Herrera
Viña del Mar, Chile