EL SUSTRATO DE NUESTRA CRISIS- Columna de Opinión

Miércoles 8 de julio de 2020 | Patricio Young

El padre Sidney mucho tiempo atrás en una conversación nos decía; “Schoenstatt parte por la Mater y el padre fundador, de ahí saltamos al Padre Dios y nos olvidamos de Cristo” 

¡Una tremenda verdad,  que habiendo sido diagnosticada, nunca ha sido tratada.! Cristo en toda su dimensión, no ha estado totalmente en el centro de nuestro Carisma.

El Papa, creo que lo ve también así.  En el encuentro con la Familia, con motivo de los 100 años de fundación, entregó un muy claro mensaje al respecto y no está claro que lo hayamos sabido oir: “¿Cuándo un camino, una ayuda, no es cierto, no es verdadero? Cuando se descentra. El centro es uno solo: Jesucristo. Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a Jesucristo. Toda espiritualidad, todo carisma, en la Iglesia desde el más variado a los más ricos, tiene que ser descentrado. En el centro está el Señor"

¡Esto nos lo dijo a nosotros!

Creo muy sinceramente que aquí está el tema central y de fondo de nuestra actual crisis.

Es cierto, en las declaraciones y comentarios el problema actual parece estar marcado por: La falta de transparencia y de una mayor verdad. La causa real y efectiva del exilio. La revisión de algunos principios, en su formulación y/o aplicación pedagógica, como el paternal-filial, y la necesaria adecuación a nuestro tiempo, pero poco o nada se habla de nuestra falta de centralidad en Cristo. 

No cabe duda que  el padre fundador,  nos ha entregado un gran carisma y que ha sido una muy eficiente causa segunda.  Se señala que el padre ha sido un camino para explicar y entender a Cristo, que tenemos permanentemente al Cristo Eucarístico, que nunca hemos negado que el centro de nuestro carisma es Cristo. Pero en definitiva hay más relación con el vocero que con el verbo.

El centrarnos tanto en el padre, ha contribuido también a encerrarnos y  no salir a la Iglesia y al mundo. De alguna manera nos hemos marginado o nos marginan por nuestro lenguaje particular y porque nos sentimos un Movimiento único, “Una creación y ocupación predilecta de Dios,” o nos referimos  “al Misterio de Schoenstatt,” entre otros conceptos cuestionados por Tromp ( Decreto complementario dirigido a las Hermanas de María del 10 de agosto de 1951). Todos los cuales pueden ser visto por otros como una gran soberbia que nos termina distanciando.

En nuestro Movimiento, la visión de Jesucristo, de María y de la Iglesia pasa siempre por la causa segunda; nuestro padre.¿Es así en todos los demás carismas? ¿Es el camino de los grandes carismas como el de San Ignacio o San Francisco? Sin duda que estas corrientes centenarias tienen un alto valor a grandes santos de nuestra Iglesia, nunca han dejado de tener a Cristo privilegiadamente en el centro.

El Papa nos dice:  El centro es uno solo: Jesucristo. Cuando yo pongo en el centro mis métodos pastorales, mi camino pastoral, mi modo de actuar y todo, descentro a Jesucristo.”

Nuestro Carisma solo tiene sentido en  Cristo y para la Iglesia. No tiene sentido para guardarlo como una piesa preciosa para nosotros y tampoco para transformarla en un culto a la personalidad.

Primero es claro que somos un movimiento católico y por lo tanto seguimos a Cristo. Pero en la realidad, que es más importante que la idea, como nos señala el Papa, esto no tiene mucha expresión concreta. La formación en nuestro movimiento es casi una competencia por saber más del fundador, lo que está muy bien, pero es muy pobre en el conocimiento bíblico, que es nuestra principal fuente.

En mi  larga vida en Schoenstatt, no recuerdo muchas reuniones que hayan partido o terminado con una reflexión del evangelio. Menos estudiar la lectio divina, (metodología de reflexión y oración de un texto bíblico, utilizada ya por los primeros cristianos), tampoco recibí una formación en elementos de Cristología y otros. Pero si de Mariología.

Segundo somos un Movimiento de Iglesia a la que queremos renovar. Pero a la hora de la verdad hay una pobre y escasa preocupación e interés de la mayoría por leer los documentos que son emanando de ella. En los 10 años  de formación en la Federación de Familias, salvo la “Humanae Vitae”(1968) no estaba considerado otra encíclica u otros documentos como parte del  plan de formación. Solo quedaba a interés de cada uno.

Celebro con mucha alegría que el padre Patricio Moore en su intervención para la obra familiar, haya ratificado lo imperioso que el Movimiento debe centrarse más en Cristo. No me extrañaría que no haya sido del agrado de todos, ya que por una falza lealtad al padre, no siempre hay una disposición a revisar y replantear aspectos de su carisma.

El Papa Francisco en el encuentro con nuestros padres les decía; “La fidelidad, el mantener puro el carisma, no significa de ningún modo encerrarlo en una botella sellada, como si fuera agua destilada, para que no se contamine con el exterior”.[1]

Creo que el centrarnos más en Cristo, será un salto megalítico para el Movimiento, que vendrá a generar un nuevo aire y nueva vida, porque el Carismo alcanzará su mayor esplendor, siendo la base de esta refundación tan necesaria y urgente

 

Escuchemos, reflexionemos y pongamos en práctica lo que nos dijo el Papa.

 

Comentarios
Total comentarios: 4
10/07/2020 - 21:30:19  
Felicito Pato tu diagnóstico-conclusión en tu columna. Un cálido abrazo

Maria Angelica Medina Kluss
Olmue
10/07/2020 - 15:19:28  
Hola Patricio, después de leer tu columna, me quedé reflexionando sobre mi vida espiritual en Sch, Te iba a escribir, pero justo vi el comentario del p. R. Fernández en youtube. Solo comentarte que mi espiritualidad dentro de Schoenstatt..y creo que el de muchísimos, vivimos nuestra espiritualidad teniendo a Cristo en nuestro corazón con la misión de llevarlo a los demás... Partiendo por la CVP, la Mater lleva a Cristo a todos los que necesitan de un encuentro personal con él. En nuestro Santuario Valle hermnoso, nuestro Ideal es :Ser pesebre vivo para la Iglesia y el Mundo, eso significa llevar a Cristo a los demas; María como colaboradora con Cristo en la redención del mundo, etc etc etc. El padre Rafael lo expresa muy bien...Me gustaría que tu comentario lo hagas a nombre propio y no incluyas a todos en tu pensamiento. Te invito a ver el video: ¿Dónde está Cristo en Schoenstatt? del padre Rafael Fernandez. Muchos saludos

Veronica Mckay
Santuario VAlle Hermoso del Niño Jesús
09/07/2020 - 11:41:40  
Lo primero: Jesús no es celoso de su Madre. Nunca nos va a reclamar que nos centramos poco en Él, si estamos centrados en Ella. Y Ella siempre nos conducirá a Él y a la Trinidad. Incluso, si toda nuestra vida espiritual estuviera centrada en San José, por ejemplo, Jesús estaría feliz de que honremos a su padre adoptivo. Jamás nos reclamaría por eso.
Segundo: Jesús no es "Cristocéntrico". Toda su vida se orientó a "Mostrar al Padre". Él y el Padre son uno solo. Y nuestro movimiento sigue a Cristo, es Patrocéntrico, junto a Él.
Tercero: cuando el Papa Francisco nos llama a seguir a Cristo, no a nuestras propias ideas, nos indica que debemos seguir la voluntad de Dios en definitiva, y no nuestros planes e ideas propias. No está criticando nuestra devoción a María, que el comparte.
Cuarto: Somos una "Creación predilecta de Dios": el PK ha explicado ampliamente esta afirmación, y en resumen, es la "percepción sicológica" que debería tener toda persona, y todo movimiento eclesial. No exclu

Pablo Navarro
Matrimonios
09/07/2020 - 08:32:54  
Vaya Patricio. Que gran columna.
Y que trompetada de claridad, en las horas mas oscuras.
Francisco lo dice con todas sus letras
Mientras todo Schoenstatt se empeña -con razón- en entender las verdaderas razones del exilio de Milwaukee, quizas la crisis más profunda hunde sus raíces en otro exilio, el del Cristo de los Evangelios.
Quizás si Schoenstatt Chile escucha y mira de nuevo, si revisa su propia historia con menos certezas y más humildades, si abandona sus espacios de confort para salir a encontrar los desafíos reales del mundo real... tal vez aun tenga algo que decir en la Historia grande de nuestra Iglesia, de nuestro país y de nuestra Latinoamérica.
Gran columna Patricio. Ojalá aún sirva.

Henry
Bellavista
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