FLASH JK - Cuentos Cortos sobre el P. Kentenich - Leer todos
| Schoenstatt Vivo Schoenstatt VivoAl comenzar el Año del Padre, el 15 de septiembre de 2017, Susy Jacob, periodista que participa en el Movimiento Apostólico de Schoenstatt en la ciudad de Punta Arenas, al sur de Chile, se propuso buscar, recopilar y reescribir pequeñas anécdotas sobre el Padre Kentenich, testimonios de otras personas, que ayudaran a conocerlo mejor y así acercarse más a su persona y carisma; las envió semanalmente a través de redes sociales durante el año jubilar. Ahora lo hacemos aquí en Schoenstatt Vivo.
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Confianza Ciega
El Padre Kentenich vivió innumerables momentos de dificultades, pero siempre mantenía la calma y la tranquilidad. Él decía "el gran secreto de mi tranquilidad soberana y de mi confianza filial es: ¡Yo he sellado la alianza de amor con María!"
Una anécdota: El 8 de agosto de 1947, después de varios días de fuertes tormentas, el Padre Kentenich viajó en avión desde Chile hacia Argentina acompañado por cuatro Hermanas de María. Durante la Semana de Octubre, en Schoenstatt, comentó: "cuando sobrevolamos los Andes, vivimos una situación sumamente peligrosa. En este caso el vuelo fue doblemente peligroso, porque inmediatamente antes se habían caído tres aviones. Nadie quiso subir al avión. Así fue que tuve para mí solo un avión de 21 asientos. Aunque en realidad no para mí solo, ya que conmigo viajaban cuatro Hermanas de María. Aparte de nosotros, nadie más se animó a tomar el avión".
La Hermana M. Ursula recuerda ese momento: "Las Hermanas subimos con mucho miedo a ese pequeño avión. A mí me tocó sentarme al lado del Padre. El avión ya había alcanzado una altura considerable cuando repentinamente se escuchó un gran grito de todas nosotras: de golpe el avión había perdido 90 metros de altura. Sólo el Padre mantuvo la serenidad. Nada logró conmoverle. A pesar de las muchas turbulencias, el Padre se levantó y se acercó a cada Hermana preguntándole cómo se sentía, porque hubo hemorragias nasales, vómitos y malestar cardíaco. Nos decía una y otra vez: "No se preocupen, la Virgen está con nosotros en el avión. Con seguridad Ella nos conducirá a nuestro destino".
Al hablar de este suceso en aquella Semana de Octubre, el Padre agregó: "Las Hermanas que estaban conmigo, literalmente estaban muriéndose. Pero todo se revirtió y salió bien. Como lo de morir todavía no resultaba, regresó poco a poco la vida".
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El arte de escuchar
Una persona sensible y dispuesta a escuchar a Dios y a los hombres. Así era y vivía el Padre Kentenich. Él pudo percibir los deseos e intenciones de Dios y de los hombres, no sólo oídos abiertos, sino sobre todo con un corazón abierto. Quien hablaba con él encontraba oídos atentos, aceptación y reconocimiento incondicionales. El Padre era también capaz de escuchar e interpretar lo que no se decía. Los encuentros con él eran a menudo un encontrarse en lo profundo del corazón, un entenderse sin muchas palabras.
Una anécdota: A menudo el Padre Kentenich escuchaba a su interlocutor con los ojos cerrados. Esto ponía inseguras a algunas personas que se preguntaban si les estaba escuchando o dormía. Pero cuando el interlocutor callaba y se generaba una pausa más larga, el Padre tomaba la palabra y decía: "siga hablando, lo estoy escuchando con atención". En una carta a un sacerdote el Padre le escribió: "esfuércese conscientemente por el arte de escuchar, vale decir, de escuchar con atención y percibir incluso lo que no se dice, y también el arte de saber guardar un silencio lleno de empatía".
Así era nuestro Padre, todo oídos. Y uno se va dando cuenta de que escuchar bien es, a veces, un arte más grande que el de hablar bien.
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Alianza de Amor sin complicaciones
Una de las características del Padre José Kentenich era su gran paciencia y simplicidad pedagógica para que entendiéramos su mensaje.
Para él, el tema de la Alianza de Amor con la Virgen María era algo sencillo. Lo central es entregarle a Ella el corazón en la Alianza de Amor y lo demás viene solo.
Una anécdota. Unos jóvenes que recién se incorporaban al Movimiento fueron a conocer al Padre a Milwaukee y en su reunión con él le hicieron muchísimas preguntas sobre el sentido de la Alianza de Amor. El Padre les dijo en unos cuántos puntos todo lo que necesitaban para comprender el mensaje central de Schoenstatt:
-Schoenstatt es vida y crea vínculos tanto religiosos como humanos.
-No tengan miedo y confíen en la Mater que ella los va a guiar siempre.
-Cuiden de visitarla seguido y llévenle los aportes al Capital de gracias.
-Cultiven la conciencia de misión y siéntanse instrumentos en sus manos.
-Manténgase muy unidos y desarrollen los vínculos como familia entre ustedes.
-Conquisten otros jóvenes y hagan crecer el Movimiento.
-Como latinos que son cultiven los afectos y denle todo el corazón a María.
-Sean generosos y radicales en la entrega, no sean mediocres ni tibios.
-María siempre nos lleva a Cristo y con El al Padre, déjense llevar por ella.
Después les bendijo solemnemente una imagen de la Mater y escribió al dorso en latín: "MATER PERFECTAM HABEBIT CURAM ET VICTORIAM", que traducido significa "La Mater cuidará perfectamente y triunfará" y puso su firma completa: J. Kentenich.
Así de sencillo es el mensaje de la Alianza de Amor para el Padre, entregarle nuestro corazón a Ella como niños y ofrecerle capital de gracias; y Ella se encargará de todo lo demás.
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Darle a la Virgen un sitio de honor en los hogares
Para el Padre Kentenich la Familia era fundamental. Siempre recalcó que la familia es la gran escuela de amor, que Jesús, que venía a construir un mundo nuevo, pasó 30 años junto a María y apenas 3 años predicando en público. De Él aprendió María la importancia de la familia. Por eso, donde Ella iba, creaba un ambiente de hogar. Así fue en su vida en la tierra y esa es la gracia que Ella reparte ahora desde el cielo.
Una anécdota: Mientras vivió en Estados Unidos, el Padre se dedicó especialmente a acompañar a matrimonios que lo visitaban en su parroquia. Muchos de ellos tenían conflictos matrimoniales o en la educación de sus hijos. A todos ellos el Padre los invitó a llevar a la Santísima Virgen a vivir a sus hogares. "Si ya resulta difícil hacer que reine la gracia en uno mismo como persona, parece casi imposible llegar a ser una familia según el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret... Tomen la imagen de la Santísima Virgen y denle un sitio de honor en sus hogares. Así sus hogares se convertirán en pequeños santuarios en los cuales esa imagen de gracias derrame sus gracias, genere una santa tierra familiar y forme santos miembros de la familia... Lo que voy a decir es de importancia elemental para el futuro: Todo lo que es válido para el Santuario Original y los santuarios filiales, es válido también para el Santuario Hogar". En esto último se refería a las gracias del Santuario (cobijamiento, transformación y envío apostólico).
El Padre Fundador ve una estrategia divina detrás de ello, la renovación del mundo debe partir de los hogares. En ese círculo pequeño e íntimo, la Mater quiere realizar su misión, al renovar la familia y educar hombres nuevos para el mundo.