DARWIN Y LOS VARONES

En las últimas semanas, y en el contexto de algunos aniversarios de la vida de Charles Darwin, hemos visto desfilar por nuestro país (Chile) a una serie de expertos de alto nivel. Todos ellos gozan de...

| Padre Enrique José Grez López Padre Enrique José Grez López
En las últimas semanas, y en el contexto de algunos aniversarios de la vida de Charles Darwin, hemos visto desfilar por nuestro país (Chile) a una serie de expertos de alto nivel. Todos ellos gozan de fama mundial en los más diversos ámbitos del saber académico, aplican los métodos y categorías evolucionistas en sus campos, y esparcen sus doctrinas en este año de jubileo civil darwiniano. Sus planteamientos son de sumo interés y de alcances insospechados, atravesando desde la biología hasta la literatura, pasando por la geografía, la historia, la psicología y hasta las ciencias políticas. Hoy el darwinismo "la lleva", como ayer el análisis marxista o el freudiano. Como cada paradigma del pensamiento presenta, a mi modo de ver, el desafío de incorporarlo críticamente a nuestra reflexión. Como todo sistema de pensamiento nos aporta conceptos claves para comprender el cómo de nuestra realidad, pero llevado al extremo y constituido en religión es nada menos que un ídolo más. Uno de los temas más debatidos en nuestro medio nacional es el de los géneros. Sorprendentemente para muchos el neo-darwinismo plantea con seguridad la diferencia entre varón y mujer, sus actitudes, estilos, roles familiares, mutuas relaciones. Son interesantes las características que plantea porque dividen aguas en la actual confusión de los sexos. Sin embargo, la identidad defendida por el darwinismo nos presenta, quizás con la mejor de las intenciones, una caricatura de varón, macho competidor, animal adúltero orientado exclusivamente a la perpetuación de la especie. En estas mismas semanas, jóvenes universitarios de Schoenstatt, representando a las ramas de Chile, han acordado ahondar en el tema del varón. Eso sí que el horizonte desde el que se ubican es el del ideal, y bajo la perspectiva de lo que anunciaba el Padre José Kentenich. Sería interesante que esta visión enaltecedora de los hombres pudiera ser contrastada con la que nos ofrece el tiempo, rescatando lo que de positivo él nos muestra y a la vez complementando con el aporte de una visión religiosa, que no por ello anula al hombre, sino que muestra lo mejor de él.
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